La solidaridad asturiana viaja a un pequeño pueblo de la India: «Ver las condiciones en las que viven es horrible»
Asturias
La oenegé Enlazando Vidas centra en Devta, Rajasthan, todos sus esfuerzos. Trabajan en el acondicionamiento de una escuela y buscan dar un futuro mejor a las mujeres viudas de la zona, que en la mayoría de casos quedan «totalmente desamparadas». Susana Rozas siempre quiso conocer el país y ayudar, un «sueño» que pudo hacer realidad: «Recibo mucho más de lo que doy»
23 May 2024. Actualizado a las 09:35 h.
La oenegé asturiana Enlazando Vidas nació en el 2020, pero su historia se remonta un lustro atrás. Fue en el 2015 cuando Susana Rozas, su fundadora, pudo cumplir lo que para ella era un sueño, viajar a la India. La idea rondaba desde hace mucho tiempo en su cabeza, pero en ese momento «se conjugaron todos los astros» y su anhelado deseo se hizo realidad. No solo quería conocer el país y los lugares turísticos, también buscaba alguna forma de aportar un granito de arena con el que mejorar la vida de sus habitantes, ya que otra de sus aspiraciones vitales era participar en algún proyecto de cooperación internacional.
Lo siguiente fue una bonita «casualidad». Ella planteó su viaje con una agencia local. Algunas desavenencias con la primera opción hicieron que recurriera a la segunda y fue en ese momento cuando entró en juego Rajendra Sharma, quien se ha convertido en una pieza fundamental de la organización. La idea era conocer el país y hacer llegar material quirúrgico y ortopédico que había conseguido gracias a la implicación de su grupo de amigos a uno de los orfanatos de la madre Teresa de Calcuta.
«Cuando llegué a la India le conocí y a partir de ahí empezó todo», cuenta la propia Susana. Fue a entregar el material sanitario que llevaba a uno de los orfanatos de la madre Teresa y también visitó el pueblo natal de Rajendra, Devta. Allí supieron que parte del dinero que conseguía gracias a la agencia de viajes lo destinaba a ayudar a dos mujeres viudas. En el país asiático, cuenta la fundadora de Enlazando Vidas, a la tragedia de perder al marido se une un total destierro: «Cuando se casan pasan a pertenecer a la familia de su marido y cuando se quedan viudas muchas veces no se hacen cargo de ellas y acaban en la calle, prostituyéndose o mendigando porque se quedan sin nada. En teoría pueden heredar, pero el nivel cultural es tan bajo que ni siquiera saben a qué tienen derecho y están totalmente desamparadas».
Conocer Devta y la situación de estas mujeres supuso un verdadero impacto para esta asturiana, psicóloga de profesión. En ese primer viaje compró comida para cinco familias y dejó dinero para adquirir mantas a la gente mayor y costear la educación de niños con necesidades. «A partir de ahí, empecé a canalizar ayuda al pueblo a través de turistas españoles que viajaban. Me llamaban para llevar medicinas, ropa o lo que se necesitara», explica Susana. El contacto con ellos se producía a través de Rajendra Sharma, quien hablaba a sus clientes de esta forma de ayudar.
Solo un año después, Susana regresó a la India con más ayuda y siguió durante un tiempo enviando material sanitario y ropa a través de turistas españoles que viajaban al país. Fue en su tercer viaje, en 2020, cuando se planteó la necesidad de fundar oficialmente una oenegé y canalizar toda la ayuda. A su regreso, que casi se frustra por la irrupción de la pandemia del coronavirus, fundó Enlazando Vidas. «Vi que podíamos hacer más cosas que traer material», cuenta.
Con la organización ya oficializada y la ayuda sobre el terreno de Rajendra Sharma y toda su familia, trabajan ahora en mejorar las perspectivas de futuro de las mujeres viudas y en impulsar la educación acondicionando la escuela pública del pueblo. Además de esos dos pilares fundamentales del proyecto, entregan alimentos y comidas a las familias de la localidad que lo necesitan. En el colegio, cuenta, la primera necesidad que les plantearon fueron los zapatos. En el viaje de 2023 entregaron más de un centenar de pares con sus correspondientes calcetines. En la última expedición, en febrero de este año, pusieron en marcha una campaña de salud ocular para entregar gafas y operar cataratas a quienes lo necesitaran.
