La Voz de Asturias

Cuco Ziganda, tres años después: «Al Oviedo de Calleja le doy todo el mérito del mundo»

Azul Carbayón

Pablo Fernández Oviedo
José Ángel Ziganda, en El Requexón, durante su etapa como entrenador del Real OviedoJosé Ángel Ziganda, en El Requexón, durante su etapa como entrenador del Real Oviedo

La Voz de Asturias entrevista al técnico que más veces ha dirigido al Real Oviedo en toda su historia en Segunda División. Se trata de su primera entrevista hablando del club azul tras su salida en 2022

04 Mar 2025. Actualizado a las 08:00 h.

Es, con 101, el séptimo entrenador que más partidos ha dirigido en la historia del Real Oviedo. Si hablamos solamente de la etapa del club azul en Segunda División, nadie supera sus 98 encuentros. Es José Ángel Ziganda (Larrainzar, Navarra; 1966) y, a excepción de un pequeño paréntesis en el que analizó -también para este diario- la agónica salvación carbayona de 2020, no ha concedido ni una entrevista para hablar del Real Oviedo desde su salida en junio de 2022. Hasta ahora. LA VOZ DE ASTURIAS charla con el Cuco Ziganda sobre muchas cosas.

—¿Qué hace ahora?

—Ocupar el tiempo, eso es lo que hace un entrenador cuando no está ejerciendo su profesión. Hay mucho tiempo libre e intento hacer cosas que no puedo hacer cuando estoy entrenando.

—¿Por ejemplo?

—Familia, deporte y, como tengo tiempo, ver mucho, mucho fútbol. Veo lo que puedo el fin de semana y también entre semana, claro. Sigo la Segunda División de cabo a rabo y luego también veo otro fútbol que me gusta: Primera, Premier, otras ligas europeas… Soy un apasionado del fútbol y me gusta ver de todo, también para ver cómo trabajan los colegas de profesión otros métodos y otros tipos de estructura. Ocupo el tiempo sin problemas, la verdad.

—En la presente temporada, cada vez que caía un entrenador de Segunda sonaba usted.

—Bueno, puede ser [risas]. Es lo normal en el mundillo. Tampoco he estado muy al tanto, aunque alguna vez sí que es cierto que la oportunidad ha estado ahí. En todas ya te digo que no.

—¿Rechazó ofertas de fuera de España?

—Sí y no. Igual alguna rechacé, pero es que eran aventuras que en este momento no estaba dispuesto a afrontar. Si me hubiese surgido una oferta que me encajaba, en un país que me motivase, hubiese dicho que sí. Y esa no ha llegado todavía. También es verdad que cuanto más tiempo lleva uno sin entrenar las puertas se tienen que abrir cada vez más y hay que estar más predispuesto para explorar nuevos territorios.

—Lleva más de un año y medio sin entrenar.

—Mucho tiempo. La otra vez que había estado tanto tiempo sin equipo fue cuando salí del Athletic y cogí el Oviedo, pero creo que eso fue menos tiempo que el actual. O igual parecido, no sé. Lo que es seguro es que son las únicas dos etapas en estos 20 años en las que he estado sin entrenar.

—¿Cómo se explica lo del Huesca?

—Hablamos de lo mío o de lo de ahora.

—Empiece por el despido.

—Creo que se dio la tormenta perfecta. Fue un periodo complicado en el club, muy convulso y con muchas disputas tanto en el accionariado como en la directiva. Estaba a punto de explotar, se fueron jugadores en pretemporada, hubo lesionados y el ambiente estaba enrarecido en el campo por motivos institucionales. Y luego que no fuimos capaces de sacar resultados en ese inicio de temporada, claro, así que se cortó la cuerda.

—Y ahora están siendo la gran sorpresa de la temporada.

—Con un presupuesto muy, muy humilde, tiene muchísimo mérito lo que están haciendo. Hidalgo y los jugadores han dado con la clave para disputar los partidos. Defienden muy bien y no necesitan tener el balón para poder hacer daño. A base de contragolpes y de estrategia, sacando la mejor versión de gente como Soko, ahí están. Es de los equipos que más está disfrutando porque también es el que menos presión tiene.

José Ángel Ziganda, en su despedida en el Carlos TartiereReal Oviedo

—¿Por qué ha tardado tanto en conceder una entrevista para hablar del Real Oviedo?

—Primero porque soy así, no me prodigo mucho en entrevistas ni en los medios en general. Muchas veces por mi carácter, porque prefiero pasar inadvertido. Digo a uno que no y ya, para tratar a todos igual, digo a todos que no [risas]. Más por eso que por otra cosa en concreto.

