La Voz de Asturias

Una «guerrera» de 16 años para defender el futuro de la ganadería asturiana

Comarcas

J. C. Gea Redacción

La joven de Cangas del Narcea Sonia Martínez, imagen de la nueva campaña de la IGP Ternera Asturiana, personifica la voluntad de seguir con el modo de vida y producción de sus padres y abuelos

01 Mar 2017. Actualizado a las 07:11 h.

El pasado mayo, Sonia Martínez Martínez acompañaba a su padre y su tío en la feria de ganado de Gedrez. Como hace desde bien pequeña, la joven ayudaba a pasear las vacas y a lucirlas; y lo hacía con tal remango, para sus 16 años, y con tal mimo, que llamó la atención de Jaime Santos, encargado de la comunicación y la imagen de la IGP Ternera de Asturias. Le pidió permiso para una foto que aparecería en la web de la marca. Y unos meses después, en diciembre, se volvió a poner en contacto con ella para una propuesta de mayor envergadura. Es así como esta hija y nieta de ganaderos de Las Cuadriellas, Cangas del Narcea, acabó por convertirse en la imagen de «15 Años poniendo corazón», la nueva y recién estrenada campaña de la IGP Ternera Asturiana. Sonia es la cara en carteles y trípticos publicitarios y la protagonista de uno de los spots televisivos. Pero es también algo más que eso, como destacaba ayer Jaime Santos en la presentación de la campaña en Gijón: una auténtica «guerrera» en la nueva linea de defensa de los valores, la forma de vida y de producción que hay detrás de todo esto.

«No me importa que me presenten así. A mí siempre me gustó apostar por lo nuestro. No me gustaría que se perdiera toda la tradición asturiana, la forma de vida que llevo con mi familia y lo que hacemos. Sería algo muy duro y muy triste ver que se cae todo esto», comenta Sonia Martínez Martínez con el mismo aplomo con el que afrontó las cámaras en el rodaje o el lunes, durante la presentación de la campaña que protagoniza en el paraninfo de la Laboral, en Gijón. Pero su lugar no es ese. Ella lo tiene claro. Las raíces de su familia son hondas en Las Cubiellas y alrededores. Sus padres, José Luis y Rocío, y antes sus abuelos, nacieron allí. Se ha criado junto a ellos y en la familiaridad más absoluta con el ganado, que ya criaba su abuelo y que cuidan también su padre y su tío en una explotación que alcanza las 40 cabezas. Desde bien niña siente pasión por los animales y tiene claro que su vida va en esa dirección.

La pequeña Sonia Martínez, con cuatro años, abraza a la xata «Golondrina» en una feria en 2004

Hay testimonios. Como la fotografía en la que aparece con cuatro añinos abrazando a una xatina, Golondrina, a los pies de la madre de la ternera, una vaca llamada Salmantina que llegó a ser campeona nacional y a la que hubo que sacrificar «de muy vieja, con 19 años». «Tengo un hermano de 12 años, y a él no le gustan nada los animales. A mí me pasa lo contrario desde muy niña. Nunca les tuve miedo. Mi padre es muy aficionado a los concursos, va desde siempre a Cangas y por ahí con las vacas, y yo le acompañaba. Iba a la cuadra, jugaba con los xatos, y mi tío, al que también le gustan muchísimo los animales, me enseñó después a pasear las vacas en los concursos», recuerda Sonia.

Ese contacto sigue formando parte de su día a día. Aunque está acabando la ESO en el instituto de Cangas -cumple 17 en marzo- sigue pendiente de lo que hay que hacer con el ganado. « Los lunes y miércoles no puedo, pero los martes y jueves o viernes por la tarde, sí, ayudo en las cuadras. También los fines de semana. Por la mañana, cuando me levanto, barro, cuido las vacas, las limpio y ayudo a prepararlas, echo una mano con las cebas…» Eso no le impide -asegura- llevar su vida normal y aprovechar su ocio de finde. «Pero si tuviese que quedarme», asegura, «tampoco me importaría».

No se siente del todo sola en esa vocación. «Tengo un amigo de mi edad, casi vecino, que vive aquí un poco más abajo y al que también le gustan los animales muchísimo. Y otro amigo, pero casi en el puerto de Leitariegos», aclara. «Y a mis amigas, aunque no tengan vacas, también les gusta lo que hago y les gustan los animales. Me apoyan mucho e incluso vienen a verme a los concursos y me animan». No piensa en absoluto en dejar esa vida, su familia, sus animales y las diez casas de Las Cuadriellas.

«Me gusta vivir aquí, en esta tranquilidad. Hay pueblos menos tranquilos, por los que pasan coches, y eso ya no me gusta. Ni la ciudad; no me gusta su ruido ni los agobios de gente. No sé qué sería de mí si tuviera que vivir lejos de todo esto y de los animales», apunta Sonia. Y nada debería, en principio a obligarla a ello porque su vocación pronto tomará el cauce académico que necesita para garantizar que dentro de unos años dentro de unos años se verá como quiere verse: «Aquí, en Las Cuadriellas, trabajando en lo que me gusta y siguiendo con todo esto». Le espera, primero, un módulo de Agraria de grado medio y luego uno superior de Técnica de Sanidad Animal.

Con todo, esta futura ganadera casi lista para coger el testigo, tiene claro que las cosas «no son fáciles» para el sector. «A ver: sin subvenciones y sin gente que nos apoye desde fuera y esas cosas, resulta todo muy difícil. Aunque yo quiera tirar para adelante con todas mis fuerzas, eso no es suficiente. Siempre tiene que haber una ayuda», advierte Sonia Martínez. De ahí que esté especialmente de acuerdo con los objetivos de la marca que la ha escogido como emblema de futuro y pujanza. «Lo que están haciendo en la IGP Ternera Asturiana está muy bien, es el tipo de trabajo que debería de hacer todo el mundo: intentar vender lo nuestro fuera de aquí». Con su vara en ristre y el corazón verde y blanco del logo a modo de escudo, Sonia ya está en ello.

Sonia Martínez

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