Una tarraconense afincada en Avilés: «Vine con una mano delante y otra detrás, pero por vivir en Asturias lo volvería a hacer»
Avilés
Charo Pérez Claudio y su marido llegaron a la región hace ocho años, con un niño pequeño y esperando a su segunda hija. «Mis metas de tener una mejor calidad de vida se han cumplido», asegura
20 Nov 2023. Actualizado a las 05:00 h.
Charo Pérez Claudio y su marido conocieron Asturias en su viaje de novios. Él natural de Bolivia y ella de Tarragona, asegura que en aquellos cinco días que pasaron en la región «nos quedamos enamorados». Asturias se les quedo clavada en su interior hasta tal punto que en el momento en que se plantearon dejar Tarragona, que era donde vivían anteriormente, no tuvieron duda de que Asturias era su destino.
El cambio de vida fue drástico. En un pueblo del municipio de Piloña, Miyares, establecieron su primer hogar en Asturias hace ocho años, una zona que les permitía tener buena conexión para enviar a su hijo al colegio puesto que cuando se vinieron él ya estaba en edad escolar. «Nos vinimos en septiembre para que nuestro hijo empezara aquí al colegio. Después, por los trámites, comenzó un poco tarde, pero se adaptó muy bien en un colegio que aquí en total tenía 50 niños», recuerda Charo. Para ella y su marido la situación fue más complicada porque cuando llegaron no tenían trabajo: «vinimos de Tarragona sin nada. El primer mes se equivocaron en el paro y tuvimos muy pocos ingresos, y había que pagar el alquiler…», relata la tarraconense afincada en Asturias, que añade que salieron adelante «gracias a la gente de Miyares que se portó genial». En especial, tiene palabras para su vecina Pili, «que se portó de maravilla», aunque no quiere obviar el cariño que recibieron de todo el pueblo, más si cabe, cuando nació su hija. «Ella nació aquí, es asturiana, y como era la más pequeña del pueblo, los vecinos la criaron como si fueran sus abuelos o su sobrina».
Además, Charo destaca el cambio de vida que supuso para toda la familia irse a vivir cerca de la naturaleza porque «en Tarragona vivíamos al lado de la refinería». «Viviendo en un pueblo mi hijo mayor estaba encantado, podía ir a jugar por el pueblo tranquilamente porque casi no pasaban coches. Además, allí, entre todos los vecinos lo cuidaban», señala la misma.
Un trabajo más estable que le ofrecieron a su marido en Salinas y la necesidad de una economía mejor les hizo cambiar su lugar de residencia a la zona de Avilés a los dos años de llegar a Asturias, ya que el gasto por tener que desplazarse desde Miyares se les disparaba. El cambio también conllevó que Charo empezara a trabajar como peluquera en una residencia del ERA, donde está indefinida, un trabajo que le gusta y que, por tanto, le hace decir que «no me puedo quejar».
Así, aunque el comienzo de una vida nueva en Asturias fue complicado, Charo Pérez no se arrepiente en absoluto de la decisión que tomaron hace ocho años: «me vine con una mano delante y otra detrás porque vinimos sin nada. Se hizo duro venir a un sitio nuevo, pero a mí me dicen que tengo que pasar por lo mismo y, por vivir en Asturias, lo volvería a hacer», enfatiza la tarraconense afincada en Avilés, que pone de relieve que «aquí mis metas de tener una mejor calidad de vida se han cumplido».
Amabilidad de la gente
Además de eso, destaca la diferencia que hay de vivir de grandes ciudades a vivir aquí, y cita que «vivir en Cataluña es más caro y la gente no es tan de ayudar». Según dice, aquí hay una mayor cultura de compartir y aprovechar las cosas. Como ejemplos, hace referencia a la «amabilidad» de la gente de Asturias al compartir lo que tiene, como lo que cultivan de la huerta, o la ropa de los niños: «aquí la ropa no la tiran, te la ofrecen por si quieres aprovecharla para tus hijos», comenta.
Pero aunque Charo y su familia están bien y adaptados a la zona de Avilés, donde viven desde hace 6 años, la misma tiene clara una cosa, y es que «si me jubilo, me vuelvo a Miyares. Porque mi pueblo no es Tarragona, mi pueblo es Miyares».