El revolucionario dispositivo para evitar la retirada de catéteres
Asturias

Ana Fernández Feito, responsable de este proyecto, resalta que anualmente en Asturias los pacientes se quitan 20.000 catéteres de manera accidental. «Enfermeras de toda Asturias me dicen que hay gente que en un turno de noche se arranca la vía hasta tres veces», apunta
31 May 2024. Actualizado a las 11:11 h.
Varios años de experiencia en el sector sanitario y asistencial ha llevado a un equipo de profesionales asturianas a desarrollar un innovador dispositivo, el cual responde a un problema muy habitual en los hospitales. Ana Fernández, Yolanda Valcárcel y María González, docentes de la Universidad de Oviedo, han creado un dispositivo protector para el catéter venoso periférico, en colaboración con profesores del Área de Ingeniería Mecánica.
Ana Fernández Feito es la responsable de este proyecto. Explica que la semilla del mismo nace hace ya «bastantes años», cuando era enfermera asistencial. No en vano, trabajó 10 años en el Hospital Comarcal de Cangas del Narcea. Desde su grupo de investigación, a partir de su experiencia sobre el terreno, llegaron a calcular que «anualmente en Asturias 20.000 catéteres se retiran accidentalmente».
En este sentido comenta que «los pacientes de edad avanzada, con desorientación o que en un momento dado están agitados porque estuvieron mucho tiempo en la UCI, muchas veces cogen el catéter, sobre todo a lo largo de los turnos de noche, y arrancan la vía venosa». «Tengo mucho contacto con enfermeras de todos los hospitales de Asturias y me dicen que hay gente que en un turno de noche se arranca la vía tres veces», añade.
El dispositivo tiene una cubierta transparente semirrígida «y que va por encima del catéter venoso, porque las enfermeras no pueden perder de vista ese catéter, ya que si sale de la vena hay una pérdida de suero». Asimismo, «va integrada en un brazalete, parecido a las fundas donde los corredores llevan el móvil», todo ello anclado en el dedo pulgar.
Ana Fernández resalta que «los cables del suero salen por la zona de atrás», por lo que, «aunque tires, no consigues arrancar el catéter». «Con nuestro dispositivo los cables del suero quedan dentro del dispositivo y salen por la región del codo, por lo tanto, aunque tú tires por la región externa del codo no lo consigues arrancar y no puedes tocarlo», indica.
Este dispositivo aporta muchos beneficios, tanto para los profesionales como para los pacientes. Y es que «cuando el paciente se arranca la vía venosa eso implica siempre una hemorragia y dolor». Además, «deja de pasar el tratamiento, algo que, a veces, las enfermeras no detectamos en el momento».
Asimismo, «a medida que se van rompiendo las venas te vas quedando sin sitios donde pincharlos». En este sentido, esta profesional resalta que muchas veces es necesario poner una contención mecánica para evitar que la persona se retire el dispositivo, lo que «deshumaniza la atención terriblemente». «Con esa contención mecánica el paciente todavía se agita más y les añade mucho sufrimiento a los familiares», resalta.
En esta línea, para los profesionales «aumenta la carga de trabajo», al tiempo que «disminuye la seguridad cuando se administra medicación». De momento, el dispositivo protector para el catéter venoso periférico no ha sido probado en pacientes reales a nivel hospitalario, «porque para poder hacerlo a ese nivel necesitas que ya haya pasado todos los permisos y tenga todas las autorizaciones».
De momento este equipo de investigación se ha apoyado en «entrevistas a supervisoras del Hospital Monte Naranco, a familiares de pacientes y también en experiencias de la asociación de personas con trastorno del espectro autista». «Ahora lo que necesitamos es establecer alianzas con la empresa, algo en lo que ya estamos, para mejorar el prototipo y conseguir financiación», añade.
«Hasta donde hemos llegado es a proteger la invención mediante una patente, esperamos que en un plazo de uno o dos años pueda estar en el mercado, pero dependemos ahora del empujón de una empresa», asevera. Ana Fernández destaca que las enfermeras siempre están pensando «en el cuidado del paciente» y, como en este caso, dando solución «a un problema clínico real, muy relacionado con la ética del cuidado».