En esos viajes solidarios, Susana va acompañada de otras personas que apuestan por conocer la India implicándose con sus habitantes. Una de ellas fue Luisa Isidoro Fernández, quien supo de la organización «por accidente» y no dudó en unirse al proyecto. Siempre había tenido en la recámara la idea de colaborar con una oenegé y en una conversación de peluquería descubrió la opción de hacerlo con Enlazando Vidas.
Una experiencia vital única
Tanto para Luisa como para Susana, conocer la realidad de los vecinos de Devta, en la región de Rajasthan, ha supuesto un antes y un después en sus vidas. La presidenta de la asociación cuenta que el pueblo no tiene agua, ni sistema de alcantarillado ni mucho menos está asfaltado. «Es como si hubiera caído una bomba y nunca se hubiera reconstruido», admite. En la misma línea se muestra Luisa: «Ver las condiciones en las que viven es horrible, porque no tienen nada», lamenta la voluntaria, que ya está pensando en regresar.
Para Susana, haber puesto en marcha la asociación es un verdadero «sueño» hecho realidad. «La gente me decía que cómo iba a ir a la India, que lo iba a pasar fatal. Pero es algo que siempre quise hacer y de repente se hizo realidad. Encontré a la persona justa en el momento oportuno y no sé si la gente lo entenderá, pero yo cuando voy recibo mucho más de lo que doy», defiende. Por eso se muestra «agradecida a la vida» por haber tenido lo que considera una oportunidad. «Es gente que no tiene nada pero te da todo», celebra.
También Luisa se queda con la «calidez» humana de su primer viaje a la India. La voluntaria asturiana tiene claro lo más gratificante: «Ver la sonrisa de los niños y que la gente te tratara como si fueras de la familia, porque te acogen con los brazos abiertos». Admite que lloró al irse como nunca antes lo había hecho y que con lo único con lo que se sintió mal fue con «la sensación de que ellos te miran como si fueras superior». Por todo ello, no duda en recomendar una experiencia de este tipo a quien tenga esa idea de cooperar en la recámara: «Es de lo más gratificante que puedes tener en la vida. Hasta que no lo descubres no sabes el bien que te hace a ti, porque estás ayudando pero tú también te sientes muy bien», dice.
Proyectos de futuro
Enlazando Vidas continuará su trabajo en Devta. El próximo objetivo pasa por recaudar dinero en una espicha solidaria que organizan este sábado, 25 de mayo, para acondicionar los bajos de la escuela. «Si los ves, se te cae el alma a los pies», confiesa Susana. Para ello buscan el compromiso previo de la dirección y de los profesores de que se van a mantener así. El evento tendrá lugar en el Club Isidra (21.30 horas) y el coste será de 39 euros, con los que los participantes colaborarán en este proyecto. En el apartado de educación, la organización lanzará próximamente una campaña de venta de camisetas estampadas con dibujos de los niños de Devta para comprar sillas y mesas para la escuela, algo de lo que también carecen.
Por otro lado, el proyecto de futuro más ambicioso estará dedicado a las mujeres viudas. Pretenden poner en marcha un núcleo de turismo rural que ellas mismas puedan gestionar para pasar de la solidaridad a la acción y aportar autonomía a este colectivo. Para ello, cuenta Susana Rozas, desde Enlazando Vidas se encargarán de formarlas y prepararlas para que puedan asumir esa responsabilidad. «Es una forma de que ellas tengan un trabajo digno y puedan salir adelante», admite la asturiana.
En el último viaje, compraron alimentos para 45 mujeres con edades variadas, desde los 20 hasta los 70 años. Presentarán ese plan a diferentes instituciones para poder conseguir financiación pública, con la que hasta el momento no cuentan. Susana Rozas es consciente de que no es fácil y llevará tiempo, pero su implicación es total, al igual que la de Rajendra Sharma sobre el terreno.
¿Cómo colaborar?
Existe la posibilidad de hacerse socio de Enlazando Vidas, aunque Susana Rozas admite que cualquier ayuda es bienvenida. La asociación está «más que en pañales, con el culo al aire», por lo que todo vale: desde comprar una papeleta de Lotería de Navidad a hacer donativos esporádicos o dedicar un poco de tiempo. «La gente muchas veces es reacia a hacerse socia porque además somos muchos a pedir y es entendible, pero se puede colaborar por ejemplo yendo a la espicha o ayudándonos con los temas legales, hay muchas formas de hacerlo», explica la asturiana.
Ella, seguirá luchando para mejorar en la medida de lo posible la vida de los vecinos de Devta, un pueblo en el que no deja de pensar y en el que ya tiene «otra familia».