Luchando por salir de la UCI
Azul Carbayón
El Real Oviedo volvió a sacar a la luz sus fantasmas ante el Extremadura y demostró que todavía le queda mucho trabajo por delante
20 Sep 2019. Actualizado a las 20:23 h.
El Real Oviedo es un equipo al mínimo de todo. De juego y confianza, algo lógico porque ambas son indivisibles. Es una realidad y no pasa nada por decirlo. Para esto llega Javi Rozada, para construir algo que permita competir a los azules. Y ese algo todavía tardará en verse unas jornadas.
Mientras el resto de la categoría lleva unos dos meses construyendo las bases de lo que quieren diseñar a lo largo de la temporada, el conjunto carbayón acaba de contratar al jefe de obra. El déficit es claro y partir de las sensaciones actuales y del punto conseguido en cinco jornadas es complicado, algo que se reflejó a la perfección en los primeros minutos del encuentro ante el Extremadura.
Durante más o menos 20 minutos, los de Manuel Mosquera dominaron a su antojo a un desnortado Real Oviedo. Una presión alta y una salida de balón muy básica les bastó para tener a los azules a su merced, siendo el carril central la principal vía por donde llegaba el peligro. Kike Márquez se metía por dentro, a la espalda del doble pivote, y ahí conectaba con un Álex López muy superior a Arribas y Christian Fernández.
Obviando la jugada que acabó con el gol anulando al Extremadura, fiel reflejo de lo que es el Oviedo actualmente, solo un par de jugadas trenzadas en la izquierda sacudían la defensa de los visitantes. Las diferentes alturas no se ocupaban cuando los azules tenían el balón y hasta el 31' no se vio una circulación desde la primera línea hasta la última, siendo Lolo, Mossa, Saúl y, finalmente, Bárcenas los protagonistas de la acción.
El 0-0 no parecía un mal negocio al descanso visto lo visto, ya que incluso en cinco minutos el Oviedo apretó y Cortina a punto estuvo de adelantar a los azules. Aun así, el problema de confianza tan comentado por Rozada en sala de prensa seguía patente. En una jugada, Christian sacó en largo una falta en campo propio, sin dar opción a un saque en corto que parecía la acción más lógica. El técnico, en la banda, levantaba atónito los brazos.
Ortuño, Saúl, Sangalli y los cambios
Si el plan de Yoel Bárcenas por dentro fue un rotundo fracaso, Marco Sangalli dio muestras de que puede ser ese futbolista de tres cuartos muy móvil que siempre es importante en los equipos de Rozada. El donostiarra, partiendo del flanco diestro pero apareciendo por todo el frente de ataque, dejó buenos detalles y junto a Saúl fue el que más puso en aprietos a la zaga extremeña.
Caso aparte es lo de Alfredo Ortuño. El delantero volvió a ser una de las mejores noticias del Real Oviedo y añadió un nuevo perfil a su catálogo de atacante, el de ariete que cae a bandas para arrastrar la marca y acabar buscando la diagonal. Lo intentó varias veces e hizo dudar al central y lateral de turno, pero nadie lo aprovechó. El cambio al 4-4-2, por cierto, volvió muy previsble el ataque de los locales y el Extremadura defendió más cómodo.
El 0-1 invocó de nuevo a los fantasmas. Las mentes se oscurecieron, el pase más fácil parecía un reto casi imposible y superar una línea de presión costaba un mundo. En ese contexto es donde Saúl Berjón, a pesar de sus pérdidas o sus pases que no encuentran destino, es más necesario. Porque nunca se esconde. Siempre la pide y siempre encara a su par. Y eso en un equipo con la confianza al mínimo es oro.
Borja Sánchez entró y el resto es historia, ya que el Oviedo hasta pudo ganar con Ortuño rematando absolutamente todo lo que apareciese por el área. El de ayer fue un mal partido de los azules porque era muy difícil que no lo fuese. «Hay que trabajar y espero solventar los problemas. Entrenar y hacer un bloque, cuando las cosas vayan saliendo los jugadores disfrutarán». Rozada tiene faena.