Cuando Cudillero tenía un castillo feudal
Asturias
Sobre lo que en su día fuera la casa de los Omaña se erige el actual edificio del ayuntamiento de la localidad pixueta, con un pasado de lucha popular contra las injusticias de los poderosos digno de una obra de Lope de Vega
26 Jan 2024. Actualizado a las 05:00 h.
Pese a que la de Cudillero es una estampa bien conocida del occidente asturiano, no son muchos los que se imaginarían al visitar la villa y pasar frente al edificio de su Ayuntamiento que la casa consistorial encierra un pasado feudal y de lucha popular contra las injusticias de los poderosos digno de una obra de Lope de Vega. Juan Luis Álvarez del Busto, cronista oficial de Cudillero y presidente de la Asociación de Cronistas de Asturias, es buen conocedor del pasado de un inmueble que en su día fue un castillo del que hoy apenas quedan tenues vestigios, ninguno de ellos físico.
Y es que durante varios siglos Cudillero estuvo sometido al feudalismo. El hecho de que no existan trazas del castillo a día de hoy tiene unas razones profundamente arraigadas en la historia. Y es que durante mucho tiempo hubo «una lucha tremenda entre los Omaña y el gremio de Mareantes, es decir, los pescadores de Cudillero», que parece sacado de Fuenteovejuna o de Peribáñez y el Comendador de Ocaña.
Los Omaña, familia de origen leonés, había recalado en el siglo XIV en la villa tratando de imponer su autoridad. Es por eso que «las humillantes prerrogativas que tenía esta familia» chocaban con el pueblo. Por ejemplo, «nadie podía encender sus chimeneas hasta que no saliera humo de la del Castillo», los Omaña se quedaban con «el mejor pez que entraba por cada embarcación», disfrutaban del derecho de pernada y elegían lo mejor de las herencias (las ajenas, claro está).
Juan Luis Álvarez del Busto explica que «el gremio de mareantes era una especie de equivalente al Ayuntamiento, que entonces no existía porque Cudillero pertenecía a Pravia, y tuvo varios litigios», a veces con armas de por medio, con esta familia.
Finalmente, «en el siglo XV», Cudillero se liberó del yugo de estos potentados leoneses y sus habitantes pudieron reivindicar sus derechos. Fue entonces cuando «el juez licenciado Valle, de manera imparcial, dictó sentencia a favor de la libertad» del pueblo de Cudillero. Este juez «era protegido precisamente de los Omaña y huyó por temor a una venganza».
Esta victoria del vulgo incluso se reflejó a partir de entonces «en la danza prima», en la que se cantaba en pixueto «si pensaban los d'Omaña / que nus ganaban el pleitu / bon desengañu llevarun / que'l Juez falló a favor nuastro», explica el cronista. No es por tanto extraño que, con estos antecedentes, las gentes de Cudillero quisieran borrar poco a poco el recuerdo que aún existía en piedra de aquellos que los maltrataron durante tanto tiempo.
La casa feudal de los Omaña, llamada El Palación o El Castiallu, se ubicaba en el solar que hoy ocupa el Ayuntamiento. Entre 1820 y 1830 los dueños del terreno, que eran los Revillagigedo, lo cedieron al Ayuntamiento de Cudillero «por 3 pesetas anuales en concepto de censo enfitéutico o cesión perpetua». Ya en 1870 se convirtió en casa consistorial, pese a que «el Ayuntamiento se constituyó como tal en 1837», año en que se independizó del de Pravia.
En 1866 se le encargó la construcción de la casa consistorial a Andrés Coello, con Jaime Montes como maestro de obras. El edificio contaba entonces en la planta baja con un juzgado de paz, escuela y servicios higiénicos y en la primera con un salón de sesiones, secretaría y despachos. También tuvo lugar una importante reforma siendo alcalde Aquilino Falconi Ordóñez, en los años 20, cuando se construyeron nuevas escaleras de acceso, se decoró el salón de sesiones y se instaló un reloj eléctrico en la torre del edificio consistorial.
Otra importante obra tuvo lugar entre 1977 y 1980. Empezó con Urbano Cuervo-Arango y García-Rovés como alcalde y terminó durante el mandato de Mario Folgueras Menéndez.
Juan Luis Álvarez del Busto resalta que el último gran lavado de cara en el edificio consistorial «se inició en el año 2002 y se inauguró en mayo de 2003». Consistió en «una remodelación total de las dependencias» y la ampliación del Ayuntamiento sobre el solar del histórico edificio conocido por «La casa de don José» y antes incluso como «La casa de los Panzacola», ya que uno de sus propietarios, Pedro Menéndez Marqués, sobrino del Adelantado de La Florida, «había participado en la conquista de dicha península americana», donde se encuentra la ciudad y bahía de Pensacola.
El cronista oficial de Cudillero comenta que la casa fue «lamentablemente derruida con motivo de la referida ampliación de las consistoriales». Coincidiendo con esta reforma y ampliación del consistorio, «se llevó a cabo una actuación de alto valor simbólico», al sustituirse las melodías de las campanadas del reloj de la torre, por dos tomadas del folclore autóctono.
«Desde entonces, el reloj anuncia las horas del día al son de La Red», explica y las de la noche con El Perlindango, «auténtico himno popular» de la villa. Esta iniciativa partió de la Asociación Amigos de Cudillero, presidida por Juan Luis Álvarez del Busto. La transcripción musical de las melodías al carillón la realizó Manuel Garrido Palacios y se grabó en los estudios de David Garrido, en Aljaraque (Huelva), «en ambos casos de manera altruista».