La 'doble DC' del Real Oviedo ya es centenaria: David Costas y Dani Calvo, cara a cara
Azul Carbayón
La Voz de Asturias entrevista a los dos centrales del Real Oviedo tras cumplir cien partidos cada uno con el club carbayón. El gallego y el aragonés repasan estos casi tres años vestidos de azul
29 Dec 2023. Actualizado a las 05:03 h.
Casi de la misma quinta, David Costas (Chapela, Pontevedra; 1995) y Dani Calvo (Huesca, 1994) son los únicos jugadores foráneos -es decir, no formados en El Requexón- del Real Oviedo actual en alcanzar los 100 partidos oficiales con la camiseta azul. 100, ni uno más y ni uno menos. De dichos 100 partidos, además, han jugado juntos en 73: más del 70%. Por ese motivo, y por el de llevar tres años liderando la defensa del Oviedo, LA VOZ DE ASTURIAS junta a los dos futbolistas en El Requexón y repasa con ellos su trayectoria en el club carbayón. David Costas y Dani Calvo, cara a cara.
—Llegan en el verano de 2021. ¿Se conocían?
—CALVO: Personalmente, no. Futbolísticamente sí, claro que lo conocía. Me había enfrentado a él varias veces y lo tenía muy controlado.
—COSTAS: Me acuerdo de jugar contra Dani cuando estaba en el Numancia y luego, años después, mi primer partido con el Almería lo juego contra el Elche en el que él estaba.
—Ambos fueron fichajes de Rubén Reyes.
—CALVO: Yo fui el último en llegar, ya estaban en el club Costas, Arribas, Grippo y Christian Fernández. Rubén Reyes me dijo que viniese, que un central salía fijo y que acabaríamos siendo cuatro. Finalmente fue Grippo el que salió. El Cuco decidía y en la primera jornada ya jugamos juntos. Y hasta ahora, casi.
—COSTAS: Y eso que yo no iba a jugar ese primer partido contra el Lugo, tuve molestias durante toda esa semana e iba a jugar Grippo con Dani. El jueves Grippo se rompió el aductor, creo que fue, y me tocó jugar tras estar una semana parado.
—¿Cuánto tardaron en saber que jugarían muchos partidos juntos?
—COSTAS: Puf, eso nunca se sabe porque pueden pasar muchísimas cosas. Te puedes lesionar, podemos estar jugando bien pero el equipo no ganando… no piensas en ello porque todavía es pronto. Ziganda nos dio continuidad y, poco a poco, ya vimos que la cosa funcionaba.
—CALVO: La primera vuelta aquella el equipo no estuvo muy bien, la verdad. Nos costaba ganar, pero nosotros ya estábamos asentados. No nos conocíamos de nada y necesitábamos jugar partidos juntos, pero para ser tan diferentes creo que a los diez partidos o así ya nos entendíamos muy bien. Yo sí que tardé poco en ver que el Cuco confiaba mucho en nosotros y que íbamos a jugar todo el año si no pasaba nada raro.
—¿Qué recuerdan de aquella 21/22 con el Cuco Ziganda?
—COSTAS: Tuvimos un inicio complicado, pero sí que es verdad que la plantilla había sufrido una remodelación tremenda. Muchísimas piezas nuevas y casi todas titulares. En la segunda vuelta se notó que se había hecho buena plantilla, pero no pudimos.
—CALVO: La segunda vuelta fue espectacular, solo nos faltó un gol al final. Ese partido en Las Palmas, y más cuando lo empiezas ganando… Estábamos cómodos, pero Moleiro nos metió un golazo desde la frontal y ahí ya dominaron. Si ese 1-1 tarda más en llegar, creo que no hubiésemos perdido. Y luego la exhibición de Jonathan Viera, claro. Tras perder en Las Palmas ya sabía que esa carambola -Las Palmas jugaba contra el Sporting y el Girona contra el Burgos- era imposible.
—Y llegó Bolo. ¿Les pedía cosas muy diferentes a las de Ziganda?
—CALVO: Defensivamente nos pedía poco, la verdad. Seguir como con Ziganda, básicamente. Con balón nos pedía cosas muy concretas, porque le gustaba jugar con los laterales muy altos. En particular no recuerdo nada concreto.
—COSTAS: Yo poco puedo hablar del Bolo entrenador, porque me lesioné en la segunda semana de pretemporada y después solo jugué dos partidos con él. Fuera del campo el trato fue cordial.
—¿Qué les dijo Álvaro Cervera el primer día?
—COSTAS: ¿Qué nos dijo el primer día? Fua.
