La capacidad innovadora de Asturias ante Europa: ¿especialización o diversificación?
Asturias
Un estudio del Ministerio de Ciencia e Innovación analiza los perfiles innovadores de las comunidades españolas y compara sus áreas de investigación prioritarias con las de las regiones europeas
12 May 2024. Actualizado a las 05:00 h.
La Estrategia de Especialización Inteligente o S3 —en inglés, Smart Specialitation Strategies— es el documento estratégico de I+D+i que exige la Comisión Europea a todas sus regiones para poder optar a los fondos destinados a investigación e innovación. Al diseñar la estrategia de especialización inteligente, se analizan los puntos fuertes y débiles de la situación del ecosistema de I-D+i de cada región y se definen objetivos para cada programa marco —el actual comprende 2021-2027—, identificando las oportunidades y las áreas de investigación en las que concentrarse en los próximos años, con la ayuda de los fondos europeos.
Un reciente informe del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, que analiza los perfiles innovadores de las comunidades españolas y las brechas territoriales, también los compara con datos disponibles de 218 regiones europeas del periodo de programación anterior —2014-2020— sobre los objetivos de las estrategias de especialización inteligente en todas ellas. Más del 60% de las regiones europeas incluye entre sus objetivos la innovación sostenible, la transformación digital, las tecnologías facilitadoras (KET, en inglés key enabling technologies) y la salud pública.
El informe del ministerio, que se titula Nuevos enfoques políticos para promover los ecosistemas regionales de innovación: el caso de España en el contexto de la UE, llega a la conclusión de que en España persiste una elevada concentración de la actividad innovadora en las regiones más avanzadas y que no se han estrechado las brechas de la innovación entre territorios en la última década. Y, atendiendo al nivel de especialización regional que se establece en los objetivos de cada región, observa también «una elevada concentración en unos pocos objetivos, lo cual podría dar lugar a fragmentación y solapamientos innecesarios». Una situación que, además, «abriría la posibilidad de aprovechar sinergias a través de una mayor cooperación interregional».
En Asturias, que ve subir su posición en I+D respecto al promedio de la UE, los objetivos generales de la política de la Estrategia de Especialización Inteligente en 2014-2020 eran cinco y, de ellos, tres son objetivos que se analizan en la comparativa por regiones europeas: salud pública y seguridad, transformación digital y KETs (la S3 de este año puede consultarse en este enlace). Los datos los recaba la plataforma europea S3, que toma como referencia 10 objetivos generales de política en I+D —que a su vez se pueden desglosar en 72 más específicos— al comparar los intereses de las regiones europeas, teniendo en cuenta que el marco de actuación europeo persigue, con estas estrategias, concentrar las actividades de investigación e innovación de las regiones en un conjunto limitado de prioridades, poniendo el foco en las fortalezas competitivas de cada una.
Objetivos, aparte de los ya mencionados, como el crecimiento azul —del que informe subraya el creciente interés que está suscitando en las regiones europeas—, la innovación social, las industrias culturales y creativas, la naturaleza y la biodiversidad o la innovación en los servicios.
Prioridades en Europa
¿Por dónde están yendo los tiros en Europa? Los datos de la plataforma europea S3 muestran una «alta concentración de regiones en unos pocos objetivos temáticos, especialmente en el caso de España». De hecho, más del 60% de las regiones europeas incluyen entre sus objetivos de política estos cuatro: transformación digital, KETs, salud pública e innovación sostenible, el único que no coincide con las prioridades de Asturias, aunque en España es seleccionado por 15 de las 17 comunidades autónomas. Aparte de Asturias, otras 12 comunidades españolas suscriben los objetivos de transfomación digital, KETs y salud pública.
El informe indica que, en general, las cifras españolas en este sentido no difieren demasiado de la distribución europea salvo en el caso del sector aeronáutico y espacial, que despierta más interes en España (41,2% de las regiones lo tienen como objetivo) que en la media de la UE (12% de las regiones). En la actual fase de programación, según este estudio, no se aprecian cambios sustanciales en los objetivos de política seleccionados por las regiones e incluso se intensifica la coincidencia de temáticas.
En el caso de las regiones de la UE, sin embargo, se observa una mayor diversificación, habiendo solo un objetivo priorizado por más de la mitad de las regiones europeas: la salud pública y el bienestar. Pero también existen muchas coincidencias y al menos una tercera parte de las regiones europeas priorizan siete de los 10 objetivos analizados. Esto se debe a que «muchas de las regiones europeas están adoptando especializaciones dispersas, es decir, simultaneando muchos objetivos de política».
Estrategias ¿inteligentes?
No en vano, más de una cuarta parte de las regiones europeas plantean 20 objetivos. «Esto sugiere que muchas regiones son reacias a la especialización y optan en cambio por potenciar la diversidad para no descartar ninguna oportunidad o fuente potencial de financiación europea», explica al respecto el informe del ministerio, que también destaca que solo 40 de las 218 regiones europeas proponen menos de cinco objetivos de política, «mostrando un alto grado de especialización».
Aparte de Asturias, también Cataluña planteaba cinco objetivos, oscilando el número en las regiones españolas entre ese mínimo y el máximo de 40 que perseguía la Comunidad de Madrid. «El hecho de que muchas regiones realmente optan por no especializarse al seleccionar muchos objetivos dispersos, sumado a las posibles ineficiencias y riesgos de fragmentacoón asociados a los excesivos solapamientos entre las áreas de especialización seleccionadas por las regiones, ha hecho que crezcan las dudas sobre si las estrategias son realmente inteligentes, especialmente en el caso de algunos países como España, Italia o Polonia», se decía en un estudio científico de 2022 que cita el informe del ministerio, que no ve en todo caso como un problema la coincidencia de áreas de especialización entre regiones.
«También representa una oportunidad en la medida en que distintas regiones con especializaciones afines sean capaces de cooperar para aunar esfuerzos o para coordinarse en distintos eslabones de las cadenas de valor de determinadas industrias o tecnologías», señala el informe, que aboga en todo momento por fomentar la colaboración interregional para avanzar hacia «un sistema de innovación más cohesionado que permita sacar un mayor partido a los recursos y capacidades de todas las regiones
El análisis de los perfiles de las comunidades españolas también muestra, en cuanto a la distribución del gasto total en I+D entre regiones, una alta concentración. Madrid y Barcelonan concentran más de la mitad de estos recursos, seguidos de Andalucía, País Vasco y Comunidad Valenciana. El País Vasco es, en términos relativos, la que realiza el mayor esfuerzo de gasto, situándose incluso por encima de la media de la UE.
Asturias, donde la implantación del sector tecnológico está por debajo de la media española —tiene la mitad que el País Vasco—, mantiene un índice de innovación moderado, entre el 70 y el 100% de la media de la UE y es una de las cinco comunidades autónomas, junto a Andalucía, Cantabria, La Rioja y País Vasco, que redujeron su ritmo de crecimiento del gasto en I+D en los dos periodos analizados por el estudio, entre 2005 y 2022.