Pablo Coca, director general del CTIC: «No hacemos tecnología por tecnología, sino para las personas»
Asturias
El director general del CTIC habla con La Voz de Asturias acerca de algunos de los hitos del centro en sus dos décadas de andadura, así como de los retos de futuro que se le plantean
10 Nov 2024. Actualizado a las 05:00 h.
Pablo Coca es Ingeniero Químico por la Universidad de Oviedo (2000). Cuenta con un Postgrado en Dirección de Proyectos (2008) y formación específica en Innovación Estratégica por ESADE (2020). Este profesional, con un cuarto de siglo de experiencia en entornos empresariales de gestión de la innovación y dirección de proyectos de I+D, ha desarrollado su labor en segmentos de actividad tan variados como el del acero, el aeronáutico, el metalmecánico, el de la energía y el de las TIC.
En el año 2014 se incorporó a Fundación CTIC (Centro Tecnológico de la Información y la Comunicación), especializado en tecnologías del dato e Inteligencia Artificial, como director de la División de Desarrollo de Negocio. Desde el año 2024 es su director general. Opina que una de las principales labores de un centro tecnológico como CTIC es «saber escuchar» las necesidades de las empresas, así como «generar valor a la sociedad y compañías de la región».
—¿Cómo valora estos veinte años de CTIC y, paralelamente, la evolución en digitalización de Asturias en este periodo?
—Es una vida paralela. En CTIC iniciamos nuestra actividad en el 2004 y hay que pensar cuál era la situación en materia de digitalización en aquel momento. Estábamos en un momento en el que Internet estaba entrando con fuerza en los negocios tradicionales y se estaba generando el fenómeno de las puntocom. La irrupción de Internet en la economía supuso un antes y un después en cuáles han sido las reglas del juego económico. Hemos tenido la enorme suerte de vivir en estos veinte años todo ese proceso de transformación. A partir de ese punto ha venido todo ese modelo de desarrollo de negocios basados en tecnologías digitales. Podemos marcar otro punto de inflexión diez años más tarde, con la transformación digital. En 2014, en España el Gobierno pone en marcha la estrategia española de Industria 4.0, que toca con la historia de CTIC, ya que en el primer contrato que desarrolla el Ministerio de Industria para divulgar y hacer llegar a las empresas qué es eso de la industria 4.0 confió en nosotros.
—¿Y en la última década?
—Se abre una ventana desde 2014 hasta 2024 en la que trabajamos principalmente sobre ese conjunto de tecnologías sobre las que basan las empresas sus procesos de transformación digital. Estamos hablando de realidad virtual, realidad aumentada, la inteligencia artificial, la analítica avanzada de datos, la robótica inteligente... lo importante es que en ese periodo no solo trabajamos en la tecnología. Para nosotros es más importante lo que tiene que ver con la transformación que lo que tiene que ver con lo digital. Las tecnologías, por supuesto, están bien, pero la diferencia entre esa primera década y la siguiente es que el enfoque del objetivo cambia totalmente. Pasamos de incorporar tecnología a cambiar y modificar los procesos de la empresa para que, basándonos en tecnología, consigamos que sean más eficientes.
—¿Cuál es el panorama en 2024?
—Coincide con lo que estamos viendo, que es otro cambio de ciclo que está marcado por la tecnología de la inteligencia artificial. A finales de 2022, que es cuando ChatGPT se da a conocer al público en general, se marca de nuevo un cambio de paradigma. La IA se democratiza, pasa a ser de conocimiento y, muy rápido, de utilización por parte de la sociedad. Es cierto que es un tipo de IA muy concreta, que es la generativa, con gran capacidad de crear contenido. El modo en que interactuamos con esa tecnología se hace de forma tan natural, como si estuvieses hablando con una persona, que ha dado una confianza al usuario para ver que está al alcance de todo el mundo. En 2004 ya era una de las tecnologías con las que trabajábamos, pero la diferencia que vemos hoy en día es el nivel de confianza que hay ya generado en el usuario. En 2014 teníamos que hacer ver los beneficios de esa tecnología a la empresa y, ahora, lo que hacemos es responder a dudas que nos plantean en torno a su utilización y cómo se le puede sacar partido.
—¿Es una de las labores fundamentales del CTIC escuchar las necesidades de las empresas?
