¿Cuáles son las zonas de Asturias con mayor riesgo de argayos?
Asturias
Investigadores de la Universidad de Oviedo han elaborado mapas de susceptibilidad del terreno para anticiparse a futuros incidentes y garantizar una eficaz gestión de riesgos: «Cuando se suma una fuerte pendiente con una roca de mala calidad, vamos a tener una inestabilidad casi con total seguridad»
13 Nov 2024. Actualizado a las 05:00 h.
El argayo producido en la autopista del Huerna el pasado domingo ha sido el último gran episodio de deslizamientos de tierra que han comprometido infraestructuras importantes en Asturias. La principal vía de comunicación del Principado con la Meseta ha sido cerrada al tráfico sin que, por el momento, haya plazos fijos para que la circulación pueda recuperarse parcialmente con la instalación de un bypass. Recuperar la normalidad en la carretera «va para largo», tal y como advertía el Ministro de Transportes, Óscar Puente, a través de las redes sociales.
Pero, ¿por qué hay tantos argayos en Asturias? ¿Es posible predecirlos? Y, de ser así, ¿cuáles son las zonas con mayor probabilidad de sufrir un deslizamiento? Las respuestas a estas preguntas las ofrece la experta geóloga e investigadora de la Universidad de Oviedo, María José Domínguez.
«Nosotros trabajamos con mapas de susceptibilidad del terreno, que no son exactamente lo mismo que mapas de riesgo», explica la docente. «El riesgo se mide con dos factores principales: el componente del fenómeno natural y el del ser humano. Por ejemplo, si el argayo se produce en una ladera perdida sin infraestructuras o viviendas, se puede decir que no hay riesgo», añade. Por este motivo, «no es habitual» trabajar con mapas de riesgo, sino con datos de «peligrosidad» sobre la propensión de las laderas a desestabilizarse.
Estos mapas de susceptiblidad están incluidos en el estudio 'Riesgos naturales en Asturias', publicado en el año 2003 por investigadores de la Universidad de Oviedo, tal y como afirma Domínguez. «Aparecen zonas propensas a sufrir inestabilidades de ladera, así como las que pueden sufrir otros fenómenos naturales como inundaciones o incendios», asevera.
Antes de señalar los puntos del territorio asturiano con más riesgo, la profesora estima conveniente «distinguir entre los varios tipos de argayos que existen», pues no siempre estos fenómenos se producen en las mismas condiciones, aunque el término se emplee en todos los casos indistintamente. «Existen los desprendimientos o avalanchas rocosas, como en el caso del Huerna; también existen los flujos, que son lenguas de barro; por último, los deslizamientos, en los que se arrastra el terreno sin llegar a perder la integridad», expone.
«Para que se den avalanchas rocosas necesitamos fuertes pendientes. Todas las zonas de Asturias con inclinaciones pronunciadas son susceptibles de sufrir estos fenómenos», subraya la investigadora. «No es tan sencillo» definir zonas concretas del Principado donde exista un riesgo de argayo especialmente alto ya que, dada la orografía de la región, todo el territorio es susceptible de sufrirlos. Además, «los tipos de rocas de las cuencas carboníferas de la zona centro son más fáciles de desestabilizar», comenta Domínguez. «Cuando se suma una fuerte pendiente con una roca de mala calidad, que esté fracturada o con planos de debilidad, vamos a tener una inestabilidad casi con total seguridad», revela.
Desde la Facultad de Geología, se trabaja por mantener actualizada la Base de Datos de Argayos del Principado de Asturias (BAPA). Este sistema almacena información sobre 3.000 incidentes de desplazamientos de tierra producidos desde 1980 hasta la actualidad, si bien la profesora precisa que «no todos los que se producen pueden ser registrados ya que, en ocasiones, simplemente no se tiene constancia». La BAPA se actualiza gracias a la información publicada por los medios de comunicación y sus hemerotecas y por los datos que trasladan autoridades como la Guardia Civil o los agentes forestales.
«Estamos en conversaciones con el Principado para rentabilizar nuestra base de datos y que se convierta en una herramienta que se pueda consultar. A día de hoy, tenemos pocos recursos», lamenta Domínguez. Por cada episodio de desprendimiento que se registra en la BAPA , se recogen hasta cien parámetros de información como la hora del incidente, las coordenadas exactas o los daños producidos. «Es un proceso que lleva su tiempo», indica la docente.
Aunque la orografía y la composición geológica de Asturias dificultan prever con exactitud cada deslizamiento, disponer de información detallada y accesible resulta «fundamental» para anticiparse a futuros incidentes y garantizar una gestión de riesgos más eficaz.