El debut de Adri Lopes, contado por su otra mitad: «mi padre hizo una promesa y ahora le toca cumplir»
Azul Carbayón
Marcos Lopes, jugador del Vetusta y gemelo de Adri Lopes, habla con La Voz de Asturias horas después del debut de su hermano con el primer equipo del Real Oviedo
01 Nov 2024. Actualizado a las 12:25 h.
Real Oviedo-Levante, febrero de 2024. Cuartos de final de la Copa juvenil. El equipo granota llegaba a El Requexón liderado por Carlos Espí, un delantero tanque de 1,94 metros, pichichi de su equipo e internacional con España en categorías inferiores. Esa misma temporada, por ejemplo, Espí debutó con gol en Segunda División. Para frenar a tal morlaco, Paco Fernández no tuvo dudas: era el turno de los hermanos Lopes. El marcaje solidísimo sobre dicho delantero que aquel día se curraron Adri y Marcos los define bien como defensas, futbolistas y competidores en general.
«El martes me dijo que Rahim estaba sancionado y ahí ya empecé a temblar. Ese nerviosismo que comienza en la barriga ya apareció por entonces», cuenta Marcos Lopes (Oviedo, 2005) a LA VOZ DE ASTURIAS. Poco antes, en el Adolfo Suárez de Ávila, su hermano Adri Lopes (Oviedo, 2005) acababa de debutar con el primer equipo del Real Oviedo. Un sueño para cualquier canterano azul, que en el caso concreto de Adri comenzó en 2021, cuando el club le reclutó procedente del Astur. Marcos llegó al Oviedo dos años antes, en cadetes. «Se lo curró y se lo ganó, vamos, eso le define a la perfección. Es un tío que trabaja, se esfuerza, compite y no da un balón por perdido. Le pueden poner mil obstáculos delante que él los va a saltar mil veces. Y por eso está donde está ahora», explica Marcos Lopes.
Ganárselo, llegar, persistir y aprovechar la oportunidad, esa es la historia del debut de Adri Lopes. La generación de 2005 cuenta desde hace años con nombres marcados en rojo en el fútbol asturiano, desde Adri Fernández hasta Pelayo García, pasando por Cheli, Dieguito o el propio Marcos Lopes. Su hermano Adri llegó el último, sin hacer ruido, y se asentó como uno de los jugadores más fiables de la plantilla. Este verano saltó al Vetusta y en su puesto está Omar Falah, llamado a liderar el Vetusta e incluso con proyección de primer equipo. Omar empezó como titular, pero una lesión en la rodilla le abrió la puerta a Adri Lopes. El círculo se completó ya en el primer equipo, con Carlos Pomares en el dique seco y la sanción que nadie vio venir de Rahim. Ahí estaba la oportunidad.
«Le estuve dando la chapa durante dos días, preguntándole por si jugaba o no. Hasta ayer jueves por la mañana, casi al mediodía, no me confirmó que iba a ser titular. Imagínate mi reacción. Primero se lo dijo a mis padres, que son nuestros pilares y los que nos sostienen siempre. Luego ya lo puso en el grupo de los amigos, donde también estoy yo, y nada, ya puedes imaginar las respuestas. Grande, ánimo, honor, todas esas cosas [risas]», cuenta Marcos Lopes. Su hermano fue titular y en el primer balón controló hacia dentro y dio continuidad al juego. «Quedamos todos los amigos para verlo y cada vez que le hacían falta saltábamos todos del sofá y gritábamos a la tele», explica entre risas Marcos.
Adri Lopes cumplió sin problemas y en el 58' se fue al banquillo cuando Javi Calleja hizo un triple cambio buscando esa reacción que nunca llegó a producirse. «¿Y si yo también debuto este año? A mis padres les da una taquicardia, pero ojalá. Mi padre hizo en su día una promesa: si conseguíamos debutar en el Tartiere, se tatuaría la fecha del partido. No le gustan nada los tatuajes, pero lo prometió. Ya nos hizo el lío cuando la Copa juvenil, porque no era con el primer equipo y tal, pero ahora no se puede librar. Le toca tatuarse el debut de ayer y ya veremos si algún día tiene que tatuarse una segunda fecha».
¿Y la camiseta del debut? ¿Qué pasará con ella? «Se enmarca, no hay duda. Ya nos guardamos la camiseta azul con las que jugamos la Copa del Rey juvenil en el Tartiere, pues esta con más razón todavía. Se enmarca, se le pone su plaquita y se cuelga en la pared», finaliza Marcos Lopes. La otra mitad de Adri, un gemelo muy orgulloso.