La Voz de Asturias

Tebas y los 155 de Cádiz

Azul Carbayón

Manuel Lafuente Oviedo

03 Oct 2016. Actualizado a las 19:35 h.

Javier Tebas ha presentado la dimisión como presidente de la Liga de Fútbol Profesional, al objeto de poder presentar nuevamente su candidatura. Para ello ha aportado ya los avales necesarios de los equipos de primera y segunda división entre los que, al parecer, no se encuentra el Real Oviedo. Si está entre ellos el del Sporting, pero a nadie debe extrañar, pues es sabido el grado de colaboración que Javier Tebas prestó en los momentos complicados que el club vecino vivió hace unas temporadas y que acabó con el consiguiente concurso de acreedores.

Allá por el 2003 y con ocasión de la suspensión de pagos vivida por nuestro club, hubo necesidad de negociar con la LFP su adhesión al convenio siendo Tebas el asesor jurídico de la misma y con quién se mantuvieron las conversaciones. No puedo decir que fueran fáciles ni que mostrara demasiado interés por ayudar a la causa. También es cierto que al final con su adhesión se pudo salvar la situación consiguiendo los apoyos necesarios, incluso con la colaboración del propio Tebas para que algún otro club en el que él mismo tenía gran influencia, se manifestara a favor del convenio.

De aquellos tiempos han pasado ya muchos años y el que Javier Tebas alcanzara la presidencia de LFP no fue excesiva sorpresa para muchos de los que conocíamos su trayectoria y su ambición por alcanzar el puesto.

En este tiempo que lleva de Presidente podría decirse que sus actuaciones han tenido y tienen luces y sombras. Ha hecho un tremendo esfuerzo por conseguir la mejora económica de los clubes y en gran medida lo ha conseguido. Otra cosa es la valoración de la equidad con la que ha tratado a los diferentes equipos. A la vista de los avales conseguidos, tal parece que al menos con una mayoría significativa lo ha logrado.

Es curioso, sin embargo, como en la misma medida que ha conseguido el apoyo de los dirigentes, ha conseguido el firme rechazo de las aficiones.  Es frecuente escuchar por los campos el grito de Tebas vete ya y es que entre los objetivos del mismo parece estar el convertir los campos de fútbol poco menos que en conventos en los que no tenga lugar una palabra más alta que otra. Es cierto que ha de perseguirse el racismo, impedir agresiones, evitar los daños producidos por el lanzamiento de bengalas, etc. etc. Pero es excesivo el celo que se ha procurado para ello. Y tal parece que los aficionados son todos culpables mientras no se demuestre lo contrario.

Ejemplo paradigmático ha sido lo vivido por los 155 de Cádiz. Aficionados a los que se impidió el acceso al campo simplemente por no ser de fiar. Se les presumía violentos... ¡Ay si lo fueran o lo hubieran sido cómo hubiera terminado aquello! Al mismo grupo y en idénticas circunstancias se les permitió el acceso sin problema alguno en la última visita al Carranza. Cierto que la trascendencia del partido era diferente, pero no parece que esa trascendencia fuera causa que justificara impedir el acceso al campo a unos aficionados que en ningún caso, repito, en ningún caso, se les ha demostrado violencia alguna.

Quedará la lectura de que fueron los dirigentes del Cádiz y no la LFP quién adoptó aquella inusual e injusta medida. Sin embargo, no se tiene constancia de que Javier Tebas haya tomado decisión alguna para sancionar o al menos condenar aquella conducta. Hoy, año y medio después, nadie ha dado la más mínima satisfacción a los 155 de Cádiz. Solamente el gesto testimonial de la ausencia en el palco del Presidente y consejeros del Real Oviedo en el partido reciente ha servido para recordar y reprochar, tanto al Cádiz como a Javier Tebas, su pasividad. Al menos una disculpa de unos y otros si se merecían esos aficionados.

De los horarios fijados para favorecer a las televisiones y a la vez ahuyentar a los aficionados de los campos que Tebas está imponiendo queda mucho aún que decir. Será para otra. 


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