Manuel Ángel Álvarez, alcalde de Mieres: «No temo a la comparación con Aníbal, soy consciente de que es insuperable»
Asturias
El recién designado regidor asegura que dará continuidad a los proyectos que dejó en marcha Aníbal Vázquez y desarrollará aquellos en los que el equipo de gobierno había empezado a trabajar, además de explotar que «Mieres es uno de los pocos concejos de Asturias en los que un niño puede empezar en la escuela de 0 a 3 años y acabar con un título universitario en la mochila»
31 Dec 2023. Actualizado a las 05:00 h.
Manuel Ángel Álvarez es alcalde de Mieres desde hace poco más de un mes tras haber sido designado por el Pleno unos días después del fallecimiento de Aníbal Vázquez, a quien aún en presente se refiere en esta entrevista como «mi alcalde» mientras hace un esfuerzo enorme por contener la emoción cada vez que lo menciona. Su labor gestora, con el apoyo de su organización, Izquierda Unida, ha empezado con los cambios organizativos en el equipo de gobierno, aunque tiene claro y asegura que dará continuidad a los proyectos que dejó en marcha su antecesor y desarrollará aquellos en los que ya habían empezado a trabajar. Y no teme que le comparen con Aníbal porque se declara «consciente de que la figura de mi alcalde es insuperable». No obstante, se guiará por las enseñanzas que éste le dejó los tres años y medio de legislatura que tiene por delante, por lo que ofrece trabajo y más trabajo y cercanía a los vecinos de un municipio que pone en valor y que ensalza al considerar que es «ideal para vivir tranquilo en familia», además de reseñar que «este es uno de los pocos concejos de Asturias en los que un niño puede empezar en la escuela de 0 a 3 años y acabar con un título universitario en la mochila».
—En la despedida a Aníbal te referiste a él como tu segundo padre. ¿Cómo estás?
—Vamos recuperando un poco la normalidad en la Casa. En aquella primera semana había un silencio absoluto en esta planta, no sólo mío, sino del resto de trabajadores y funcionarios. Él para mí era un segundo padre porque la relación que teníamos iba más allá de lo político. Aníbal siempre me quiso muy cerca de él y eso hizo que compartiésemos más que la política: tardes, fines de semana con las familias... Entonces, la relación iba mucho más allá de lo que era un alcalde y un concejal. Y en el Ayuntamiento vamos recuperando el tono, porque la Casa no para, pero si hay ese sentimiento de tristeza, de falta de algo en el ambiente... Lo que pasa también es que en unos momentos lo echamos mucho de menos, pero en otros momentos también nos acordamos de él y nos reímos mucho: nos acordamos de lo que nos aprendió, de las anécdotas que vivimos con él...
—Eras la mano derecha de Aníbal y todo el mundo sabe que estaría orgulloso de verte como alcalde. Eso ¿da fuerza o da responsabilidad?
—Son sentimientos encontrados: mezclamos la pena y el dolor con el sentimiento de responsabilidad, porque como te decía, Aníbal siempre me quiso a su lado y delegó en mí muchísimas cosas. A veces parecíamos una única persona los dos: a veces nos sentábamos y tomamos las decisiones al unísono. Pero sí que genera mucha responsabilidad porque quien de verdad llevaba la mochila era el alcalde, aunque yo hiciese el trabajo detrás con los compañeros, con el equipo de gobierno que tenemos, que es impresionante, después quién soportaba todo el peso era Aníbal.
—¿Cómo confluyeron vuestros caminos? ¿Cómo acabaste siendo para él como un hijo y su persona de máxima confianza en lo político?
