El gabinete de los horrores del lobo: las decapitaciones de cánidos repuntan en Asturias

La Comisión Europea ha propuesto rebajar la calificación del lobo de «estrictamente protegido» a «protegido» a raíz de la aparición —también en otros puntos del continente— de los restos mutilados de un cánido en un puente de la senda de Villanueva de Santo Adriano, en la zona por donde transcurre la Senda del Oso. Europa ha tomado esta decisión en base al Convenio de Berna de protección de la fauna y hábitats europeos de cara a flexibilizar las normas  frente al aumento de ataques a ganado y conflicto con comunidades locales. El reciente episodio acontecido en la región se suma al vivido a finales del pasado mes de abril cuando se colocaron varias cabezas de lobo a las puertas del Ayuntamiento de Ponga, coincidiendo con la visita al municipio del presidente del Principado, Adrián Barbón.

La decisión de la Comisión Europea fue abrazada ayer por el consejero de Medio Rural y Política Agraria, Marcelino Marcos, quien aprovechó para recordar que el Principado ha enviado un estudio a Bruselas en el que se evidencia que el lobo «no está en riesgo» y que su inclusión en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre) está teniendo «unos efectos negativos» sobre el sector ganadero. Por su parte, el comisario de Medio Ambiente Virginijus Sinkevicius ha garantizado que desde Europa se «seguirá apoyando» a las autoridades locales y nacionales —tanto con fondos como con asesoramiento— para la «coexistencia» del lobo con otros grandes carnívoros.

Segundos restos exhibidos en lo que va de año

Si bien el de la Senda del Oso es el segundo episodio en lo que va año en el que aparecen restos decapitados de lobos en un espacio público, no se trata de una práctica aislada en el tiempo. «No te preocupes que vamos a ir un grupo de personas y va a haber asesinatos, pero no precisamente de lobos». Fue la grave amenaza que recibió la alcaldesa de Ponga tras apoyar explícitamente las reivindicaciones de los ganaderos después de que aparecieran dos cabezas de cánido a las puertas del consistorio. «Aunque no defiendo que aparezcan esas cabezas, evidentemente, porque es condenable, entiendo perfectamente que los ganaderos hagan sus reivindicaciones y sus quejas respecto a la situación que se ha generado con la inclusión de lobo en el Lespre», señaló la regidora por entonces.

Los de este año son dos acontecimientos, pero hasta 2017 fueron bastante recurrentes. La Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales cifraba por aquel entonces en 64 los lobos muertos fuera de los controles legales entre 2007 y 2017. Una década en la que tan solo ocho casos fueron derivados a la Fiscalía de Medio Ambiente. El punto álgido se vivió en 2016, cuando se registraron hasta 16 cánidos muertos en una docena de concejos: 8 por causas indeterminadas, 4 por atropellos, 3 por disparos y 1 atrapado en un lazo. En total fueron seis los lobos decapitados y exhibidos en la vía pública, entre ellos, la cabeza que apareció colgada de una señal de tráfico a la altura de Doriga, en el concejo de Salas.

Ya en 2017, solo entre enero y marzo se contabilizaron hasta siete apariciones de cánidos, entre ellas la del ejemplar colgado de una señal en Teverga y del hallado en el Parque Natural y Reserva de la Biosfera de Somiedo. Entre 2018 y 2019, ya con menos asiduidad, también se registraron varios casos. Uno de ellos, en agosto de 2018, cuando los operarios municipales de la piscina de Infiesto encontraron flotando en el agua la cabeza y el rabo de un lobo. Otro episodio fue el de dos cadáveres que habían sido abandonados en el parking de un supermercado en Arriondas. Varias situaciones que ahora han vuelto a verse con los dos casos en lo que va de año.