La Voz de Asturias

Hugo Rama: «Cervera me dijo que con lo que hacía no iba a ningún lado»

Azul Carbayón

Pablo Fernández Oviedo
Hugo Rama, en El Requexón

La Voz de Asturias entrevista al centrocampista del Real Oviedo, uno de los jugadores más importantes del equipo azul en los últimos meses

31 Dec 2022. Actualizado a las 09:45 h.

Quién le iba a decir a Hugo Rama (Santiago de Compostela, 1996) que iba a ser un técnico como Álvaro Cervera el encargado de sacar a relucir su mejor versión. Desde su llegada al Real Oviedo, el entrenador confió en el gallego, lo apadrinó en el día a día en El Requexón y el centrocampista está respondiendo. Para despedir el año, Rama habla con La Voz de Asturias sobre su juego, la importancia de los canteranos azules en la plantilla, el éxtasis vivido tras ganar el derbi y, claro está, la eliminatoria copera del próximo miércoles ante el Atlético de Madrid (Carlos Tartiere, 20:00 horas).

—Después de una primera vuelta tan movida, ¿sentaron bien las vacaciones?

—A todos nos gusta descansar y limpiar la cabeza, pero justo llegaron en un momento en el que estábamos bien. Cuando ganas el derbi, como nos pasó el año pasado, te creces y es fácil enganchar una buena racha. Seguimos con esa mentalidad, queremos que lleguen ya los partidos que tenemos por delante para seguir con la inercia positiva.

—¿Se nota más que el Oviedo es una entidad importante en la categoría cuando al equipo no le va bien?

—Estamos en un club grande dentro de la categoría y eso te queda claro al llegar el primer día. Es cierto que cuando las cosas van mal repercute más que en otros clubes, pero creo que el equipo está consiguiendo darle la vuelta. Ahora, con la afición llevándonos en volandas, tenemos la oportunidad de seguir yendo hacia arriba. Es un placer jugar en el Tartiere cuando las cosas salen bien.

—Con Ziganda no jugó demasiado, ¿cómo vivió la llegada de Bolo?

—Siempre que hay un cambio de entrenador lo afrontas con ganas y con la motivación de intentar ganarte un puesto. Y creo que me lo gané, pero el inicio de la temporada no fue bueno y, como es normal, hubo cambios. En los últimos partidos de Bolo fui titular, pero llegó Cervera y de nuevo me tocó luchar por hacerme un sitio.

—Álvaro Cervera y Hugo Rama, en principio, parecían entender el fútbol de manera diferente.

—La verdad es que sí. Jugué un par de veces contra su Cádiz y, obviamente, sabía cómo juegan sus equipos. Cuando me enteré de que venía pensé «joder, igual no encajo mucho con él», pero ahora lo digo siempre, al final es un entrenador que sabe sacar el máximo rendimiento de sus futbolistas. Te ayuda mucho a nivel individual. Muchos jugadores que quizás no estábamos en nuestro mejor nivel hace meses, ahora sí que estamos cerca de alcanzar el 100%.

—¿Qué fue lo primero que le dijo?

—Que soy muy bueno, pero con lo que hago no voy a ningún lado. Y tenía toda la razón. Me enseñó mis datos, todas las pérdidas de balón que acumulaba. Me dijo que hacía muchas cosas bien… y muchas cosas mal. Me ayudó desde el principio a corregir esas pequeñas cosas y yo mismo creo que he cambiado mi forma de jugar, pero me siento más realizado en todas las facetas del juego.

—¿En qué cree que ha mejorado?

Defensivamente era un jugador que corría mucho pero que no robaba muchos balones, por ejemplo, y ahora le estoy dando una vuelta a eso. Corría mucho y ni yo me daba cuenta, pero es verdad que recorría muchos kilómetros. Me faltaba robar más balones, ser más fuerte en las disputas y, sobre todo, ganar más duelos. El fútbol está cambiando y el que no gana duelos está jodido.

—¿Lo de robar más balones se trata de intensidad o de lectura de juego?

—Intensidad creo que la tenemos todos. Tú quieres ganar y el rival también, ambos vamos a ser intensos, pero estoy aprendiendo a estar mejor colocado y llegar a sitios desde donde complicar las cosas al rival.

—¿Y con balón? ¿Qué quiere Cervera de usted?

—No tocar tantos balones, pero los que toquen que sean acciones de calidad y permitan al equipo avanzar. No tocar balones por tocar y ser influyente de verdad en el juego.

—Parece que ha encontrado su sitio en la banda izquierda.

—Jugué en la derecha y me sentí igual de cómodo que en la izquierda, y eso que no soy un jugador rápido. Tenemos dos laterales que son dos caballos, Lucas y Abel están a un nivel impresionante y te lo ponen muy fácil, porque ellos te empujan a jugar más por dentro.

—¿Se ve regresando al doble pivote, como con Bolo? ¿Y de mediapunta?

—Jimmy y Luismi nos están dando mucho ahora mismo en el centro del campo. Son dos futbolistas muy inteligentes y que dominan bien la zona. Y los dos delanteros… pues más de lo mismo. Para el tipo de fútbol que hacemos, nos lo ponen muy fácil.

—Hablaba antes de Abel Bretones.

