La Voz de Asturias

Eva Molina, enferma de cáncer de mama metastásico: «Al principio es bastante duro aceptar que tienes una enfermedad letal»

Asturias

Carmen Liedo Redacción
Eva Molina, enferma de cáncer de mama metastásico

Esta ovetense, que batalla con la enfermedad desde hace año y medio, trata de dar visibilidad a este tipo de cáncer que, asegura, «mucha gente desconoce»

13 Oct 2024. Actualizado a las 05:00 h.

 

—Buenos días, ¿Carmen?

—Sí, soy yo.

—Soy Eva Molina. Me ha dado tu teléfono Concha (otra enferma con cáncer de mama metastásico) porque, al parecer, estás buscando testimonios de personas que padecen cáncer de mama metastásico. Yo puedo contarte mi historia, porque necesitamos visibilidad. Hay mucha gente que desconoce lo que es esta enfermedad.

Así surge la conversación que hace unos días mantenía La Voz de Asturias con Eva Molina, una oventense que desde hace un año y medio batalla contra el cáncer de mama metastásico, enfermedad que conmemora su Día Mundial hoy 13 de octubre. Una jornada cuya finalidad es dar a conocer el tipo de cáncer de mama más desconocido pero que en España mata a más de 6.000 mujeres al año.

Eva Molina es una mujer joven. Porque a los 56 años, cuando se habla con vitalidad como lo hace ella, se es joven, lo que no quita que la procesión vaya por dentro. Fue a los 52 años cuando Eva empezó su lucha contra el cáncer: «fue un cáncer de seno localizado en estadio temprano». Entonces, los médicos le hablaron de que la probabilidad de vida era de más del 90% y, siguiendo el protocolo, le hacían las revisiones pertinentes. «Pero a los casi tres años se confirma la metástasis al hígado y a los huesos», relata la misma, que reconoce que «al principio fue bastante duro aceptar que tienes una enfermedad letal».

A eso ha tenido que sumar que su caso es «complejo para encontrar tratamiento» porque «todos me resultan eficaces poco tiempo o, simplemente, no tienen efecto». Otro hándicap al que se enfrenta en la lucha contra la enfermedad es que, aunque sigue habiendo tratamientos posibles, «suelen ser tóxicos para los órganos vitales y esa toxicidad me afecta al hígado». «En resumen, que lo que es bueno para uno, es malo para otro», apostilla Eva Molina que, pese a todo, se queda con que «vamos salvando los muebles», pero «con el miedo a que no haya tratamientos suficientes o no los pueda utilizar». Sin embargo, otra frase da cuenta de que no se deja vencer por ese miedo: «otros medicamentos van surgiendo nuevos», ensalza la misma, que considera que ese es el camino para lograr avances: «lo que queremos es medicación que pueda llegar a cronificar la enfermedad, eso sí, con la mayor calidad de vida posible», destaca la oventese.

Y esa calidad de vida la reivindica por ella y también por su entorno. Eva tiene padres, marido e hijos y aunque desde el primer momento les ha contado la verdad, no oculta lo duro que es para la familia asimilar que en casa ha entrado una enfermedad que no tiene cura. «Intentas no trasmitir miedo y no darles más información de la que quieren. De hecho, en casa hablamos poco», explica Eva Molina, que poniendo por delante que «cada persona lo lleva de una manera», ella opta por no exteriorizar mucho lo que le pasa: «yo no voy quejándome por casa, porque intentas que no sufran y lo voy consiguiendo». Sin embargo, percibe en los suyos la preocupación que tienen por ella: «mi padre me dice todo el tiempo que me tengo que curar».

«Pero es un deshago poder decir la verdad a la familia», manifiesta Eva, que pone de relieve lo fundamental que es sentirse apoyado en un momento así. Es por eso que también destaca la importancia de estar apoyada y formar parte de la asociación, porque hay compañeras que, aunque tengan otra casuística, a muchas les pasa lo mismo y entre nosotras nos entendemos», señala. De todos modos, dice que cuando fue diagnosticada de cáncer de mama metastásico tuvo que recurrir a un psicólogo, una ayuda profesional que recomienda para asimilar una realidad dura que se presenta de improviso.

—¿Y tienes la sensación de aprovechar el tiempo de otra manera desde que sabes que tienes cáncer de mama metastásico?

—Sí, aprovecho más el tiempo y hago cosas que siempre me han gustado. Voy más al cine, al ballet, a ver museos y viajo en la medida de lo posible. Ciertamente valoras muchísimo más el tiempo y haces más cosas.

Así, parte de su actividad consiste en apoyar y formar parte de la delegación asturiana de la asociación de cáncer de mama metastásico, participar de los actos que organizan, visibilizar la enfermedad y reivindicar.

—¿Qué reivindicas? ¿Que pedís quienes padecéis esta enfermedad?

—Yo reivindicaría que los medicamentos salgan antes de lo que salen, porque hay fármacos que ya se han probado y que no acaban de salir, y hay gente que no tenemos tiempo de esperar tanto. En ocasiones, pueden tardan hasta año y medio en salir. Pero creo que las farmacéuticas, que ganan bastante dinero, podrían hacer un sobreesfuerzo.

Entretanto, Eva Molina batalla contra el cáncer de mama metastásico de todas las maneras que puede: con medicaciones, colaborando con la asociación y dando visibilidad siempre que puede a una enfermedad que, insiste, «todavía no se conoce bien» y que «le puede pasar a cualquiera». Batalla de todas esas formas y con una cosa más: con esperanza. «Porque la esperanza no se pierde nunca», asevera.


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