Lleida, director general del Oviedo: «El techo de la cantera lo marcan las instalaciones»
Azul Carbayón
«¿El orden jerárquico durante el mercado de fichajes? En Pachuca las decisiones referidas a las salidas y entradas de futbolistas nunca las toma una sola persona», dice el directivo azul
09 Dec 2022. Actualizado a las 12:59 h.
Muchos años después, el Real Oviedo tiene director general. Durante la etapa del Grupo Carso, los mexicanos Joaquín del Olmo y Federico González ejercieron como tal, pero nunca figuraron en el organigrama oficial. Con el aterrizaje del Grupo Pachuca eso cambió y el elegido fue Agustín Lleida (Monzón, Huesca; 1985). Dos meses después de su llegada a la capital del Principado, Lleida se sienta con La Voz de Asturias para repasar la actualidad oviedista y sus primeras semanas en la entidad.
—Se cumplen más de dos meses desde su llegada a Oviedo. ¿Cómo está?
—Llevaba once años fuera de España y qué mejor manera de volver que con una gran institución como el Real Oviedo, encima de la mano de un grupo que conozco tan bien como el Grupo Pachuca. Estoy feliz y entusiasmado.
—¿Qué recuerdos tenía del Real Oviedo?
—Van ligados a la radio, cuando cantaban los goles en el Carlos Tartiere. Me acuerdo de Oli, Esteban, César, Dely Valdés… todos esos jugadores míticos que pasaron por aquí. A pesar de no haber vivido en Oviedo hasta ahora, me acuerdo mucho de aquellos años 90 y de lo que era el club en Primera División.
—Conoce a la perfección el ‘método Pachuca’, pero estaba fuera de la rueda del fútbol español.
—Me fui muy joven de España, con 26 años. Llevo tiempo lejos del día a día del fútbol español, pero como digo siempre, al final siempre es fútbol. Cada país tiene sus particularidades y Pachuca ya ha trabajado en diferentes lugares, siempre adaptando su modelo en la medida de lo posible. Esperemos poder replicar ese éxito conseguido en Pachuca, Argentina o Chile, pero con las particularidades del fútbol español.
—¿Está haciendo un intensivo para ponerse al día con la Segunda División?
—Estoy viendo muchísimos partidos, todos los que puedo. Por eso también tomamos la decisión que tomamos con Roberto Suárez, porque lleva cinco o seis años en la institución y tras su paso por la secretaría técnica conoce perfectamente lo que es Segunda División, Primera y las ligas europeas -como la portuguesa- en general. Ese salto de responsabilidades como director deportivo es el complemento perfecto a nuestra adaptación.
—A las pocas semanas de su llegada tomaron la decisión de prescindir de Tito y Bolo.
—El equipo no estaba bien a nivel de resultados y nos preocupaba la situación, tanto en el campo como en la clasificación. Pierdes, te vas metiendo abajo y es difícil salir de ahí. Enseguida tomamos la decisión que pensábamos era mejor para el club, dar un rumbo diferente a la parcela deportiva. Hablamos con Jesús (Martínez) tras el partido en Albacete y allí mismo cerramos la decisión.
—¿Tenían claro que si se despedía a Bolo se tenía que hacer lo propio con Tito?
—Quisimos emprender un nuevo camino. Eso no quiere decir que Tito hiciese un mal trabajo, de hecho, solo llevaba unos meses en Oviedo, o que Bolo no hubiese podido revertir la situación. Nunca lo sabremos. Ambos eran buenos profesionales, pero buscábamos algo diferente y apostamos por el cambio de dirección. Estamos contentos por el rumbo tomado.
—¿Roberto Suárez participó en la elección de Álvaro Cervera?
—No. El ascenso de Roberto llega después de la elección del nuevo míster.
—¿Cómo va a trabajar el Oviedo en el mercado de invierno? ¿Cuál será la jerarquía?
—En Pachuca nunca una persona sola toma las decisiones referidas a las salidas y entradas de futbolistas. Trabajamos de manera conjunta y por eso la química del grupo de trabajo es importante.
—¿La decisión final en cada operación la tomará Roberto Suárez?
—La voz de Roberto (Suárez) será importante, como la mía, la de Jesús (Martínez) y la de Martín (Peláez). Entre todos tomaremos las mejores decisiones para el Real Oviedo.
—¿Cómo es un día en la vida del director general del Real Oviedo?
—Normalmente, aunque algunos son diferentes, el día empieza en El Requexón. Estamos muy cerca del primer equipo para conocer y entender su situación. Una vez acabada la mañana, la actividad se traslada a las oficinas del Carlos Tartiere y, bueno, a donde te lleve la actividad diaria del club.
—En Costa Rica se especializó en la cantera, ¿cómo está viendo a la del Oviedo?
—El techo de la cantera del Oviedo está demasiado cerca porque este lo marcan las instalaciones y actualmente nos limitan mucho. Como comentábamos en el desayuno, estamos trabajando en un modelo de ciudad deportiva que dé un salto de calidad a todo el club, no solo a la cantera. El trabajo actual es el mejor posible para las condiciones que tenemos, que no son las mejores.
—Pachuca quiere una nueva ciudad deportiva para el Oviedo. ¿Qué debería tener?
—Seis campos de fútbol, por lo menos. Seis o siete, bueno. Un gimnasio de primer nivel, porque muchas veces, lo que limita el debut de un joven en el primer equipo es ese aspecto físico.
—¿A qué se refiere?
—No le puedes exigir a un juvenil que compita en un entrenamiento ante Dani Calvo cuando el club, prácticamente, no le ha podido ofrecer un trabajo de fuerza porque no tienes un gimnasio acondicionado. Esos debuts se aplazan a los 21 o 22 años porque es cuando finaliza esa etapa de maduración física. Creemos que si dotamos con más recursos al proceso de cada futbolista esa presencia en el primer equipo se puede adelantar. Un buen gimnasio y la residencia, claro, para que los canteranos estén cerca del primer equipo desde muy jóvenes.
—¿La nueva ciudad deportiva también constaría de nuevas oficinas?
—Claro. Es importante centralizar todo y no tener que estar saltando de El Requexón a Fundoma, de allí al Tartiere y luego a los Tensi. Hay gente a la que no ves durante el día a día y si las tienes cerca puedes sacar más beneficios para el club. Son cosas básicas, pero que ahora mismo no tenemos. Ojalá en el futuro tengamos la posibilidad de dar ese salto.
—Y de El Requexón actual, ¿qué le gusta?
—El entorno. Me encanta. Dónde está metido y la tranquilidad con la que se puede trabajar ahí. Obviamente no es el camino perfecto para llegar a una ciudad deportiva, es complicada, pero pasas por una zona que ya quisieran tener muchos clubes para trabajar cada día.
—Con un filial tan joven compitiendo en Segunda RFEF, ¿qué importancia dan a los resultados?
—La clasificación no es el primer objetivo del filial. Obviamente nos interesa estar en Segunda RFEF porque el nivel competitivo es más alto, y eso es bueno para nuestros jugadores. Pero, obviamente, sabemos que estar en una categoría así con un equipo tan joven nos va a costar, y más si le quitas a esa plantilla de un día para otro a piezas tan importantes como Abel Bretones o Mangel. Los dos están demostrando que pueden jugar en Segunda División perfectamente, pero han dejado un poco huérfanos al Vetusta. En las últimas semanas hemos sacado buenos resultados y esperamos ir levantando la situación poco a poco.