Nieves Fernández, confitera: «Conservantes, colorantes y mejorantes influyen en la mala salud y en que cada vez haya más enfermedades y más intolerancias»
Asturias
La propietaria de los Obradores Nieves Barquera, ubicados en el pueblo de Loza (Navia), se ha convertido en un referente en la elaboración de dulces y panes saludables y aptos para personas con alergias alimentarias
29 Apr 2024. Actualizado a las 05:00 h.
Cuando hace dos años y medio Nieves Fernández Pérez cumplió su sueño de poner en marcha su propio negocio de confitería-pastelería-panadería también cumplió el de todas las personas con intolerancias alimentarias que naguaban por comer un pastel, una tarta o un pan con garantías de que no le iba a sentar mal. Obradores Nieves Barquera es el nombre de ese sueño, un negocio singular por su filosofía, por su ubicación y por la dedicación de su propietaria, siempre dispuesta a seguir innovando y creando dulces saludables, aunque eso le suponga quitarse horas de sueño y afrontar los costes que le supone hacer pruebas de pasteles o panes que acaba tirando porque «si no está rico para mí, no me vale para nadie».
Nieves decidió poner en marcha su propio negocio de confitería-pastelería poco antes de que comenzara la pandemia de la Covid-19. Recuerda que firmó el contrato del local en el que lo iba a ubicar en Navia dos o tres días antes de que se declarara el confinamiento, así que a la vista de los acontecimientos tuvo que cancelar ese contrato y dejar en espera el proyecto. Reconoce que fue «un bajón» que la llenó de incertidumbres, aunque unos meses después, entre bromas, surgió la idea de emplazar el obrador en su pueblo, Loza: «fueron los asesores y la arquitecta los que me lo plantearon como opción, ponerlo en el pueblo, pero empezamos entre bromas y risas», explica esta emprendedora, que poco después se enteró de podía optar a subvenciones del Leader Navia-Porcía si desarrollaba su negocio en la zona rural. A esa ayuda, sumaba el apoyo de su familia: su hijo, su hermana y su sobrino, lo cual la hizo decidirse a abrir su confitería-pastelería- panadería en Loza, el pueblo al que volvió después de haber estado fuera mucho tiempo.
La idea de negocio la tenía más que clara: «yo no quería quedarme en la pastelería tradicional. Quería innovar y hacer cosas que fueran sanas, basándome en la salud y, por tanto, hacer dulces sin conservantes, colorantes o mejorantes, porque no se necesitan», explica Nieves Fernández. Además, teniendo en cuenta su experiencia cuando trabajaba en otras confiterías de cómo niños y adultos celiacos o con otras intolerancias alimentarias tenían que quedarse con las ganas de tomar un pastel, esta confitera quería poder endulzar la vida de esas personas. Fue así como surgió Obradores Nieves Barquera, un negocio que cuenta con dos obradores, uno para la elaboración de los dulces con gluten y otro para los de sin gluten. Y es que la misma destaca la importancia de que no se produzca contaminación cruzada a la hora de elaborar estos últimos. «Son dos obradores totalmente separados para que ni siquiera se produzca contaminación por el polvo de la harina. Y yo, si tengo que pasar de uno al otro, me cambio toda la ropa porque tenemos que ser cuidadosos al máximo», explica la confitera, que considera «una satisfacción poder hacer algo para que la gente pueda comer algo sano y digno».
Encargos complejos que suponen un reto
Con esa filosofía, Nieves suele aceptar todos los retos que le llegan en forma de encargo de hacer tartas o panes exentos de sustancias como la sacarosa, el gluten, la lactosa o la fructosa. En ocasiones, la complejidad del encargo es que el dulce tiene que carecer de varias de esos componentes, dificultando y encareciendo la elaboración. «Yo siempre les aviso de que lo que me piden les va a salir más caro que una tarta normal, pero lo piden porque aquí trabajamos, además, con calidad», señala la emprendedora, que pone como ejemplo que cuando no puede utilizar azúcar y para evitar los perjuicios que pueden conllevar para la salud los edulcorantes, utiliza azúcar de abedul, que paga a algo más de 23 euros cada kilo de producto. «Se consigue que el dulce tenga la esponjosidad que no le dan otros endulzantes, pero es muy cara», apostilla.
«Y el pan lo hago como antes, de forma tradicional y sin conservantes», indica Nieves Fernández, que también hace panes para las distintas intolerancias tratando de ofrecer un producto que sea sano y rico. «Para ello utilizo harinas especiales y a veces las masas llevan una mezcla de hasta cinco harinas», traslada la misma, que reconoce que la elaboración de esos panes especiales, por ejemplo sin gluten, «es lo más difícil de sacar» para que quede rico y se pueda comer «porque se seca muy rápido». No obstante, señala que una de las claves es trabajar con producto de calidad, «harinas buenas».