—CALVO: Recuerdo que nos sacó una gráfica en la que explicaba cómo llegaban los goles en Segunda División. La mayoría eran tras centro lateral y en balón parado. Y en eso nos centramos. El balón le daba completamente igual y en ese momento salió bien. Ser prácticos nos sirvió para ganar bastantes partidos encajando muy pocos goles.
—COSTAS: Cervera lo decía siempre, «quiero jugar a que no pase nada». Y lo cumplía a rajatabla. Luego, si teníamos una, perfecto. Siempre nos repetía en los entrenamientos que cuanto más tiempo teníamos el balón más opciones teníamos de equivocarnos.
—CALVO: Para ganar había que aprovechar una o dos ocasiones que tuviésemos en ataque, si digo tres ya estaría siendo generoso. Y fuera. Y hubo muchos partidos en los que lo aprovechamos de verdad.
—¿Recuerdan muchas broncas en los entrenamientos?
—CALVO: [Risas] Recuerdo a Juanfran Moreno metiéndose en unos líos entrenando tremendos. Metía balones por dentro desde el lateral, recortaba o conducía y Cervera se volvía loco. No lo soportaba. Jugar con un compañero que recibía de espaldas estaba prohibido.
—COSTAS: No es que fuesen broncas, era el mensaje que quería transmitir. Tenía muy claro lo que no quería de su equipo y así lo transmitía. Él quería que llevásemos el balón a las bandas, porque ahí pasaban las cosas, pero tampoco es que te obligase a hacer solo eso. Por eso digo siempre que yo eché en falta personalidad en la plantilla, ahí teníamos que haber hecho más cosas según lo que nos pedía el juego. Al final fue un caos.
—¿En algún momento del curso pasado se vieron capaces de jugar playoff?
—CALVO: La dinámica era buena, pero los de arriba no fallaban. Recuerdo que el Albacete, que iba sexto, no aflojó en ningún momento. Ganaba y ganaba y la distancia no bajaba de cinco puntos.
—COSTAS: Era muy complicado porque, además, nosotros no íbamos sobrados en nuestros partidos. Todo era 1-0 y 0-1 y, aunque defendíamos bien, la sensación era que en cualquier momento dejábamos de ganar. Con Ziganda, por ejemplo, en la segunda vuelta ganamos muchísimos partidos con una contundencia considerable. El año pasado podía haber sonado la campana, pero qué va.
—Esta temporada, Cervera pasó a jugar con tres centrales para solucionar los problemas defensivos.
—CALVO: La temporada pasada no jugamos con defensa de cinco ni un partido y defendíamos bien. Este año empezó torcido, encajamos goles con cuatro sobre todo en centro lateral y probó con cinco. Al sumar un central más pues claro, es más complicado encajar, pero luego nos costaba un mundo arriba. Atacábamos mucho peor porque perdíamos un jugador en esa zona del campo.
—COSTAS: Personalmente, siempre me he sentido más cómodo jugando en defensa de cuatro. Todo es adaptarse, pero tal y como jugábamos nosotros acababas todo el partido defendiendo, todo el rato hundido en tu área. Cuando robábamos no teníamos una opción de pase para transitar, todo era muy complicado. El dibujo también sirve para lo que tú quieras que sirva.
—CALVO: El Elche en el que jugué yo, por ejemplo. O el Girona de Machín en su día y de Míchel ahora. El mensaje y la idea de juego es fundamental, es lo que da sentido a los sistemas.
—La derrota en Andorra. ¿Se imaginaban que tras ese 1-0 Cervera iba a ser despedido?
—COSTAS: Aquel día el plan salió bien en lo defensivo, pero estábamos muy hundidos y era imposible generar peligro. Era desesperante ver que el partido salía tal y como estaba planeado y trabajado durante la semana pero que ni aun así podías hacer daño al rival.
—CALVO: La dinámica era malísima, la verdad. Siempre se rompe la cuerda por ese lado y, al acabar el partido lo que se respiraba era que iba a pasar algo.
—Repetimos la pregunta de antes, pero cambiando Carrión por Cervera. ¿Qué es lo primero que les dijo Luis Carrión?
—COSTAS: Pues un mensaje totalmente contrario al de Cervera. Nos dijo que éramos muy buenos y que, por ello, quería jugar mucho con balón, muy altos y presionando arriba. Y que en defensa nos la íbamos a jugar a duelos individuales.
—CALVO: Sí nos dijo que quería aprovechar el trabajo defensivo realizado anteriormente, pero a una altura muy diferente. En los primeros entrenamientos, haciendo salida de balón, se veían cosas completamente suicidas. Suicidas digo incluso para un equipo de Carrión, pero salía así porque no estábamos habituados y no había automatismos de ningún tipo con balón.