—Yo a Aníbal le conocí unos años antes de entrar en la política. Yo gestionaba un club de automovilismo aquí en el concejo en el que organizábamos un rally puntuable para el Campeonato de Asturias y un año pasábamos por dificultades económicas. Aunque siempre arrastrábamos dificultades, aquel año lo vimos muy feo y la Junta Directiva, de la que yo era el presidente, decidimos posponerlo para no meternos en un lío porque no íbamos a completar el presupuesto. A los pocos días recibí una llamada Aníbal, que era el presidente de la Asociación Santa Bárbara para preguntarme cómo estaba, que había pasado y que ahí estaba él y su asociación para echar un cable en lo que hiciese falta. De ahí en adelante colaboró con nosotros la Asociación Santa Bárbara, que para el club fue como un balón de oxígeno para poder seguir haciendo el evento. Después teníamos algo de relación por esto, pero no fue hasta inicios de 2011 cuando recibí una llamada de él, porque yo en 2007 había ido en las listas de Izquierda Unida y había quedado a las puertas de ser concejal. Iba de número 6 e IU sacó 5 concejales. Faltando unos meses para acabar la legislatura tuve que ser concejal porque el compañero Marcos Cienfuegos se iba a ostentar un cargo el gobierno del Principado pero es verdad que yo no hice en aquel momento mucha vida de Ayuntamiento más allá de venir a los plenos, yo trabajaba y la legislatura estaba acabando. Así que cuando recibí esa llamada de IU y de Aníbal pues me sorprendió. Pensé que sería para seguir en la lista, pero cuando me siento con él me dice que se va a presentar para alcalde y que quiere que yo vaya con él. La sorpresa fue más grande aún cuando me dice que quiere que sea el número 2. Yo le digo en ese momento que lo tenía que pensar porque era una responsabilidad ir de número dos en aquel momento, aunque tampoco pensábamos que pudiésemos gobernar. ¡Vamos, yo por lo menos no creía que fuéramos a gobernar! Hay que recordar que en aquella época éramos la última fuerza política. Yo fui para casa, lo comenté con la familia y al final le dije que sí, pero bueno, repito que dije que sí entendiendo que podríamos ganar peso por la figura de Aníbal, que había trabajado mucho por el concejo y era una persona conocida, pero nunca pensando en gobernar. Faltando una semana para las elecciones me empecé a dar cuenta de lío en el que estaba metido.
-Es decir, que te empezaste a poner nervioso antes de las elecciones…
—Hacía la campaña con él y aquello no era normal. Cuando me movía a otras zonas de Asturias, aunque la gente no lo conociera, todo el mundo me preguntaba por él interesándose y me comentaban que aunque no lo conocían, todo el mundo les hablaba bien de él porque siempre se estaba interesando por los demás. Entonces yo me empecé a dar cuenta de había un fenómeno Aníbal que estaba generando un cambio en la sociedad. Así que me dije: ¡vaya fregado en el que estoy metido! Y eso pensando que nos podíamos acercar al partido socialista y, al final, mira...
—Aníbal, sin duda, era único… ¿Cómo se lo definirías a alguien que no le haya conocido? Si es que hay alguien que no lo haya conocido…
—Efectivamente, porque es curioso que aunque hubiera gente que no lo conociera personalmente, te hablaban de él como si lo conociese y a mí me tiene pasado hasta en Tapia de Casariego o Tineo cuando voy por temas de futbol. Yo siempre les preguntaba si lo conocían de trabajar con él o del sindicato y muchísima gente me respondía que no, que no lo conocían, pero que era una persona que solo de verlo o de oírlo hablar en medios de comunicación y cómo decía las cosas, pues que les caía bien. Entonces yo lo definiría como que Aníbal era todo cariño. Pero en todo en la vida. En la vida normal, en el día a día con la familia, con los amigos y en la vida política, era una persona respetuosa con los demás. Siempre nos inculcó lo de escuchar y respetar a todo el mundo. Luego podríamos debatir y tomar otras decisiones, pero siempre nos inculcó el respeto y, luego, el cariño, el cariño que destilaba hacia el resto de gente y, en la vida política hacia la gente de los distintos signos políticos.
—Su multitudinaria despedida dejó patente que se ganó el cariño, el respeto y la consideración de sus convecinos e, incluso, de políticos de todos los signos del ámbito municipal, regional o nacional. En tu opinión, ¿cuál era su clave?
