Dentro de un edificio de Vipasa que «se cae a trozos»: «Pasamos dos meses sin calefacción y agua caliente; y nos pasaron el recibo igual»
Asturias
Las deficiencias en los bloques de viviendas públicas de El Agüil, en Salinas, ya están resueltas, aunque «tarde» y «mal», según los vecinos
17 Feb 2024. Actualizado a las 05:00 h.
La situación que atraviesan los vecinos de las 92 viviendas públicas de El Agüil, en Salinas, es «insostenible» desde prácticamente el primer día que les entregaron los pisos. Los residentes denuncian las numerosas deficiencias con las que cuentan los bloques, dependientes de Viviendas del Principado de Asturias S.A. (Vipasa), y compuestos por cinco portales y dos bajos, uno de ellos en el que se encuentra el centro de estudios y la biblioteca de Salinas. Problemas con las fugas de agua, grietas en las paredes o desperfectos varios son tan solo algunos de los inconvenientes con los que tienen que lidiar desde hace más de una década. «Pasamos dos meses sin calefacción y sin agua caliente; y nos pasaron el recibo igual por el banco. No hay derecho», clama uno de los vecinos, quien prefiere mantenerse en el anonimato por miedo a represalias de otros residentes.
La problemática llegó a debatirse esta semana en la Junta General del Principado. Fue entonces cuando el consejero de Ordenación de Territorio, Urbanismo, Vivienda y Derechos Ciudadanos, Ovidio Zapico, aseguró que estas deficiencias en la caldera ya estaban resueltas por parte de los técnicos. De igual modo, Zapico dirigió sus disculpas hacia los vecinos por los trastornos que les provocó esta situación. Si bien es cierto que el problema está resuelto, también lo es, según la versión de los vecinos, que está resuelto a medias. «Estuvimos más de dos meses esperando por una pieza y efectivamente ahora, después de todo ese tiempo, sí funciona. Si a funcionar se le puede llamar el tener agua tibia», clama otro inquilina del bloque, quien también prefiere refugiarse en el anonimato por miedo a represalias.
Los edificios del El Agüil están formados por 92 viviendas públicas repartidas y dos bajos, dependientes estos del Ayuntamiento de Castrillón y no del Principado de Asturias. Los inmuebles están dispuestos en cinco portales que forman una plaza, en la que se encuentra a los dos bajos, uno de ellos actualmente en desuso y el otro correspondiente a las instalaciones de la biblioteca de Salinas. Desde prácticamente su entrega los desperfectos se han sucedido en el tiempo. Una de las inquilinas explica incluso que los edificios cuentan con daños estructurales que provocan grietas en techos y paredes. «Está edificado sobre el río. En su momento nos dijeron, que a mí se me quedó grabado, que estábamos viviendo en un edificio flotante que se está cayendo a trozos», lamenta.
Más de dos meses sin calefacción y agua caliente
Según el relato vecinal, las deficiencias se suceden de forma intermitente desde prácticamente el primer día de la construcción. Si bien en un primer momento se trataba de averías que no interferían directamente en sus rutinas diarias, las últimas sí que lo han hecho de gran manera. Una de las más relevantes fue cuando el pasado mes de noviembre se procedió al encendido de la calefacción central, con un consiguiente fallo que afectó tanto a la propia calefacción como al agua caliente de las viviendas. «Sin calefacción todavía puedes tirar, pero sin agua caliente es complicado. No creo que haya derecho a llegar de trabajar de noche y no poder darte una ducha», cuenta uno de los vecinos afectados.
Este problema derivó tanto el grietas en las paredes de los inmuebles como en las zonas comunes, además de inundaciones por las fugas que se dieron en los cuartos de contadores. «En el garaje podemos nadar. De lo inundado que está la planta -2 parece una piscina», clama un vecino, quien también perdió todas las pertenencias de su trastero por culpa del agua: «Llegaba por los tobillos. Tuve que tirar todo lo que había». «Está claro que con las humedades no se puede hacer nada porque el edificio está cimentado sobre el río», asegura.
Otro de los problemas que los vecinos achacan es la dejadez que existe por parte del Principado. «No hay nadie que venga a comprobar cuál es el estado de las viviendas y el de los problemas que tenemos. Sabemos que hay gente que está realquilando los pisos y que no hacen un uso adecuado de ellos», señala un vecino del bloque de viviendas, quien además, en su caso particular, se enfrenta también a la presencia de ratones: «Un día llegué a casa y no tenía internet. Cuando vino el técnico me dijo que un ratón se había comido el cable. Pusieron otro y se lo comió hasta tres veces en la misma semana. Tuvieron que poner un cable con refuerzo por culpa de los ratones».
Muchos de los inquilinos que residían en las viviendas decidieron irse. Los que pudieron permitírselo. Los que no, siguen viviendo ahí. «Nadie de los que vivimos aquí lo hace por gusto. Si pudiéramos permitirnos otro sitio nos iríamos», aseguran los vecinos, quienes también denuncian la ocupación el pasado verano del bajo que actualmente se encuentra en desuso: «Empezaron a reformarlo y quedó sin terminar. En esa situación hubo hasta siete personas viviendo ahí y que tuvieron que desalojar. Primero no molestaban a nadie, pero se fueron sumando personas y con ello el menudeo de droga y las discusiones».
La situación, por el momento, está parcheada por parte de la administración. Sin embargo, los vecinos no confían en que haya una solución de forma definitiva a todos los desperfectos de los bloques. «No tenemos ninguna fe. En cuanto podamos, nos iremos», aseguran.