Salave, Las Médulas asturianas
Asturias
Los romanos construyeron casi 20 kilómetros de canales para llevar el agua, mover cuatro millones de metros cúbicos de tierra y extraer 7.000 kilos de oro. Pero dejaron mucho, miles de kilogramos
05 Nov 2023. Actualizado a las 05:00 h.
Los romanos extendieron por el noroeste peninsular español la extracción de oro como actividad industrial a gran escala. Asturias fue una de las zonas donde intervinieron. Hay inventariados 478 yacimientos de oro, todos en el occidente asturiano, en los que trabajaron más de 5.000 personas para extraer durante un siglo más de 100 toneladas de oro. Pero dejaron mucho. Tanto como que en Salave, en Tapia de Casariego se considera el mayor yacimiento sin explotar de Europa, de ahí el interés que viene despertando por diferentes compañías desde hace varias décadas, sin que ningún proyecto haya salido de momento adelante por las incompatibilidades con la afección con el medio.
Dos mil años después, la huella de esta actividad minera de los romanos, demoliendo grandes superficies utilizando la presión del agua, está muy presente en el paisaje del occidente asturiano, por ejemplo, en las Covas de Andina y las Cárbolas de Miudes, en El Franco; o en Serandinas en Boal, y por supuesto en las Minas de Salave, en Tapia, las que, salvando las lógicas distancias, se pueden considerar Las Médulas de Asturias.
Luna Adrados González, geóloga, ha recopilado interesante información en su web «Geolag. Turismo Geológico». Explica que los romanos lograron desmontar en Salave más de diez hectáreas de extensión con una profundidad de más de 20 metros. Se movilizaron más de cuatro millones de metros cúbicos, extrayéndose más de 7.000 kilos de oro.
Canales desaparecidos
«Increíbles números que apenas se acercan a las cifras de la mayor mina de oro a cielo abierto de todo el Imperio romano: Las Médulas (León), donde se llegó a modificar una superficie de unas 1.228 hectáreas y más de 93 millones de metros cúbicos de tierra fueron removidos. En Las Médulas existió una extensa red de canales y galerías de más de 300 kilómetros de longitud. Aunque más discreto, el sistema de canales de captación y aporte de agua de Salave no deja de impresionar ya que recorre casi 20 kilómetros, desde el río Porcía, donde existía la presa de La Barrosa, cuyos últimos restos desaparecieron tras unas fuertes inundaciones que asolaron Asturias en el año 1935», explica.
Y añade: «Esta canalización conocida como el Canal de los Moros ha dejado su impronta en nuestra toponimia, así Peña Cortada se corresponde con el tajo que debieron hacer en la montaña para dejar paso a las aguas. En torno a la zona afectada por el ruina montium se pueden ver unas galerías con disposición radial, talladas en la roca, que debieron ser los canales de laboreo y explotación. Desde la zona inundada y atravesando el acantilado se conservan al menos tres canales de desagüe, a distintos niveles, que evacuaban el agua sobrante directamente al mar. Las bocas de ambos canales de desagüe son visibles en la Playa de Figo y aún hoy siguen drenando la zona. En la desembocadura del canal, en el Figo, se han encontrado molinos romanos que podrían haberse usado para la molienda y liberación de la mena de oro (Ochoa 1979)».
Y concluye: «Un par de profundos canales, donde probablemente se realizaban labores de depósito y criba, conectan los bordes de la gran depresión de los Lagos con el cercano acantilado. Se calcula una población minera en Salave era de unas 200 personas. La mayoría de estos trabajadores eran indígenas libres que habitaban en los castros cercanos (castros de Figo y Castello de Rondello). La gestión de la ingeniería minera y de la logística era llevada a cabo por soldados, que junto con otros funcionarios encargados de la administración estuvieron aquí asentados».
Desde los años 60 del siglo pasado se suceden las empresas que intentan explotar la mina
La historia reciente de la mina de Salave, hasta la contemporánea, tiene varias fechas y protagonistas claves. Una de ellas es el año 1825, cuando se promulgó la primera Ley de Minería, cuando se solicitan las primeras concesiones. Explica Luna Adrados que en 1830 se desaguaron los lagos para una frustrada explotación y que entre los años 1948 y 1952 se realizaron cinco galerías en el sector occidental de la corta romana donde se explotó molibdenita.
A partir de los años 60 el siglo pasado se sucedieron las empresas que se interesaron e investigaron el yacimiento de Salave. La lista elaborada por Luna Adrados cita a Exminesa (Cominco), Imebesa (Northgate), Río Tinto Patiño, GFSA (Gold Fields), CESA Charter exploraciones (Anglo-American), Oromet, Newmont Gold Company (Newmont Minig Corporation), San Diego Gold Company (Lindex Exploration), Río Narcea Gold Mines, Dagilev Capital Corporation (Astur Gold) y Dragon Gold, ahora Exploraciones Mineras del Cantábrico, quien promueve el último proyecto -en la actualidad en trámite- para explotar la mina de oro tapiega. Entre estas empresas hicieron más de 60 kilómetros de sondeos.
Restos de la vieja explotación y todo sin protección
Luna Adrados hace constar que se conservan muchos elementos de la explotación romana: frentes de explotación, un canal de abastecimiento, un lavadero de oro, tres galerías de desagües, zanjas canales, dos canales de desagüe, el emplazamiento, parte de los embalses... Pero el lugar ni está protegido por una figura legal ni se han realizado campañas arqueológicas que permitan vislumbrar su verdadero valor histórico y arquitectónico. Sin protección, se han producción acciones que han alterado el lugar, como el relleno de una de las lagunas sin ningún control.