—En mi opinión, era el cariño y su forma de ser: Aníbal era un paisano de los pies a la cabeza. Y lo que te decía Aníbal iba a misa y si no iba a misa, porque también era una persona que se equivocaba, lo reconocía... No tenía ningún problema de reconocer el error y tomar otra dirección. Yo creo que la gente era consciente de que Aníbal se podría equivocar, pero que nunca nunca los iba a engañar. Y eso fue algo que siempre nos inculcó, siempre nos decía que valía más ponerse una vez coloráu que mil amarillo... Era una frase de Aníbal que tenemos grabada.
—¿Temes las comparaciones? Porque son tan odiosas como inevitables…
—Es algo que no solo pasa conmigo, sino con todo el mundo... Cuando alguien desempeña un cargo, la comparación siempre se da con la persona que le precedió. Pero no temo a la comparación porque soy consciente de que la figura de mi alcalde es insuperable. Nunca alcanzaré su forma de ser, pero también tengo claro que gracias a lo que me inculcó y al tiempo que pase al lado de él, hay cosas que aunque no las tenga como él, las intentaré suplir con trabajo y trabajo. Trabajo y estar cerca de mis vecinos, que fue lo que siempre me dijo Aníbal. Seguiré adelante con aciertos y con errores, así que pido perdón por adelantado a mis vecinos por los que los que pueda cometer, pero que tengan claro también que no me costará nada reconocerlos como lo hacía Aníbal para emprender otro camino para mejorarlos.
—Cumples un mes como alcalde oficialmente designado ¿cómo está siendo estar al frente del Ayuntamiento que, por otro lado, conoces perfectamente?
—Por desgracia tuve que ser alcalde en funciones varias veces durante periodos largos, pero es distinto porque en aquellos momentos, aunque hacía las funciones, nunca llegué a dejar de lado nada lo que venía haciendo en el Ayuntamiento con los funcionarios, la oposición, el equipo de gobierno, los vecinos... Y ahora llevo un mes en el que me voy dando cuenta de que hay una serie de cosas en las que yo no puedo estar encima como estaba hasta ahora, por eso tomamos la decisión, tanto yo como mi partido, Izquierda Unida, al que quiero agradecer la confianza depositada en mí, de que había que buscar una organización dentro del fabuloso equipo de gobierno que dejó Aníbal, porque hay que reconocer el gran equipo humano que tenemos: trabajadores y leales. Ahí se decidió que Teresa Iglesias asumiera una parte de la responsabilidad que yo estaba llevando hasta ahora y que Francisco, el concejal de Recursos Humanos, asumiese otra. Ahí es donde me encuentro yo este primer mes un poco más raro. Creo que necesito un pequeño periodo de adaptación para ir cambiando el chip.
—¿Hay diferencia entre ser alcalde en funciones y alcalde elegido por el Pleno?
—Hay diferencia en el sentido de la responsabilidad, cuando piensas en el cargo y lo que conlleva. Pero para mí no hay ninguna diferencia en cuanto a mi persona. Yo soy el mismo de alcalde, de concejal, que de presidente de una asociación deportiva, que de vecino o padre de mi hijo... Soy la misma persona, no voy a cambiar mis costumbres ni mi forma de ser... Todavía no me acostumbro a que me llamen alcalde por la calle o cuando llego por la mañana al Ayuntamiento. En la calle me tienen que llamar tres o cuatro veces alcalde para que yo dé la vuelta, y seguirá siendo así hasta que me acostumbre, porque ni mi forma de ser ni mi vida ha cambiado nada por tener el cargo de alcalde.
—¿Por dónde has empezado tu labor gestora?