—Se habló mucho de su salida en 2022 del Real Oviedo. ¿Cree que queda alguna duda?

—No, no. Para nada. Creo que todo quedó claro y que todo está bien. El recuerdo que tengo es impresionante y el que me traslada la gente cuando voy es parecido. Esta es una de las suertes que te da el fútbol, conocer un club y una ciudad como Oviedo y vivir una experiencia así.

—¿La rueda de prensa de despedida fue la más difícil de su vida?

—Pues no sé si fue la más difícil, pero lo que sí sé es que fue un momento muy, muy intenso. Por todo lo que estaba viviendo y por todo lo que había vivido. El club estaba dando pasos hacia delante y cada vez se estaba más cerca de luchar de verdad por algo muy bonito. También aquella temporada se creó una simbiosis preciosa entre la plantilla, los técnicos y la mayoría del entorno. Había muchas cosas a favor y por eso todo fue muy emotivo. En mi carrera deportiva, que no sé si buena o mala pero sí es larga, aquel día es uno de los que no se olvidan. Todavía me siento muy agradecido y afortunado de haber vivido todo aquello.

—Me consta que lo de Rubén Reyes y el Getafe antes de aquel partido en Las Palmas no sentó bien en el vestuario. ¿A usted le sentó bien?

—Fua, eso ya lo tengo olvidado. Al final todos intentan hacer las cosas lo mejor que saben y lo mejor que pueden, así que las decisiones de otros son eso, decisiones de otros. No hay mucho más. Ya me conoces y son cosas en las que no me tengo meter, pero de verdad que es algo que tengo muy olvidado.

—¿Aquel Real Oviedo 21/22 era equipo de playoff o no le alcanzó por algo? Sigue siendo el que más puntos hizo desde el regreso al fútbol profesional.

—Para mí sí éramos un equipo de playoff. Lo tuvimos a nada, en la nada, y se nos escapó de los dedos. Evidentemente sabemos como son los playoffs, pero tal y como estábamos y el tipo de equipo que éramos, creo que hubiésemos sido un rival muy duro. Teníamos posibilidades, lo tengo claro.

—Hace unas semanas hable con Rodri Tarín sobre el empate ante el Zaragoza y la derrota en la penúltima jornada en Las Palmas.

—Para mí, el día era el de Zaragoza. Ese era el partido. Es verdad que el de Las Palmas era un duelo directo y que dependíamos de nosotros mismos. Tal y como se nos puso, que nos adelantamos en el marcador, pues sí, teníamos que haber estado mejor. También hay que tener en cuenta que Las Palmas y su campo apretaron muchos, con un Jonathan Viera en plan estelar. Si contra eso tú no sacas tu mejor versión, te pueden ganar. Y así fue.

—¿Su sensación entonces es de que se perdió el playoff ante el Zaragoza?

—Ese día se nos escapó el playoff, sí. El de Las Palmas se puede dar, el del Zaragoza había que ganarlo.

—¿Qué recuerda de aquel partido?

—Un partido loco que el Zaragoza jugó muy suelto, sin la presión de jugarse algo. Fueron a Oviedo a disfrutar y al todo o nada, a ver qué les salía. Primero marcamos nosotros, pero luego nos remontaron antes del descanso. Me suena que fueron varias jugadas de estrategia, de córner e incluso de saque de banda. De córner en corto, para ser más específico, ahora que lo estoy recordando lo estoy viendo en mi cabeza. Aun así, empatamos prontísimo en el segundo tiempo y teníamos tiempo, pero no se dio. Fútbol, una más.

—Borja Bastón falló un penalti, incluso.

—Pues no me suena, eh. Y si lo falló, creo que fue al principio.

—No, no. Lo acabo de mirar: falló un penalti en el minuto 71.

—Ostras, pues tienes razón. Con 3-3. Madre mía, pues ya lo había olvidado. Recuerdo a Cristian Álvarez parando varias, pero no que fuese un penalti. Pues fíjate.

José Ángel Ziganda, en el banquillo de El ToralínReal Oviedo

—¿Cuántas veces cree que se jugó el puesto como entrenador del Real Oviedo?

—No las tengo contadas [risas]. En ese sentido soy capaz de abstraerme bastante del ambiente y del entorno, no terminaba de entrar en ese juego porque creo que no ayuda. Tampoco estaba en mi mano, así que pasaba de ello. Me suena, básicamente porque fue muy comentada, la victoria en Ponferrada en esa 21/22, que ganamos al final con gol de Bastón. Y me acuerdo porque me la han sacado muchas veces, no porque llegase a ese partido sabiendo que me podían despedir. Ya sabes que de lo que se cuece entre bambalinas muchas veces nosotros, los protagonistas, somos los últimos en enterarnos.