—Es básico en la función del centro tecnológico, independientemente de su especialización. Cuando nuestra labor es realmente proponer a la empresa soluciones basadas en la tecnología, lo que primero tenemos que saber es qué tenemos que solucionar. Usamos metodologías y herramientas para que esa escucha sea lo más estandarizada y robusta. Sobre todo hay que generar espacios de confianza, algo que hay que construir y ganarse. Una vez que escuchamos, nos hacemos una imagen de la situación de la empresa, su contexto y preocupaciones, podemos buscar qué tecnologías dan solución a esas necesidades. La empresa, por lo general, lo que te transmite son necesidades, oportunidades y problemas que ve. Nuestra misión está en ofrecerle esas soluciones basadas en las tecnologías pero, si me apuras, todo lo que consigamos sin profundizar en la tecnología, sino en la solución, es donde está nuestro valor. Nosotros decimos aquello de que esto no va de Big Data, sino de Big Questions. Para hacer esa analítica avanzada, lo que tienes que tener muy claro es cuál es la pregunta.
—¿Qué es exactamente lo que define a un centro tecnológico?
—Los centros tecnológicos somos un tipo de entidades que nos ajustamos a una serie de requisitos detallados en un real decreto. Tenemos que ser entidades privadas sin ánimo de lucro, por lo que, o bien somos fundaciones, o bien asociaciones. El carácter privado implica que, aunque tengas representación de alguna administración pública en tu órgano de Gobierno, el patronato, si esta existe tiene que ser minoritaria. En nuestro caso, nuestro patronato está formado por doce entidades, once de las cuales son empresas y la otra es el Gobierno del Principado. Asimismo, nuestra actividad tiene que ser la de I+D y orientada al servicio a la empresa. No es un I+D para fines propios. A partir de ahí nos despliegan una serie de indicadores por los que nos miden: qué volumen de facturación tenemos con empresas, de esa facturación hay que demostrar que es mayoritaria por I+D, tenemos que tener un porcentaje determinado de doctores en plantilla...
—¿Con cuántos centros tecnológicos nacionales colabora CTIC?
—Que respondamos a la definición anterior de requisitos y que estemos en el registro del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades somos 68 centros. A nivel nacional hay una federación de centros tecnológicos, Fedit, en cuya junta directiva estamos. Ahí están representados 53 Centros Tecnológicos y cuatro agrupaciones autonómicas de Centros Tecnológicos. Desde nuestra pertenencia a la junta directiva de Fedit, la colaboración con los otros 14 centros de esa junta es muy estrecha. De hecho, el 11 de septiembre recibimos aquí una de las reuniones periódicas que mantenemos. Hicimos media jornada aquí en Gijón y media en Peón. Adicionalmente, colaboramos regularmente con los otros 3 centros tecnológicos que hay en Asturias, como son Asincar, Cetemas e Idonial, así como con otros 9 centros de otras comunidades autónomas. Por lo tanto, podríamos decir que mantenemos una colaboración estable con 26 centros tecnológicos de toda España. Luego hay un programa desde el Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, que se llama Cervera, y es específico para que los centros tecnológicos españoles colaboremos entre nosotros. Es un programa muy competitivo. Para que te hagas una idea, desde cada centro tecnológico español no podemos presentar más de tres redes de colaboración. En cada convocatoria que sacan, cada año y medio o dos años, apoyan del orden de nueve redes a nivel nacional. En cada red no puede haber más de cinco centros, osea que la media de centros que colaboran en cada convocatoria se sitúa entre los 30 y los 40. Colaboramos con 11 centros tecnológicos de Aragón, País Vasco, Comunidad Valenciana, Cataluña, Andalucía, Castilla y León y Galicia) en 6 Redes Cervera.
—¿Y en ese escenario concreto, dónde se sitúa CTIC?
—Nosotros somos el centro tecnológico español que estamos en más redes. A lo largo de las tres convocatorias que hubo, nosotros colaboramos en seis redes Cervera, siempre desde nuestra especialización en tecnologías del dato e inteligencia artificial, pero luego los ámbitos de aplicación son diversos: Enerisla, de energías renovables; Iberus, de salud digital; Medusa, de movilidad inteligente; ARQA, de computación cuántica; y AI4ES y CEL.IA, de inteligencia artificial. Tanto ARQA como CEL.IA están coordinadas por CTIC. Pero ahí no se acaba la colaboración. Hay otro plano en el que sumamos fuerzas los centros españoles, que es para concurrir a proyectos de la Comisión Europea. Como solemos decir, la Champions League del I+D europeo es el programa Horizon Europe.
—¿En qué consiste?
—Son consorcios grandes de más de veinte partners, que se mueven en el entorno de los diez millones de euros, a desarrollar en cuatro años, normalmente. Ahí es habitual que centros españoles sumemos fuerzas para tirar juntos cuando hay un proyecto en el que queremos tener una representación fuerte. Los centros, lejos de que se pueda hacer una lectura de que compitamos entre nosotros, como colectivo estamos bastante bien avenidos y acostumbrados a colaborar. En un consorcio europeo con 22 partners hay 22 intereses, por lo que forzosamente tenemos que llegar a acuerdos. Esa cultura forma parte de nuestro día a día. No siempre fue así, pero a día de hoy tenemos esta relación.