Pero como su pretensión es seguir investigando y evolucionando en los productos que ofrece, su objetivo es lograr un hojaldre sin gluten que le permita hacer las palmeras que tanto le demandan: «me preguntan mucho si no tengo palmeras y siempre les digo que estoy en ello, pero es difícil», asegura. Sin embargo, la perseverancia es una de las cualidades de esta emprendedora que dedica la mayor parte de su poco tiempo libre a formarse e informarse para seguir mejorando sus productos, que sean saludables y que las puedan disfrutar todo el mundo pese a las intolerancias alimentarias.
Un negocio en la zona rural al que se llega sin problema
Y lo de ubicar su negocio en la zona rural no ha supuesto ningún inconveniente. Nieves Fernández se siente arropada «por la gente de mi pueblo, porque aquí somos muy de ayudar» y, además, las nuevas tecnologías facilitan que cualquiera que quiera probar uno de sus panes o dulces puedan localizarla sin problema porque «sólo tienen que meter la dirección en el GPS y los trae hasta la puerta». Y, si no, apostilla, siempre hay algún vecino por la zona dispuesto a dar indicaciones de cómo llegar hasta Obradores Nieves Barqueta. «Aquí llegan los que conocen la zona y los que no. Ha venido gente de Madrid, Barcelona o Andalucía cuando están de visita por aquí», resalta.
Unos obradores que estos días están a tope de trabajo porque, según comenta la propietaria, «ya tengo muchísimos encargos para el día de la madre. Es más, ya tengo encargos para últimos de mayo». Esto es porque cuando tiene que elaborar algún postre para personas con intolerancia alimentaria, prefiere planificarlo y organizarlo con tiempo «porque tengo que conjugarlo con el trabajo diario». Y es que, a fin de cuentas, es Nieves y otras tres personas más las que sacan adelante el negocio cada día. Mientras ella y otro confitero se encargan de las elaboraciones, su hermana atiende a los clientes y su sobrino se encarga de la parte administrativa de la empresa. «Mi hermana cuando no hay gente, nos ayuda, pero somos un equipo pequeño. Ojalá alguien quisiera aprender el oficio», proclama la emprendedora, que se muestra consciente de que «es un oficio cansado y sacrificado al que hay que dedicar muchas horas, en el que hay que madrugar y trabajar los fines de semana».
Sin embargo, esa dedicación y esfuerzo, a ella le generan una inmensa satisfacción, sobre todo cuando prueba elaboraciones nuevas y consigue sacar adelante nuevos dulces o nuevos panes. «Es una satisfacción materializar una idea que tengo en la cabeza, pero para ello hay que investigar mucho e invertir mucho, y por eso no te dan nada», manifiesta Nieves Fernández, que entiende que tendría que haber ayudas para la elaboración de productos saludables y aptos para intolerancias alimentarias, y más cuando considera que «conservantes, colorantes y mejorantes influyen en la mala salud y en que cada vez haya más enfermedades y más intolerancias». Por eso reclama que «tendríamos que tener ayudas para avanzar más», pero mientras no las haya, le supone a ella una inversión de tiempo y dinero porque en su ánimo está «hacerlo siempre lo mejor posible».
Pasteles creativos y ricos que son todo un homenaje
Y ese ánimo por investigar y crear productos nuevos que sigan siendo sanos, Nieves deleita y recompensa a quienes acuden a Loza a comprar sus elaboraciones con pastas sin gluten y lactosa o dulces innovadores, como el Loza Astur, un pastel en homenaje al pueblo que alberga su negocio; la Llastría, en honor al concejo de Coaña; los Antoxos; o el bombón Penedín, todos ellos dulces con una historia o un reconocimiento que entran por los ojos por su excepcional aspecto. Lo siguiente que tiene en mente Nieves Fernández es «dedicar un pastel a Asturias», una idea que ya tiene avanzada «porque voy pensando qué invento mientras hago otra cosa» y que quizá pueda estar en el mostrador de su confitería este próximo verano. No obstante, la misma incide en que le gustaría «inventar más cosas sin gluten», como los bollos preñaos y las empanadas que ya están en su catálogo de elaboraciones.
Todo esto lo afronta esta emprendedora con valentía: «me siento orgullosa de haber vuelto al pueblo y, quizá, me decidí un poco tarde», comenta Nieves Fernández, que contrarresta este pesar con que «tengo la ilusión de los 25, la experiencia de los 40 y la inteligencia de los 50. No puedo pedir más», apostilla la misma, dispuesta a «morirme con las botas puestas», concluye.