Cancelaciones, problemas informáticos y horas extra: el impacto en Asturias del nuevo control de viajeros

El Ministerio del Interior activó el pasado lunes el nuevo control de viajeros en sustitución del actual, en vigor desde 1959, y el de alquiler de coches, en vigor desde 1974. Un nuevo modelo que no ha agradado a agencias de viajes. Si bien el objetivo que busca el ministerio con este sistema pasa por prevenir y luchar contra el terrorismo y el crimen organizado, en la práctica, según explican desde el sector, no está calando de la forma prevista. «Nos da la impresión de que no saben cómo trabajamos», lamenta Íñigo Fernández, presidente de la Asociación de Operadores Turísticos y Agencias de Viajes de Asturias (Otava).

El gran cambio pasa por los datos que los clientes deben proporcionar y que posteriormente las agencias como intermediarios, los hospedajes y las empresas de alquiler de vehículos deben reportar a la plataforma del Ministerio del Interior en un plazo de 24 horas. Si hasta ahora el viajero tan solo debía proporcionar su DNI y tarjeta bancaria hasta su llegada al alojamiento, ahora se le requerirá otros más incisivos como el parentesco con las personas que viajan, especialmente si en la ecuación hay menores de edad; número de tu cuenta bancaria, sexo, DNI o pasaporte, teléfonos de contacto, correo electrónico, lugar de residencia o dirección completa, entre otros. Un sistema que caído del papel a la práctica diaria «no es aplicable», según claman desde el sector.

«Esta misma mañana estaba intentando hacer una reserva y la plataforma sigue sin funcionar correctamente. Si todo fuera bien, en teoría, reportar estos datos llevaría unos cinco minutos, pero no es así», señala íñigo Fernández, quien haciendo cuentas calcula que la sobrecarga de trabajo diaria que pueden llevar estos trámites ascenderían a una hora extra de trabajo. «Tengo a una persona desde hace dos días trabajando exclusivamente por y para esto. Está claro que no es viable. Si vamos a tener que meter todos estos datos voy a tener que contratar a una persona más y no voy a poder hacerlo», señala por su parte Manuel Huerdo, gerente de Casas Rurales de Llanes, entidad que opera con 330 hospedajes vacacionales entre Llanes, Ribadesella y Colombres: «Si quieren que me metan en la cárcel, pero tal y como está estipulado ahora mismo no es aplicable al día a día».

«Me pueden poner una multa de 100 euros por escribir mal un apellido»

No aplicar la nueva normativa puede ser objeto de multas que van desde los 100 euros hasta los 30.000 euros. Por un lado, hay un régimen sancionador respecto al registro de los viajeros y, por otro, sanciones respecto a la protección de datos de los clientes. En el primero de los casos, según explica el presidente de Otava, «me pueden poner una multa de 100 euros por escribir mal un apellido». En el segundo, desde el sector estarían obligados a guardar la información de los clientes durante tres años. Unos datos que deben proteger de forma adecuada para evitar filtraciones privadas y multas de un gran coste económico. «Yo no puedo comprobar si los datos que me dan son correctos o no. Además, si alguien me los robo quién es el responsable. Yo no quiero asumir esa responsabilidad que hasta ahora no tenía. Son datos muy sensibles y está claro que hay gente que no los quiere dar», lamenta Manuel Huerdo.

Costes, anulaciones y cancelaciones

El impacto que esta nueva normativa está teniendo en el sector asturiano pasa, de momento, por el colapso informático de la plataforma donde las agencias deben reportar los datos de los clientes. Además, a este inconveniente hay que sumar la carga horaria que están sufriendo los trabajadores del sector. A mayores, según comenta, temen por las cancelaciones que se puedan producir por parte de aquellos viajeros que no quieran proporcionar todos los datos citados anteriormente. «Nos va a afectar sobre todo en la gente que venga de fuera. Se van a producir cancelaciones porque hay gente que lo entiendo y otra que no. ¿Quién va a asumir esos costes?», se pregunta Irmina García, directora de la agencia de viajes Irmitours: «Hacer una reserva te puede llevar 15 minutos, otros 10 ponerlo en nuestros sistemas de registro y ahora otros cinco esto. Al final estamos echando horas de más cuyo coste no vamos a poder repercutir al cliente».

El descontento actual en el sector asturiano es claro y manifiesto. «Es un caos que no tiene sentido. ¿Qué sentido tiene que tenga que reportar unos datos desde la agencia al Ministerio y que luego el hotel al que vaya el viajero tenga que hacer lo mismo? Es un trabajo por duplicado. Si se lo ahorráramos a ellos todavía, pero no es así», señala García, quien comenta que en el caso de un viaje de una semana con cinco o seis alojamientos separados el registro debe ser individual: «Tenemos que hacer todo eso y si luego el cliente lo cancela tenemos que reportar las cancelamos también de forma individual. Es un trabajo con beneficio cero».