—¿El jugador 'más Ziganda' en su época en Oviedo?

—El 'más Ziganda'… [piensa]. En el campo, eh, hablando solo del campo, igual te diría Alejandro Arribas, fíjate.

—Del once inicial del Real Oviedo actual, lo único que queda de su Oviedo es el Costas-Calvo.

—Dos jugadores TOP en la categoría, muy fiables. David (Costas) ha tenido problemas con las lesiones, pero cuando está bien físicamente es de los mejores. Y Dani igual. Son una garantía. Tú en un equipo pon a David y a Dani atrás y luego pon lo que quieras delante de ellos.

—Ambos dijeron el año pasado que con usted ya defendían alto y que eso les ayudó cuando vino Carrión.

—Es que era verdad, sí. Luego hay estereotipos o mantras que se van creando y alguno cala, pero tampoco voy a estar rebatiéndolo con la gente. Con esos centrales, laterales rápidos y gente que entendía el juego, ese equipo defendía alto e incluso algún día marcó al hombre. Luego es verdad que dependiendo del marcador y esas cosas típicas de la Segunda División pues podíamos esperar algo más, pero en general aquel Oviedo para nada fue un equipo defensivo. Ni muchísimo menos. Aunque cada uno tiene sus opiniones, claro está. Me alegro de que piensen eso David y Dani, es algo que comparto con ellos.

—El Real Oviedo de Javi Calleja. ¿Cómo lo ve?

—Pues veo lo que veis vosotros, claro.

—Bueno, usted bien sabe que en esto del fútbol siempre hay opiniones de todo tipo.

—¿Ah sí? Puede ser. En primer lugar, es dificilísimo estar primero [la entrevista se realizó con el Oviedo colíder, antes del partido ante el Deportivo]. Dificilísimo. Y ahí está el Oviedo, algo que tiene un valor tremendo. A partir de ahí, igual en los partidos no se está viendo un juego tan redondo como puede hacer a veces el Elche, por decir al equipo que seguramente mejor esté jugando. Y el Elche también ha tenido partidos malos, claro. Volviendo al Oviedo, es un equipo sólido, compacto, con gran plantilla y los jugadores enchufados. Si unes todo eso, acompañado de trabajo, te lleva a los primeros lugares de la tabla. ¿Qué más se puede pedir? ¿Que te gustaría jugar como el Liverpool y ganar? Pues sí, claro, pero estás en Segunda División y esta categoría es muy difícil. Al Oviedo de Calleja le doy todo el mérito del mundo. A la plantilla, al entrenador y a su cuerpo técnico.

—¿Conoce a Javi Calleja?

—No mucho, pero lo conozco. Tengo buena relación con Jesús Unanua (entrenador de porteros del Real Oviedo), aunque llevo un tiempo sin hablar con él. Cuando estaban en el Villarreal y yo estaba sin equipo hablé con Jesús y fui a verlos trabajar, por ejemplo. Lo que te dije antes, que cuando estoy sin equipo suelo ir a ver diferentes metodologías. No lo conozco de nada más.

—¿Qué jugador le gusta de este Real Oviedo?

—Me gusta mucho Ilyas Chaira. Evidentemente está Alemao, que a ver quién le dice nada, pero el que me gusta es Ilyas. Hace poco, en el empate en casa ante el Eldense, me puse a ver el partido y cuando vi que el Oviedo se atascaba un poco arriba ante un equipo bien plantado me di cuenta de que no estaba Ilyas. Ahí le echó en falta el equipo.

—Volvamos a su etapa en Oviedo. Antes de los derbis, todos los medios quieren hablar con usted.

—Me freís el móvil, sí. Me da un poco de cosa hablar en general, imagina antes de esos partidos. No me quiero equivocar y entonces me quitaba el marrón de encima.

—¿Hay receta en esto de los derbis? Su Oviedo ganó cuatro y empató uno.

—Es diferente a todo, porque el entorno contagia. Así que no hay receta. Lo único que vivíamos la semana de forma diferente, por mucho que dijésemos en las ruedas de prensa la misma semana de trabajo ya era diferente. Luego el objetivo era plasmar para bien toda esa tensión en el campo. Me sorprendió la dimensión y la intensidad de este derbi, no pensaba que fuese así. Eso sí lo puedo decir y llevo toda la vida en el fútbol. Como el derbi asturiano, nada. Y encima lo disfruté mucho, porque tuvimos resultados positivos. Vivir todo aquello es otro de los regalos que me ha dado el fútbol.