—¿Y qué tal está resultando esto para CTIC?
—Nos está dando muy buenos resultados. Específicamente, si lo llevamos a nivel regional, somos la entidad asturiana que más fondos retorna del programa Horizon Europe. Tenemos muy buen posicionamiento y resultados. Todo eso sale de la colaboración.
—¿Qué papel tiene CTIC dentro del proyecto europeo Guardians y, asimismo, dentro del proyecto ARQA que mencionaba antes?
—Guardians es un proyecto del programa Horizon Europe, por lo tanto es europeo, y Arca es una red Cervera, o sea estaríamos en el plano de la colaboración nacional. Respecto a Guardians, estamos en varios proyectos de Horizon Europe, concretamente en 10. Luego tenemos alguno más, ya que ahora mismo estamos en 13 proyectos europeos, pero 10 son del programa Horizon. De esos 10, en 9 participamos como socios, normalmente con cierto peso dentro del consorcio, porque estamos entrando no solos en los consorcios, sino proponiendo demostradores, casos de uso pilotos en Asturias. En estos proyectos es muy importante, ya que desarrollamos una tecnología, demostrarla. Entonces esa demostración se hace a través de pilotos o demostradores. Son limitados los que hay en un consorcio de estos y nosotros lo que hacemos es siempre plantear demostradores aquí en Asturias. En ocho proyectos de Horizon Europe planteamos demostradores en la región, porque nos permite también incluir en esos consorcios de veintitantos socios otras entidades y empresas asturianas.
—¿Con cuántas de estas entidades de la región se colabora en iniciativas englobadas en Horizon Europe?
—De los 10 proyectos de Horizon Europe estamos traccionando y colaborando con 13 entidades asturianas. Volviendo a Guardians, se trata de un proyecto que coordinamos. En este caso somos 22 socios y tiene un presupuesto de 5 millones de euros. De los 22 socios, pertenecientes a nueve países europeos, cinco somos asturianos. Con nosotros están el Serida, Campoastur, CLAS, y Capsa como empresa industrial. Guardians viene de la analogía que hacemos con guardianes del territorio, y lo que consideramos nosotros guardianes del territorio son los agricultores y ganaderos, que son los que nos garantizan que el medio rural mantenga unas condiciones adecuadas para que haya vida y desarrollo económico. De esos 22 socios, más o menos la mitad somos proveedores-desarrolladores de tecnología y la otra mitad usuarios de la tecnología. Desarrollamos, por un lado, un portfolio de tecnologías basadas en lo digital, de drones, de analítica de datos, de reconocimiento de imágenes, de inteligencia artificial... que planteamos como ayuda para que esa actividad que hacen los guardianes del territorio esté adaptada a los años que nos toca vivir y que dispongan de unas herramientas que les permita hacer su actividad de forma más eficiente y más cómoda. Desarrollamos la tecnología y la probamos en distintos demostradores. Al final, los socios que nos acompañan aquí de Asturias no dejan de ser escenarios de validación de las tecnologías. El papel que desempeñamos es el de coordinador líder de un proyecto europeo, lo que también es un reconocimiento al papel y a la capacidad de CTIC. Hay una parte interesante también en este en este proyecto, además del desarrollo y prueba de tecnologías. Hemos reservado un dinero del proyecto, aproximadamente 900.000 euros, para que se destinen a lo que se llama una open call.
—¿En qué consiste?
—Digamos que, dentro del proyecto, haces una convocatoria abierta para que agricultores, ganaderos y pequeñas empresas puedan solicitar al proyecto directamente una ayuda para incorporar algunas de esas tecnologías a su actividad. Es decir, que el impacto no quede únicamente dentro de los 22 socios del proyecto, sino que abra también la participación a que más usuarios puedan incorporar esas tecnologías.
—¿Y en lo que respecta al proyecto ARQA?
