La Voz de Asturias

Una final como las de antes

Azul Carbayón

Pablo Fernández Oviedo
Los jugadores del Oviedo celebran la victoria ante el Sabadell

El partido de los abrazos, la tensión propia de mayo y la desesperación de un miembro del cuerpo técnico del Sabadell. La contracrónica desde el Carlos Tartiere

10 May 2021. Actualizado a las 12:46 h.

'Blitzkrieg Bop', tema mítico de los Ramones, invadió todos los rincones del Carlos Tartiere justo cuando el Real Oviedo saltó a calentar. Esta novedad en la selección musical nos dejaba claro a los allí presentes que el duelo que estaba a punto de comenzar ante el Sabadell no era un partido más. La piña de los jugadores azules en el centro del campo poco antes de que Ocón Arráiz señalase el inicio de la contienda, algo nada habitual en el cuadro carbayón, nos lo acabó de confirmar. 

Conseguir más de media permanencia o, al igual que la temporada pasada, sufrir hasta las últimas jornadas. Esa era la diferencia entre ganar o no ganar al Sabadell para el Real Oviedo. Y bajo esa premisa, la atmósfera en el municipal ovetense recordó a la que se vivía hace casi un año cada siete días. Solo recordar, claro, porque los niveles de tensión que se alcanzaron en aquellos seis encuentros en territorio ovetense solo pueden ser equiparables a lo que están viviendo ahora Logroñés, Alcorcón, Cartagena y compañía. Pero algo es algo.

Tras unos diez minutos de reconocimiento, la tormenta dio paso al 1-0. Jimmy, capaz de jugar al nivel del futbolista con más minutos de la plantilla cuando en realidad ha estado meses sentado en el banquillo, alargó su gran segundo tiempo de Almería y puso uno de esos centros con los que sueña cualquier delantero. Rodri lo es y no lo desaprovechó. La calidad de la asistencia la explican la cantidad de abrazos que recibió el canterano azul. Al Oviedo le costó controlar el encuentro tras el gol, pero lo cierto es que durante 20 minutos no hubo acción en las áreas. 

Óscar Rubio, capitán del Sabadell, empató el partido en una jugada aislada con un zapatazo a la escuadra izquierda de Femenías, pero no dio tiempo ni a que apareciesen los nervios oviedistas. El Oviedo sacó de centro y, segundos después, un mal pase de Boniquet dejaba a Rodri solo ante Mackay. El palo evitó el tanto del delantero, pero no el de Nahuel, que cazó el rechace y puso el 2-1. Los jugadores azules celebraron el tanto con rabia y el microsusto se quedó en eso, un microsusto

La reanudación del encuentro coincidió con la aparición de Borja Sánchez, hasta ese momento desaparecido. Los buenos minutos del '10' los aprovechó el Oviedo para controlar el partido y mostrar sus mejores minutos de la tarde. Solo Mackay evitó que el duelo quedase visto para sentencia. A partir del minuto 70, el Sabadell comenzó a asomarse con más regularidad al área de Femenías. Los nervios no solo estaban presentes en el césped. Muchos metros más arriba, en la zona de prensa, un miembro del cuerpo técnico visitante se desesperaba con la actuación arbitral. 

Nuestro protagonista se desgañitaba recordando al árbitro que el tiempo pasaba y los golpes a la mesa pasaron a ser banda sonora. «Se ríen de ti, me cago en Dios», gritó a los cuatro vientos cuando el partido se acercaba a los minutos finales. Más abajo, en el rectángulo de juego, solo un cabezazo de Guruzeta que desvió Femenías alteró los nervios carbayones.

Ocón Arráiz pitó el final y Arribas y Christian levantaron los brazos. Sangalli, agotado, se tiró al suelo. Bingen Arostegi, Sergio Segura y Berto Martínez, miembros del cuerpo técnico a cargo del sancionado Cuco Ziganda, se fundían en un abrazo. Acababan de ganar una final.


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