Un equipo sin alma
Azul Carbayón
El Real Oviedo exhibe sus peores defectos en el momento más trascendental de la temporada
24 Feb 2020. Actualizado a las 05:00 h.
La victoria ante el Albacete y el empate en Vallecas habían conseguido enderezar ligeramente el mal rumbo del Real Oviedo. Los de Javi Rozada estaban fuera del descenso y parecía que se había dado en el clavo con los refuerzos en el mercado de invierno. Daba la sensación de que era suficiente para subir el nivel, escalar en la tabla y alejarse de las fauces del descenso. Dos semanas después, todo ha saltado por los aires.
La derrota ante el Alcorcón dolió y mucho. Provocó una herida abierta y ha dejado cicatrices en el seno del equipo. Rozada ya no está al mando y la reacción que debía llegar con José Ángel Ziganda no se vio por ninguna parte en Lugo. Si ante los alfareros tuvo lugar un baño de realidad, lo de ayer es simplemente otro clavo más en el ataud deportivo de los carbayones.
El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. El Real Oviedo es el único equipo que, con la soga al cuello, se empeña en cometer una y otra vez los mismos errores. De nuevo, 45 minutos tirados a la basura. Igual que ante los madrileños hace siete días en el Carlos Tartiere. Los de la capital se empeñan en jugar partidos de una sola parte cuando sus rivales compiten los 90 minutos.
Más allá del doloroso resultado y de una clasificación que anticipa el drama que se podría vivir en el mes de junio, lo realmente preocupante de la derrota en el Anxo Carro fue comprobar que el Real Oviedo es un equipo sin alma y que anda muy escaso de líderes sobre el terreno de juego. A falta de 13 jornadas, es momento de tirar del carro, de echarse el equipo a la espalda. Sobre el césped del estadio lucense, solo Luismi Sánchez completó 90 minutos a un nivel aceptable. Juanjo Nieto y Marco Sangalli se apuntaron en la segunda mitad. Muy poco para un equipo del que se esperaba muchísimo más.
Son 13 partidos y 39 puntos. Suficientes para revertir una situación que ya es más que escandalosa. El margen de error es inexistente para el Real Oviedo. Como inexistente parece también la autocrítica de puertas hacia fuera de un vestuario y de un consejo de administración que no paran de repetir que el fútbol les está castigando demasiado.