—¿Con cuál se queda a nivel futbolístico y con cuál se queda a nivel emocional?

—Futbolístico me quedo con el último, el 0-1 con El Molinón lleno y nuestra gente sin poder ir. Ese día jugamos muy bien.

—¿Y emocional?

—Emocionales son todos, claro, pero dada la clasificación y el momento de la temporada, seguramente me quede con el del gol de Borja Sánchez en la 19/20.

José Ángel Ziganda, durante el Sporting-Oviedo en El MolinónReal Oviedo

—Uno de los canteranos que más se asocio a su figura es Viti. ¿Qué sintió cuando se enteró de que fichaba por un equipo de Primera?

—Viti es de ese tipo de personas por las que no queda otra que alegrarse. Bueno, pero con matices. Como siempre he dicho, yo estoy educado de manera en la que me da pena que jugadores de la cantera se vayan tan fácil de los equipos. En Osasuna y en el Athletic, aunque evidentemente también depende del tema económico, es difícil sacarlos. Me duele cuando un canterano sale de su club, hay que hacer lo posible para que se quede porque para mí ese tipo de jugador da un valor intangible.

—Pero por él se alegró, vamos.

—Evidentemente. Me hace muy feliz su progresión como futbolista y los pasos continuos que ha ido dando en su carrera. Es un auténtico paisano.

—¿Le sorprendió su rendimiento como lateral?

—No me sorprendió, no. Me puede sorprender otro jugador como lateral, pero Viti no. Entiende el juego, tiene un gran físico y Carrión acertó ahí.

—A Borja Sánchez le han pasado muchas cosas desde que usted salió del Real Oviedo.

—Con nosotros dio una grandísima versión, ahí están sus números y todo el trabajo que nos dio. Esto último es importante, porque aun siendo un jugador muy especial por su talento y su forma de ver el fútbol, también aportó muchas cosas más allá de la fase ofensiva. No sé qué decirte. He seguido su carrera, claro, pero son situaciones y momentos de cada uno. Me da pena que no haya podido seguir con esa progresión que igual sí ha seguido Viti, porque Borja por talento y capacidades va sobrado. Por lo que sea, no ha sido así. Siempre les decía que en esta vida mejoras o empeoras, no hay más. Es una pena, porque por talento, fútbol y magia, Borja es uno de los elegidos.

—Lucas, Jimmy y Javi Mier, tres canteranos que jugaron mucho en su Oviedo.

—Lo que siempre destaqué de todos ellos es que mejoraban día a día por su forma de ser. Mejoran por cómo son, por cómo entrenan, por la formación que tenían. Cada mes iban a más. Son tres jugadores muy diferentes, pero con nosotros rindieron mucho y bien. Eran jugadores totalmente aprovechables en una plantilla que luchó por el playoff, como fue aquella 21/22. Recalcaría de ellos su forma de ser y trabajar, no regalaban nada.

—Y a Obeng se lo llevó a Huesca.

—Estuvo muy bien cuando jugó la segunda vuelta de la 22/23, hizo seis goles y nos ayudó mucho. Luego la pasada temporada sufrió mucho del tobillo, él quería jugar, pero no podía. Y Javi Mier ahí está, aunque no lo tuvimos el tiempo suficiente en Huesca para sacarle todo el rendimiento que tiene dentro.

—En diciembre de 2021 defendió a la cantera azul como pocas veces se ha visto en El Requexón.

—A ver, te digo lo de antes. Por mi forma de ver el fútbol y por cómo me han educado tanto en Tajonar como en Lezama, esa es mi forma de pensar. No es ni bueno ni malo, es el dónde te has criado. Y en el Athletic y en Osasuna no te puedes despegar de la importancia que tiene la cantera. Creo que el jugador de casa tiene ese intangible que, sobre todo en situaciones críticas, te dan algo más y son capaces de pensar más en lo colectivo que en lo individual.

—A Álex Cardero lo hizo debutar

—En la última jornada de la 20/21, sí. En Tenerife. Le veo más maduro. Se le veían ya muchas condiciones, muchas ganas de ser futbolista, con la pega de ese que quiere hacer más cosas de las que debe. Vale más tener ganas de más que de menos, eso seguro, pero todo en su justa medida. Le estoy viendo muy bien, al nivel del equipo y dando cosas cuando sale. Me alegro mucho por él.