—¿Costó cambiar el chip?
—CALVO: A mí no me costó, la verdad. Estoy cansado de ver jugar a equipos que proponen cosas similares y en mi época en el Elche ascendimos jugando a algo parecido. Hacía tiempo que no lo practicaba, pero no costó volver a cogerlo.
—COSTAS: Yo tampoco, claro, todos los equipos en los que estuve siempre jugué así. Igual cuando estuve aquí con Hierro en 2017 pues no jugábamos tanto con balón, claro, pero nunca fue tan extremo como con Cervera.
—¿Qué hablabais entre vosotros tras esos primeros días con Carrión?
—COSTAS: Cuando acabábamos los primeros entrenamientos sí que lo comentábamos en el vestuario. Es que el primer día jugamos un partido de once contra once y ahí ya se vio a centrales regateando a delanteros, al portero tirando recortes hacia dentro… En la ducha decíamos “hostia, que queda día y medio para que venga el Valladolid”.
—CALVO: Carrión lo tenía claro y creía que, con lo que hay, podía hacer esto. Y el mensaje siempre ha sido ese, optimista. Y le está yendo bien.
—Carrión dijo que lo que más le preocupaba era la altura a la que ibais a pasar a defender.
—CALVO: Esta forma de defender conlleva más riesgo, pero creo que te da más opciones para subsanar mejor los desajustes y los errores. Nosotros corremos mucho más que antes porque defendemos mucho más arriba, pero las ayudas fluyen más y jugamos más tranquilos.
—COSTAS: Yo sabía que nos íbamos a adaptar bien porque el primer año, con Ziganda, en muchísimos partidos defendimos muy altos. Ese equipo apretaba arriba, aunque la gente piense que no, sobre todo en el Tartiere.
—CALVO: Recuerdo mil situaciones en las que saltábamos con los delanteros rivales y acabábamos defendiendo más cerca del área rival que del centro del campo. Con Cuco lo hacíamos y todo eso nos ha ayudado ahora. Prefiero jugar así y David también, nos sentimos mucho más cómodos.
—¿Qué tal con Leo Román?
—CALVO: Lo llevamos bien, aunque hay veces que me vuelve loco. Nos decimos de todo, pero la relación es buenísima. Es una esponja, absorbe todo lo que le digas y estoy encantado de que le esté yendo bien.
—COSTAS: Esas dudas cuando nos mandan un balón a la espalda: yo creo que el portero tiene que llegar, pero Leo no lo piensa así y no sale. Ahí sí que discutimos [risas]. Pero lo que dice Dani, son cosas habituales entre los centrales y el portero. Al ver el juego desde atrás creemos que los tres tenemos razón.
—¿Son muy pesados con sus compañeros?
—COSTAS: Lo soy hasta en los entrenamientos, la verdad. Soy muy competitivo y hablo mucho, meto caña a todos y ellos creerán que soy muy pesado. Abel, por ejemplo, me mira con unas caras…
—CALVO: Y Lucas lo mismo, sí. Es complicado corregir con dulzura, acabas gritando, vas al 100% de pulsaciones y claro… Pero eso, todo táctico. Es importante que los compañeros piensen que somos unos pesados porque eso significa que lo hacemos bien.
—COSTAS: Eso es, todo lo que le dices al lateral o al mediocentro lo dices porque estás por detrás y lo ves venir. Tenemos esa ventaja y, por tanto, también esa responsabilidad.
—El Tartiere y la nueva idea de juego. ¿Notan el famoso murmullo?
—CALVO: Uf, de vez en cuando sí. Contra el Elche el otro día, por ejemplo, estuvimos fatal con balón durante la primera parte y ya tras el descanso hubo una acción en la que se escuchó de lo lindo a la grada. Y lo entiendo, pero también es bueno que entiendan que lo seguiremos intentando porque ahora es nuestra idea de juego. Estar convencido de ella y no tener miedo es fundamental para que salga bien. Hay que ser fieles.
—COSTAS: Recuerdo el primer día contra el Valladolid, por ejemplo, que después de un par de presiones buenas de sus delanteros le dijimos a Leo que golpease en largo y fuera. Carrión nos dijo en el descanso que, de eso nada, que con él no lo íbamos a hacer por hacer. Aunque perdiésemos aquel partido, y además de una forma cruel, creo que nos reforzó.
—¿Cómo ven al Oviedo actual en comparación al de la 21/22?