—Lo primero ha sido hacer el cambio organizativo, por lo que hablamos, como decía antes, con Teresa para que se ocupara de la Vicealcaldía y de la parte institucional cuando el alcalde, por ejemplo, tiene varios actos el mismo día. Con Francisco hablamos el cambio organizativo y la portavocía. El tema organizativo dentro del Ayuntamiento de gestión y de control del equipo de gobierno. No obstante, detrás tienen compañeros, tanto los responsables de área como los distintos concejales, que llevan cada área de manera formidable. Ese fue el primer paso que dimos y en lo que estamos ahora es en cerrar el año, finalizando el EDUSI, que era uno de los proyectos importantes que Aníbal junto a la Concejalía de Desarrollo Sostenible habían puesto en marcha para desarrollar nuevos proyectos. Tenemos proyectos en marcha que había dejado Aníbal y otros que vamos a tener que poner desarrollar a partir de ahora porque él ya estaba trabajando en ellos. Además, irán saliendo otros que sabíamos que eran necesarios, pero con los que todavía no nos habíamos puesto manos a la obra.
—Mieres tiene una vicealcaldesa por primera vez ¿era hora de romper otra barrera a favor de la igualdad? ¿Por qué te has decantado por Teresa Iglesias para el puesto?
—Aunque no lo creamos, seguimos viviendo en una sociedad un tanto machista y a veces pasos como este cuestan. Independientemente de eso, Teresa tiene un valor especial. Ella estuvo mucho tiempo cerca de Aníbal, tiene ocho años de experiencia en una concejalía nada fácil, la de Derechos Sociales y yo creo que su trabajo, su forma de ser, su persona... pues, independientemente de que sea mujer, le hacen merecedora de ese cargo.
—Mieres es un municipio que ha acusado en las últimas décadas la pérdida de población y de empleo ¿cómo prevés combatir la despoblación y el desempleo?
—La pérdida de población es complicada de combatir en Mieres y en cualquier sitio por el desempleo y por el cambio que está sufriendo la sociedad. Venimos de familias en las que nuestros abuelos tenían once o doce hermanos, nuestros padres cuatro o cinco, nosotros ya tenemos dos o tres y nuestra descendencia es uno o dos hijos. Contra eso lo tenemos muy difícil de luchar, porque por muchas medidas o ayudas que pongas encima la mesa, a última hora se busca vivir mejor que hace muchos años. En cuanto al trabajo, nosotros tenemos claro varias cosas. Por un lado, hay que potenciar más la Universidad. El alcalde, Aníbal, tenía grabado a fuego el que en el campus pudiera haber un centro vinculado a las materias primas verdes, a los minerales verdes. Creemos que en torno a eso y vinculando a la empresa privada se pueden ganar un montón de de puestos de trabajo, no solo en una universidad, sino en el resto de empresas que hay poniendo un valor de una vez por todas el territorio industrial que tenemos en Reicastro o en el polígono industrial de La Cuadrilla, en Turón. Por tanto, pediremos a Hunosa, que también es una piedra importantísima en nuestro consejo con casi el 25% del territorio, que vaya pensando en otros terrenos para urbanizarlos como zona industrial. No obstante, hay que mantener los pies en el suelo y ser conscientes, por ejemplo, que Nicosala llegado a albergar mil y pico trabajadores en el subsuelo y que cualquier empresa que se ponga en los terrenos de Nicolasa no va a albergar más de 200. Pero queremos seguir trabajando por mejorar los servicios de nuestro concejo porque eso asienta población. Así lo veníamos haciendo y lo vamos a seguir haciendo. No obstante, también quería destacar que aunque Mieres no tenga mucha industria, tiene una industria importante. De las factorías de Thyssen salen escaleras y pasillos para aeropuertos de todo el mundo. De Mieres Raíl salen cruzamientos, lo mismo, para medio mundo. De PMG, empresa instalada en Baiña, es otra empresa puntera en el sector de la automoción con más de 200 empleos y en esta, por ejemplo, el centro propio de I+D+i para el grupo está instalado en la fábrica de Mieres. Después hay empresas más pequeñas que también son importantes y que también hay que ponerlas en valor.
—¿Y para mantener o captar nuevos habitantes?