—Llegamos a la par al Real Oviedo y, como tampoco subía con nosotros, no me fijé en su juego. Esta pretemporada aluciné. Me llevo muy bien con él y trato de ayudarlo, y siempre le digo que tiene unas condiciones tremendas para el fútbol actual. Ya es un ‘pepino’, pero es que va a ser muchísimo mejor. Al principio le costaba soltarse y, para mí, ahora mismo en su posición es top-5 de la categoría. Sin duda alguna. Espero que se quede aquí en Oviedo, pero tengo miedo de que le salgan cositas por ahí.

—El otro que ha llegado desde abajo es Mangel.

—Con él sí que hablé desde el principio, porque ambos jugamos en el Deportivo y teníamos amigos en común. Es un chaval súper humilde y trabajador, todos los días pregunta con tal de mejorar. El día de Ponferrada me dijo siempre que entraba a los partidos el rival nos metía gol [risas], pero ya le dije que se olvidase, que era circunstancial. Contra Las Palmas demostró que ya está preparado para ayudarnos, porque hizo un partidazo increíble contra el que es, seguramente, el mejor equipo de la categoría. El vestuario sabía que lo podía hacer bien, pero aun así nos dejó alucinados.

—Hace unos cinco años no había tantos canteranos en el primer equipo y ahora Jimmy es capitán.

—Lo conocía porque jugué muchas veces contra él y contra chavales de su generación. Me ayudó mucho desde el principio. Es un chaval de aquí de Oviedo, su familia es oviedista, los amigos son oviedistas y la familia de su novia también es oviedista. Lleva mamando lo que es este club desde muy pequeño y no le sorprende nada. Tener un jugador así en el vestuario es importantísimo. Es súper exigente consigo mismo, a veces demasiado, pero creo que ahora esa presión que se solía meter la está llevando de otra manera y se lo noto.

—Siempre que puede, usted alaba el juego de Jimmy.

—Es que con balón es mucho mejor de lo que mucha gente piensa, no falla un pase y muchos son hacia adelante. Eso no se lo valoraban antes, o tengo esa sensación. Y tácticamente es un diez todos los días, es muy inteligente y lee el juego a la perfección.

—¿Cómo se explica que jugadores que llegan de fuera entiendan y vivan tanto el derbi?

—Tengo una relación muy estrecha con el propio Jimmy y con Borja (Sánchez) y eso se nota. Nos gusta hablar del tema y ya antes de ir a El Molinón la temporada pasada me decían que me iba a sorprender. Conocía la rivalidad Celta-Dépor, pero esto que hay aquí es otra cosa. Me sorprendió muchísimo. Al final es lo que dijo el míster estos días, sorprende a todo el mundo.

—¿Cómo lo vivió?

—Jugarlo en casa es otra cosa. Desde el principio, ya en el bus, tenía la piel de gallina. Te entran unas ganas de jugar increíbles. Cuando el árbitro pitó el final me volví loco. Se lo decía a mí familia, no era consciente de lo que hacía. Estás toda la semana del derbi pensando en que el árbitro pite el final y puedas celebrar la victoria, así que cuando pasa es algo de locos.

—Ya lo jugó en territorio enemigo y en casa, ¿con cuál se queda?

—Me quedo con el del Tartiere, básicamente por el recibimiento, que es diferente a todo. Si para el míster fue una locura, que lleva más 30 años metido en esto del fútbol, imagina para nosotros. En el autobús yo ya iba como un loco. Siempre me gusta hacer el tonto y vacilar a los compañeros, pero cuando empezó el jaleo de verdad solo podía pensar en que arrancase el partido. Impacta ver a tíos como Borja Bastón, que ya acumula muchísimos partidos importantes, con esas ganas de salir a jugar.

—¿Y el partido?

—Es raro dominar un derbi, aunque eso lo conseguimos en El Molinón la temporada pasada. En este último empezamos mal y ellos tuvieron un par muy claras, pero poco a poco le dimos la vuelta. Ya tras el descanso ellos casi no llegaron y nosotros fuimos a más. La entrada de Koba, que tiene un talento genial, nos da mucho.

—Incluso un jugador aparentemente frío como Koba entró al derbi con una marcha más.

—Es lo que tienen estos partidos, que entras desde el banquillo con ganas de ir a todas las presiones y participar en todas las jugadas. Quieres ser importante. Koba tiene una calidad increíble, un físico tremendo y capacidad de sobra para ser diferencial en la categoría. Nos va a dar mucho y, más adelante, seguro que le va a ir bien en el fútbol.

—Llega la Copa, ¿qué pensó cuando conoció el sorteo?

—Estaba en Galicia, paseando con mi hija y con los perros. Me llamó mi novia y me dijo que había tocado el Atlético. No lo esperaba, la verdad. Estamos motivados e ilusionados, aunque días después tenemos un partido en Andorra que queremos ganar sí o sí. Queremos engancharnos arriba.

—En todas las declaraciones recalcan que no quieren olvidarse de la Liga.

—Todo el mundo está entusiasmado por jugar contra el Atleti e intentar ganarlos, pero Andorra va a ser complicado. Es un escenario en donde casi nadie de la plantilla jugó y un rival muy particular, diferente a todo el resto de la Segunda. Hay que gestionar bien la semana.

—Usted es medio argentino y el Atlético tiene tres campeones del mundo.

—Mi familia argentina ya me dijo que le pidiese la camiseta a cualquiera de los tres internacionales (De Paul, Correa y Nahuel Molina), pero yo les dije que, por encima de todo, quiero ganarles. Quiero que la gente del Real Oviedo lo disfrute y, si puede ser, lo celebre, que llevan muchos años comiendo mierda.


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