—COSTAS: A ver, ese año no estaba Colombatto, pero sí Brugman. Bastón tuvo un año muy goleador, en banda estaba Borja Sánchez… Había cositas, sí, era una plantilla curiosa. La de este año creo que es similar, aunque igual tenemos un poco más.
—CALVO: Recuerdo que con Ziganda acabamos la primera vuelta a dos del sexto… pero a ocho del quinto y del cuarto, eh. Ahora estamos a tres del sexto, pero cerca también del resto de equipos de playoff. Confío mucho en lo somos y en lo que podemos llegar a ser, puede ser una gran temporada.
—Un partido en el que ambos jugaron muy bien.
—COSTAS: Eibar allí, el primer año.
—CALVO: Y lo palmamos en el descuento, en un córner. Vaya tela.
—¿Y malos?
—COSTAS: Partidos malos míos recuerdo, pero de los dos a la vez ya me salen menos. En Tenerife con Ziganda perdimos 4-0 y seguramente ese fue el peor partido.
—CALVO: Y un año después jugamos igual de mal en Tenerife y ganamos 0-1, gol de David.
—COSTAS: Malos míos recuerdo muchos, eh. El año pasado, por ejemplo, contra el Cartagena en el Tartiere. Salía de lesión y lo hice polvo, salí en la foto de los tres goles.
—CALVO: Buenos hubo muchos, volviendo a la primera pregunta. Partidos en los que no concedíamos nada de nada al rival y que luego ayudábamos en ataque.
—¿Qué destacaría Calvo de Costas y qué destacaría Costas de Calvo?
—CALVO: El físico.
—COSTAS: ¿El físico? Pero si pincho cada año y estoy fuera mes y medio [risas].
—CALVO: No, no. La velocidad. Es una bestia. Y el pie que tiene también, venga.
—COSTAS: Yo también digo el físico, eh. Es el que menos pisa el gimnasio del vestuario y luego es el que menos se lesiona, el cabrón [risas]. Es tremendo, juega 40 partidos todos los años. No lesionarte es el mayor privilegio de esto.
—Rodri Tarín y Oier Luengo.
—CALVO: Oier (Luengo) es un guerrero. Se adapta a cualquier circunstancia y es un ejemplo para todos. La temporada pasada estuvo muchísimo tiempo sin jugar y cuando le tocó ahí estuvo. Y esta temporada pues ya lo estamos viendo.
—COSTAS: Yo viví en su día lo que le tocó a Oier la pasada temporada y cumplir tan bien tras mucho tiempo sentado en el banquillo es complicadísimo. Y vaya si lo hizo, además, en una posición que no era la suya como la de lateral. Siempre lo tendría en mi equipo. A Rodri (Tarín) ya lo conocía del Barça B y siempre me ha flipado lo serio que es jugando. Cambia mucho su forma de ser en el día a día a la del día de partido. Es un central tremendo.
—CALVO: Tarín tiene unas condiciones tremendas. Está fino, es fuerte, es rapidísimo y ha hecho partidos buenísimos con el Oviedo. No lo conocía tanto y me sorprendió.
—En estos 100 partidos, Costas ha marcado 5 goles. Calvo, 4. ¿Quién cerrará su etapa en el Oviedo con más tantos?
—CALVO: Él tiene tres años de contrato, tú [risas]. Malo será.
—COSTAS: Dani es más alto y llega a más balones. Yo no tengo ese ‘timing’ de rematador, de verdad. Podemos meter algún gol de vez en cuando, pero no tengo esa intuición. Alguna remataré, pero no lo tenemos ninguno. Igual podemos engañar, pero no.
—CALVO: La de Santander fue buena, eh. El centro fue perfecto y la verdad que la enganché bien, aunque el mérito es del centro.
—COSTAS: Lo que la gente no sabe es que llevamos haciendo esa jugada diez jornadas y no salió nunca hasta ese día contra el Racing [risas]. Si el balón viene bien, solo hay que meter la cabeza. A nivel de ‘timing’ y capacidad de rematar llegando, creo que Masca es nuestro jugador más peligroso. Lo hace muy bien.
—La última. ¿Se esperaban llegar a los 100 partidos con el Real Oviedo?
—COSTAS: Yo hubiese dicho que sí, por qué no decirlo. En 2021 vine al Oviedo a jugarlo todo y además firmé tres años [risas]. Estaba convencido, sumando los de 2017 además…
—CALVO: Yo no sé si lo hubiese dicho, la verdad. Siempre me había quedado por 80 y pico, ya me pasó en el Numancia y en el Elche. Puedes pensarlo cuando el primer año fue tan bien, pero lo seguía viendo complicado. Y aquí estamos.