—En una reunión con el Principado ya manifestamos que para nosotros es importantísimo desbloquear las parcelas de Sogepsa en Oñón, que se puedan hacer pisos en alquiler para jóvenes. Entendemos que por ahí hay que intentar fijar población. Y, claro, somos uno de los pocos concejos de Asturias en los que un niño puede empezar en la escuela de 0 a 3 años y acabar con un título universitario en la mochila. Tenemos que explotar eso: somos una ciudad tranquila, el casco urbano es pequeño, con 19.000 habitantes, pero que se camina en llano 15 minutos de punta a punta. Yo creo que somos una ciudad ideal para poder vivir tranquilos en familia.
—El campus ha cumplido dos décadas y aún no se ha conseguido que sea el elemento dinamizador del concejo que se esperaba que fuera. ¿Cabe pelear por que lo sea o hay que dejarlo por imposible?
—Nosotros vamos a seguir pelando, de hecho, el campus en los últimos años pegó un tirón. El rector tiene un plan para el campus de Mieres, pero hay que tener claro que no hay una varita mágica y que se va a ir implantando e implementando paso a paso. Nosotros vamos a seguir trabajando codo con codo con la Universidad para que el campus más moderno de Asturias pueda ocupar el lugar que tiene que tener. A los hechos me remito, recientemente, con el traslado de minas aquí, los medios de comunicación hicisteis entrevistas a los estudiantes y se mostraban sosprendidos de las instalaciones que hay, de cómo están de nuevas, de la calidad que tienen... Por lo tanto, hay que seguir trabajando y poniendo en valor ese campus.
—Históricamente han sido tensas las relaciones entre Ayuntamiento de Mieres y Universidad y eso también se vivió estos años de atrás por el Grado de Deportes….
—Cuando nosotros, IU, llegamos a la alcaldía estaba Vicente Gotor de rector y con su sucesor, Santiago García, igual. La polémica se montó cuando el rector viene aquí a Mieres y ofrece una cosa, que se va a instalar el grado de Deportes, porque había interés de ponerlo en el campus de Mieres pero de una manera privada o semi privada. Entonces otras ciudades se interesan también por ello y desde la universidad, después de haberlo comprometido para Mieres, decide escuchar a otras ciudades, que me parece perfecto y lícito que cada uno pida lo que considere. Es ahí cuando empieza una disputa, o vamos a llamarlo una reivindicación, por parte del concejo de mieres para tener esa titulación. En ese periodo de tiempo hay elecciones en el rectorado, entra un rector nuevo y con un con un planning nuevo que nosotros podíamos debatir pero que justifica el cambio como algo puramente académico y de orden. En ese sentido, poco podemos decir... Si nos hablan de dinero o de que costaría mucho, pues ahí podríamos rebatir que Mieres tiene unas instalaciones nuevas y que no tiene por qué gastar nada, pero cuando te hablan de algo académico y organizativo, poco podemos decir, y más cuando te dicen cual es la línea que se va a seguir en el campus de Mieres y cuando vemos que los compromisos que se adquirieron se están cumpliendo... Nosotros seguiremos con la mano tendida, vigilantes y decididos a trabajar codo con codo, y eso no quita que en cualquier momento al rectorado o al Principado, exijamos y reivindiquemos mejoras en nuestro campus.
—Aníbal y sus equipos de gobierno lograron sanear la economía del Ayuntamiento de Mieres en sus legislaturas anteriores ¿qué permite hoy por hoy tener esa economía saneada?
—Permite cosas que durante años no pudimos hacer. Durante seis o siete años largos este Ayuntamiento no pudo reponer ni un trabajador solo de los que se habían jubilado, no pudo hacer ninguna inversión. Hasta que no salimos de la deuda, nosotros todo lo que ahorrábamos iba a pagar deuda. Esas dos temas fueron importantísimos. Eso conllevó que durante esos años los servicios se resistieron, no se prestaban de la misma manera... Y después de salir de esa deuda que tenía el Ayuntamiento como muchos otros en este país, aunque es verdad que nosotros teníamos una cuantía bastante más considerable para el tamaño de Ayuntamiento que teníamos, pudimos hacer mejoras, por ejemplo, en el parque móvil, en las condiciones de trabajo en nuestros empleados, mejorar los servicios que se prestan, inversiones como pueden ser los parques infantiles o en la Empresa Municipal de Transportes... En este sentido, cabe recordar la Empresa de Transportes corrió grave peligro, y ahora tenemos una Empresa Municipal de Transportes como cualquier otra de este país, que hay que meterle dinero porque, que nadie se engañe, el transporte es deficitario, pero con una flota de vehículos renovadísima, con los dos últimos con sistemas híbridos... El no tener la losa de la deuda nos ha permitido todo eso, y con esto no quiero decir que los ayuntamientos no tengan que ir a un banco y endeudarse pidiendo un crédito para hacer una obra puntual. No lo descarto yo tampoco en un futuro, pero siempre con un control... Esto es como cualquier casa, sabiendo que eso hay que ir devolviéndolo y pautándolo, no queda otra...