—Hace no mucho, Julián Calero dijo que no haber apostado por Riki es su gran espinita. ¿La suya también?

—Espinita… No, creo que no. A ver, espinita. No sé cómo llamarlo. Riki está dando un nivel de mediocentro de alto rango en Segunda División. Y ya lleva varias temporadas así. Por un lado sí, tengo esa cosa de que si le hubiese dado más continuidad, por ejemplo después de aquella victoria en Sabadell en 2020… Recuerdo que aquel día jugaron casi todos los canteranos y Riki lo hizo bien, pero no le di continuidad. Lo he pensado más de una vez, sí. Pero bueno, Riki decidió coger otro camino y le ha ido bien. Sigo pensando que decidió él más que yo, algo totalmente respetable, ojo. Parece que de todos hablo bien, pero es que me identifico con esos canteranos porque han vivido cosas similares a las que viví yo. Creo que Riki, por cómo jugábamos nosotros, no se vio con la fuerza suficiente para intentarlo. Viti también tuvo esas dudas, por ejemplo, me decía que Sangalli era mi ojito derecho y que no iba a jugar, y al final mira.

—Vamos, que sí lo ha pensado.

—Sí, sí, pienso en el futbolista en el que se ha convertido. Ha crecido mucho. Al final uno no tiene la varita mágica de acertar con todos, he tenido la suerte de entrenar a muchísimos jugadores jóvenes y buenos y no siempre explotan contigo.

—Conoce bien Lezama, Tajonar… y El Requexón. ¿Cómo de necesaria es una nueva ciudad deportiva?

—Es muy importante, sí. Y más hoy en día, que hay muchísimas posibilidades para, con buenos medios, trabajar acorde a diferentes metodologías. Buenos campos, buenas estructuras… Todo eso es muy importante. El fútbol ha evolucionado mucho y quien se queda atrás, peligro. Y El Requexón no dejan de ser instalaciones de hace 30 años.

—¿Qué pensó la primera vez que pasó por la caleya de El Requexón?

—Lo conocía, eh, porque había ido con el Athletic. A ver, evidentemente tiene su lado romántico, tanto la carretera como ese sentimiento nostálgico de ir tanto de pequeño como ya de mayor. A partir de ahí, hay que evolucionar y mejorar. Se trata de sumar aspectos a favor para poder sacar el mejor rendimiento posible.

—¿Cómo vivió el playoff del año pasado?

—Lo que te decía antes, cada año se está dando un pasito y el objetivo cada vez está más cerca. Me acuerdo perfectamente del partido en Eibar, el de liga, que parecía que todo estaba perdido y al final entraron. Eso debió de ser un chute de alegría tremendo y el Oviedo hizo dos partidazos en la semifinal. Era el momento para dar el golpe, o eso parecía. Al final el playoff se te va por detalles y eso fue lo que pasó en Cornellá.

—«El potencial que veo yo es el de la rampa», dijo en su despedida, en referencia al recibimiento antes de un Oviedo-Ibiza. El año pasado en esa rampa del Tartiere pasaron cosas.

—Es que es lo que vivimos nosotros. Llegar y ver eso, uf. Era brutal, te ponía la piel de gallina. Tanta gente joven, tantos niños y niñas. Esas son las fortalezas de los clubes y la del Real Oviedo es enorme.

—¿Cree que hubiese congeniado bien con el Grupo Pachuca?

—Pues no lo sé. ¿Por qué no? Me considero una persona bastante racional, poco extravagante en mis decisiones o en mi forma de ser. Soy bastante sociable. Cuando voy a los sitios me gusta involucrarme y entender el porqué de las cosas. Sé bien que soy entrenador, que es una figura importante dentro del club, pero ni mucho menos la que más.

—Sigue manteniendo relación con mucha gente de aquí.

—Sí, sí. Con gente de Oviedo y del Oviedo. Me hace una ilusión tremenda mantener esa relación. Y luego con mi mujer me escapo todos los años y hacemos una visita. Y mi hija bueno, se escapa cada poco. Conserva amigas de allí y se puede decir que es una carbayona de adopción.

—La última. ¿En qué piensa si le digo Real Oviedo?

—Me estoy imaginando un buen final en mayo/junio. En eso pienso ahora. Cómo va a ser aquello, la que se puede montar en la ciudad. Y me puedo imaginar la emoción que se podrá vivir si todo sale bien. Y respecto a mí, al margen del momento actual del equipo, si a mi mujer y a mí nos nombran al Real Oviedo nos sale una sonrisa. Una sonrisa que significa ‘buah, qué tiempo tan bueno’.


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