La excavación de la fosa común de Parasimón descubre a doce fusilados
Cuencas
El trabajo ha sido financiado a través de un crowfunding impulsado por la familia de una de las víctimas
03 Jun 2018. Actualizado a las 17:39 h.
Después de cuatro años en barbecho desde los primeros trabajos de prospección de las dos fosas comunes de Parasimón, en el concejo de Lena, la excavación de una de ellas ha dado comienzo. El proyecto no ha sido nada fácil teniendo en cuenta el carente apoyo financiero, el que llevó a la familia de Luis Cienfuegos, uno de los fusilados entre el seis y nueve de noviembre de 1937 mientras era trasladado a la cárcel de León, a lanzar una campaña de crowfunding para conseguir los medios económicos mínimos para que los trabajos pudieran realizarse.
El objetivo de esta empresa no se reduce a la mera localización de cadáveres, sino que se plantea como una investigación completa, que quiere descubrir desde la identidad de los represaliados a lo que sucedió con exactitud con el fin de restituir la memoria y la dignidad de las víctimas. Al frente del proyecto profesional se encuentran Antxoka Martínez Velasco, arqueólogo responsable de la excavación de la Sociedad de Ciencias de Aranzadi, y Francisco Etxeberría, antropólogo forense de elevado prestigio. Tanto ellos como el equipo que dirigen participan de manera voluntaria, sin contar con ninguna retribución al respecto.
«El proyecto sigue los cauces ya avanzados en los trabajos de prospección de 2013 y 2014, en los que ya pudimos comprobar la existencia de una línea de fusilamiento y luego la fosa como tal», explica Martínez. Gracias al apoyo de 150 personas e instituciones que han colaborado desinteresadamente para que el trabajo se realizase, cuatro años después de los primeros pasos se han puesto manos a la obra. «Hemos ido directos al lugar que teníamos señalizado, lo que reduce el tiempo y los esfuerzos porque no hay que ponerse a buscar», comenta. Ha sido tras conseguir alcanzar la cifra óptima estipulada, que rondaba los 7.300 euros y que permitirá profundizar en la investigación posterior a la exhumación de los cadáveres.
Aunque las labores dieron comienzo hoy, la excavación de la fosa está casi concluida. En ella han aparecido nueve cuerpos, aunque «algunos de los restos humanos están solapados y quizás pudiera haber más», sostiene Martínez. Y estaba en lo cierto, ya que una vez concluidos los trabajos la cifra asciende a doce. Junto a ellos apenas han aparecido objetos. «Los limpiaban por completo, dejándoles lo mínimo indispensable», comenta. Razón por la cual tan solo han aparecido tres cucharas, un utensilio, según apunta el arqueólogo, común entre los presos.
En cuanto al estado de conservación de los restos hallados, Etxeberría asegura que «se ven perfectamente y se detecta la distribución de todos los individuos en la fosa». No obstante, los huesos se encuentran en un estado muy frágil. Según apunta el forense, responde a la corrosión por la acidez del agua de lluvia. Pero se muestra optimista, ya que «hay huesos y dientes suficientes como para hacer los análisis. Así que la tarea de laboratorio se podrá realizar sin mucha dificultad». Será entonces cuando se podrán revelar datos relativos a la estatura, sexo y finalmente, identidad de la persona.
El problema
Se hace difícil estimar cuánto tiempo llevará a estos profesionales llegar al fin último: la entrega de los restos a los familiares. «Si tuviéramos recursos económicos de sobra para meternos en un laboratorio de genética inmediatamente, sería cuestión de un par de meses», mantiene Etxeberría.
El tiempo y los esfuerzos invertidos son, pese a las circunstancias, admirables. «Entendemos que es una cuestión de derechos humanos y aportamos nuestro trabajo a la causa», afirma Martínez. «Los sentimientos no prescriben», sostiene por su parte Etxeberría. «Aunque haya quien considere que desde el punto de vista penal son hechos prescritos, para las familias no hay fecha de caducidad. Se puede mirar a otro lado pero eso no lo va a solucionar». Para el forense no se trata solo de exhumar, «es necesaria una política que respete la Memoria Histórica en su totalidad. Hay una inacción por parte del Gobierno Central que llama la atención hasta a las Naciones Unidas», declara.
La negativa a olvidarse del olvido
También han colaborado en labores más sencillas familiares y amigos que se han acercado hasta la zona, siempre bajo la supervisión de un profesional. Avituallándose de lo más sencillo, juntos han aportado su tiempo y conocimientos por una noble causa. La negativa a olvidarse del olvido es la que les empuja a no abandonar aun con las condiciones expuestas. Una cuestión que sería sencilla si se contara con el respaldo real de los que abogan por enterrar un pasado inconcluso.