Real Oviedo: el viaje del héroe
Azul Carbayón
09 Jun 2024. Actualizado a las 20:54 h.
Me gusta, aunque sea una simplificación muy burda de su trabajo, la idea de Yuval Noah Harari en Sapiens, de que los humanos somos animales que se cuentan historias y además se las creen. Mucho más de lo que quisiéramos reconocer los mitos y las leyendas están en la base de nuestra percepción del mundo, nuestras más firmes convicciones tienen a veces sólidas estructuras racionales pero otras tienen su origen en fábulas que se contaron primero muchas noches a la luz de una hoguera, de padres a hijos, hasta que se inventó la escritura para escribirlas.
A pocas horas de que comience el primer partido del playoff, me atrevo a decir que en el lore del fútbol no hay historia comparable a la del Real Oviedo y que la fuerza de su relato no tiene parangón. No hay historia en la mitología del fútbol como la de la remontada y la historia reciente del Real Oviedo es una larga remontada, una única. Es la remontada más difícil y la que se ha hecho desde una mayor profundidad. Nadie bajó a los infiernos, en plural, como el Oviedo porque lo hizo dos veces, con puntos negativos. Desde ahí hasta este partido para optar a subir a primera división se dibuja la trayectoria de una hazaña para la que nadie tiene ni gestos ni números que puedan igualarla.
El antropólogo Joseph Campbell dedicó su obra más conocida al monomito, al viaje del héroe, a analizar los esquemas comunes a gran parte de las leyendas, el periplo del campeón que debe abandonar su mundo cotidiano para adentrarse en lugares terribles, afrontar retos espeluznantes y regresar después, con ese bagaje aprendido para ser mejor y cumplir su destino.
Simplemente la trayectoria del Oviedo hasta esta tarde ya sería suficiente para contarla también entre estas pautas legendarias. Pero hay un huevo escondido más en esta historia y es la involucración de Santi Cazorla. El futbolista, que tras demostrar todo lo que se puede demostrar en un campo, tras tener que afrontar él mismo una historia de superación que muy pocos pueden igualar, volvió al equipo de su niñez, el regreso imposible a la infancia, para acompañarle. Y que simplemente lo hubiera hecho como un acto simbólico ya hubiera sido digno de elogio, pero es que saltó al campo a hacer álgebra entre las piernas de los adversarios y crear situaciones en geometrías que sólo él puede ver.
Contra todo y contra todos. El Oviedo, y bien lo saben los oviedistas, ha estado tantas veces tan solo en este camino que todo lo que le no le ha matado sólo ha podido hacerle más fuerte y también fue Nietzsche el que dijo que sólo quien ya ha perdido antes ya no le teme a la derrota. Las últimas injusticias apenas nos duelen en nuestra coraza.
Quién puede saber qué pasará esta tarde, y la siguiente tarde. Pero sólo haber llegado aquí ya es una de las grandes leyendas del fútbol universal, todos participamos, estamos amasando entre nuestras manos, de la creación de un mito que se despliega ante nuestros ojos.
Ya veremos que viene después. Después de la noche al despertar veremos que nos trae la mañana. Lo haremos como el Horacio que imaginó Thomas Macaulay, el héroe que se queda solo en el puente luchando contra todos los enemigos de Roma y dice: «¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?»