—ARQA se trata de una red Cervera. De las 6 que tenemos dentro de ese programa, dos las estamos coordinando nosotros. Una fue en años anteriores CEL.IA, en el ámbito de la inteligencia artificial, y ahora estamos coordinando esta. La temática de esta red es computación cuántica, que es una tecnología muy emergente y novedosa. Los ordenadores cuánticos son una nueva generación de computadoras, con una física y una arquitectura totalmente distinta a las tradicionales, y que van a permitir y están permitiendo la resolución de problemas de computación que los ordenadores tradicionales simplemente no pueden. Entonces los ordenadores cuánticos en el futuro van a suponer un paso disruptivo en cuanto a las capacidades de computación. En el grupo que estamos nosotros coordinando somos tres centros tecnológicos especializados a nivel nacional en esta tecnología. Cuando hablo de especialización me refiero a que tenemos líneas de investigación en esta área. El centro de los tres que lleva más tiempo trabajando en esto es CTIC y empezamos en el año 2019. Los otros dos centros son el ITG, en Galicia, y Eurecat, que es uno de los centros tecnológicos que hay en Cataluña. Al CDTI, que es al final quien está apoyando esa red, lo que le planteamos y vio con buenos ojos es que transmitamos a las empresas qué es esta tecnología y cuáles son sus beneficios a través de demostradores. Estamos desarrollando tres demostradores dentro del proyecto, en los que mediante tecnologías de computación cuántica hacemos ver a las empresas los beneficios que tiene, por ejemplo, en el análisis de imágenes satélite, que es una problemática donde hoy en día los ordenadores tradicionales van muy al límite. Hay un segundo demostrador que tiene que ver con problemas de optimización, donde los órdenes cuánticos son particularmente buenos. Como caso concreto ponemos como ejemplo el de la complejidad de las redes eléctricas actuales, en las que sobre la estructura tradicional ahora metes toda la problemática de la electrificación de la economía, el vehículo eléctrico, las fotovoltaicas de autoconsumo, la eólica... entonces, todo eso genera unos problemas a nivel matemático y de optimización que los ordenadores tradicionales se te quedan muy cortos.
—¿Y el tercer demostrador del que me hablaba?
—Está orientado a utilizar esos ordenadores cuánticos o esas tecnologías de computación cuántica para identificar cuándo una imagen es falsa y generada por IA. Es un ejemplo más de cómo utilizar la tecnología cuántica para acotar un poco estos riesgos que estamos viendo surgir alrededor del mal uso de una tecnología tan potente. A día de hoy los ordenadores cuánticos, por lo emergente de la tecnología, son instalaciones escasas y muy costosas. Se puede comprar o alquilar acceso a computadoras cuánticas de Google o IBM, pero nosotros en CTIC contamos con un emulador de ordenador cuántico, que es un mini-supercomputador tradicional, pero que tiene una arquitectura y un diseño que hemos hecho en colaboración con el Grupo de Computación de Altas Prestaciones y de Cuántica de la Universidad de Oviedo. Entonces tenemos aquí una máquina que emula el comportamiento de un ordenador cuántico de 38 cúbits. Permite que todos esos demostradores los desarrollemos sobre nuestro emulador y, una vez que ves que tienes bien desarrollado el algoritmo y que está optimizado, nos posibilita a llevar esas demostraciones a ordenadores cuánticos reales con seguridad.
—¿Cuáles son los retos que tiene CTIC actualmente y cómo se plantea su futuro?
—Nos ha tocado vivir unos tiempos donde hacer proyecciones de tecnología, economía o de lo que sea es complicado. Pero hay un punto que hemos visto que ha sido para nosotros ancla durante estos 20 años, y que estamos convencidos lo va a ser los próximos años, en términos de valores. Se trata de, mediante la tecnología, lograr que sociedad y empresas asturianas sean competitivas. La competitividad es ser diferencial, pero también sostenible en el tiempo en términos de supervivencia. Ha cambiado tanto el entorno que si no estás en esas posiciones de tener el punto diferencial, de ser líder, empieza a complicarse tu sostenibilidad y tu perdurabilidad. ¿Dónde vamos a estar o sobre qué tecnología vamos a estar trabajando dentro de 10 años? Pues no lo sabemos. Se entiende que serán tecnologías del ámbito de lo digital. A lo mejor ya la inteligencia artificial está superada en el terreno de la innovación. Pero de lo que estoy seguro es de que, a nivel de valores, vamos a estar trabajando por la sociedad y las empresas asturianas a través de la tecnología, tanto dándola conocer y demostrando su valor, como en la parte de desarrollo de la misma. También está el compromiso con el territorio. Nosotros, como centro tecnológico y por estar operando a nivel global, tenemos clientes de Asturias y de fuera. Pero el compromiso de que el impacto positivo capitalice en Asturias, para ayudar a que haya desarrollo económico, es clave. Por último, hay un tercer pilar, que es el factor humano. A nivel de valores, lo que hacemos no es tecnología por tecnología, sino que es tecnología para las personas. El factor humano hoy en día tiene muchas dimensiones. Si tomamos de nuevo el ejemplo de la inteligencia artificial, hay que darse cuenta de todo lo que tiene que ver con la ética en el uso de los datos y la privacidad. Ese compromiso lo tenemos hasta el punto de que una unidad de especialización del centro, que es Factor Humano, la incorporamos desde el diseño en nuestros proyectos para hacer el análisis de cómo vamos a esbozar esa solución de tecnología, para que al final logremos que sirva para cerrar brechas y hacer la vida más fácil a todas las personas. En cada momento vamos a tener la tranquilidad de que estamos cumpliendo con nuestra misión y vamos a estar generando valor a la sociedad y empresas de la región.