-¿Cuáles son los principales proyectos que querría impulsar en estos tres años y medio que tiene por delante?
—Sobre todo, el centro de materias primas verdes. Para nosotros es un proyecto primordial. Pero queremos seguir ofreciendo una buena calidad de vida, que Mieres sea un sitio atractivo para vivir, por eso también queremos desarrollar, como comentaba antes, la parcela de Sogepsa con vivienda vivienda pública para jóvenes. Mantuvimos recientemente una reunión con la consejera de Educación para mirar inversiones en los colegios. Creemos que la inversión en educación es fundamental para para fijar población. Nos preocupa también el tema de la sanidad, aunque en Asturias tenemos una sanidad buena, nos preocupa sobre todo la falta de especialistas. Tenemos una población muy mayor y en estos tres años vamos a intentar mantener reuniones con la Consejería para recuperar servicios y que se mejoren las listas de espera. Vamos a seguir trabajando y apostando por el turismo y la cultura en el concejo porque creemos que son dos apartados importantísimos, sobre todo porque tenemos un municipio muy rico en patrimonio industrial y habrá que implicar a otras administraciones como hicimos hasta ahora con el Instituto de Patrimonio Cultural a nivel nacional, la Consejería de Cultura y a la empresa Hunosa. Y vamos a intentar seguir buscando financiación europea para seguir mejorando la calidad de vida de los vecinos. Tenemos en mente intentar ir mejorando las barriadas y para nosotros una prioridad ahora mismo es la barriada de Rioturbio. Vamos a intentar buscar financiación para aliviar en gran parte a los vecinos en tema de accesibilidad y eficiencia.
—Los mierenses te conocen por su trayectoria al lado de Anibal pero ¿cómo te gustaría que te vean como alcalde?
—Quiero que me vean, aunque me llamen alcalde, como Manuel no, el vecino que conocen o conocerán, que es cercano, que los va a escuchar, eso seguro, y que en unas ocasiones podrá seguir los consejos de sus vecinos y en otras quizá no, porque en política no se hace todo bien para todo el mundo. Pero quiero que me vean como como una persona cercana con ganas de trabajar para ellos y por ellos para poder tener un consejo mejor.
—¿Algún mensaje para ellos?
—Yo lo que les quiero pedir es que me sepan perdonar cuando pueda meter la pata en alguna cosa porque seguramente que lo haré. Tomo decisiones todos los días un montón de ellas y en todas no se acierta. También que sepan que para mí ha ha sido un lujo, un privilegio y un auténtico honor haber estado al lado mal de mi alcalde, de Aníbal, en estos años. Seguiré trabajando por su legado. Además, y a ser si sé expresarlo, lo más importante que tiene Mieres son sus vecinos, sus personajes, porque somos gente solidaria, gente cercana y gente cariñosa, que rápido entablamos conversación con quien sea. Solo nos falta a todos nosotros creernos un poco el potencial que puede tener nuestro concejo e intentar hablar cada vez mejor de lo nuestro, de lo que tenemos... Así que animo a todos los vecinos y a mí mismo, porque me meto en el saco, a ello porque ahora necesitamos más que nunca poner en énfasis sobre cómo somos los mierenses y qué tenemos de bueno en territorio. Yo creo que eso es trabajo de todos. Trabajando todos en la misma dirección, lo vamos a conseguir.