La Voz de Asturias

El hotel felino que fue pionero en Asturias: «Los gatos vienen para estar tranquilos, no para hacer amigos»

Asturias

Esther Rodríguez Redacción
Los gatos que se alojan en el hotel felino Cuidamiau pueden relacionarse con otros solo si ellos quieren

El complejo especializado en el alojamiento de gatos se ha convertido en un auténtico referente de nuestro país. A él acuden animales de fuera de nuestra región, como puede ser León, Galicia o incluso Barcelona

24 Oct 2023. Actualizado a las 09:39 h.

A Laura Fonseca siempre le gustaron mucho los animales, sobre todo los gatos. Desde bien pequeña ya admiraba a este tipo de felinos. Pero no fue hasta que adoptó a su minino Hobbit cuando esta conexión se hizo aún más especial. La joven tenía la idea preconcebida de que estos peludos de cuatro patas son, por lo general, seres ariscos y poco cariñosos, pero era todo lo contrario. Al ver que esa premisa no se ajustaba con la realidad, la asturiana decidió formarse y leer mucho acerca del comportamiento felino. También hizo un curso de capacitación para cuidado y, en el momento que empezó a ejercer, se percató de las «diferentes personalidades y caracteres» que tienen los gatos.

Por este motivo, y tras ver que había gatos que no lo pasaban «nada bien» cuando se encargaba de sus cuidados en sus respectivos domicilios, se le ocurrió la brillante idea de montar un hotel felino. En aquel entonces no existía un negocio similar en Asturias ni tampoco en el resto de España. Por un lado, era un punto positivo, ya que sería la única en ofrecer este servicio, pero, por otro lado, el no tener referentes suponía un reto.

No sabía muy bien qué hacer, pero como le tiraba más el bienestar de los gatos, Laura Fonseca decidió lanzarse a la piscina. Eligió Noreña como lugar donde emprender y en el 2018 pudo abrir las puertas de Cuidamiau, un complejo especializado en el alojamiento de felinos que se ha convertido en un auténtico referente de nuestro país. Basta con ver la procedencia de los huéspedes para confirmar que el hotel es uno de los mejores de España. «Aquí no solo vienen gatos de Asturias, sino también de otras regiones, como León, Zamora, A Coruña o incluso Barcelona», asegura orgullosa.

El hotel felino de Noreña cuenta con grandes estancias en las que se encuentran las habitaciones para los gatos

Las instalaciones que conforman Cuidamiau están diseñadas de tal manera que el gato se sienta como si estuviera en su propia casa. «Nuestro principal propósito es que los felinos vengan para estar tranquilos, no para hacer amigos», resalta Laura Fonseca, antes de dejar bien claro que «aquí no se fuerza ningún gato a nada. Si no quiere socializar los días que vaya a estar, no pasa nada; lo importante es que esté a gusto».

Por este motivo, en cada habitación en la que se va a hospedar un gato o familia se encuentran las pertenencias del mismo, como pueden ser el comedero, la cama, el arenero, así como cualquier otro objeto que el propietario estime oportuno y que «le pueda venir bien al animal». Unos objetos que bajo ningún concepto son usados, y ni siquiera tocados, por otro gato.

Aparte de contar con habitaciones, en Cuidamiau disponen de cabañitas

Además, en el caso de que el gato sea miedoso, sea receloso con su privacidad o se sienta más seguro en un lugar más pequeño, en Cuidamiau cuentan con unas pequeñas cabañas adaptadas para este tipo de casos. También aquellos felinos que tienen ciertos problemas de salud, como la artrosis, son hospedados en estos espacios, ya que de esta manera «evitamos que salten o que fuercen sus articulaciones».

«Cuando un gato queda a nuestro cargo, estamos pendientes de él en todo momento»

Por tanto, según la forma de ser de cada gato o en función de sus necesidades se le asigna una habitación u otra. Y en el caso de que les guste socializar, los felinos pueden pasar horas en la zona común que está destinada a jugar. «La pueden compartir o no, eso ya depende de ellos y de cómo los vemos, porque hay veces que creemos que un gato actúa de una manera y cuando está aquí se comporta de una forma totalmente diferente», asegura Laura Fonseca.

Dentro del servicio, evidentemente, también se incluye la alimentación, así como el resto de cuidados que el minino necesite. «Cuando un gato queda a nuestro cargo, estamos pendientes de él en todo momento. Miramos a ver cuánto come o bebe, si hace pis o no, en el caso de que tome algún medicamento, se lo administramos y si, por algún casual, vemos que no está bien, lo llevamos al veterinario, porque previamente el cliente con un contrato nos ha dado potestad para hacerlo», detalla.

Vista de la zona común de Cuidamiau, donde los gatos pueden relacionarse y jugar tranquilamente

Además, si el gato ha pasado por una situación traumática, en Cuidamiau llevan a cabo una terapia para lidiar con el dolor. «Trabajamos sobre todo la confianza con el humano, que nos vean como seres en los que pueden confiar, pero es difícil, porque algunos lo pasaron muy mal en la vida», asegura Laura Fonseca, antes de señalar que aquellos quehaceres que puedan estresar al animal, «como puede ser desenredarles el pelo», tampoco se realizan.

De la misma manera, solo acarician al gato siempre cuando este lo solicite. «Tenemos la mala costumbre de tocarlos. Yo pongo siempre el mismo ejemplo. Imagínate que te presentan a una persona y esa persona te empieza a acariciar, ¿no sería superraro? Pues con los felinos pasa igual, necesitan crear un vínculo de confianza, que sepan que somos personas que no les vamos a hacer nada malo, sino todo lo contrario. Y, si no quieren que los acariciemos, pues mientras él está bien, todo está bien», destaca la propietaria del hotel felino.

¿Cómo hospedar a mi gato?

Con el fin de evitar que los gatos se alteren, el servicio de entrega y de recogida de los mismos se realiza dentro de un horario. «Cuando hacen la reserva, ya bien sea por vía telefónica o por WhatsApp, acordamos una cita, porque no queremos que esto sea una tienda, de gente entrando y saliendo constantemente, porque eso agita a los animales», apunta Laura Fonseca.

Al fin y al cabo, en Cuidamiau custodian y atienden a los gatos como si fueran uno más de los suyos. «Si por algún casual vemos que no se adapta, se lo diremos a su dueño, porque preferimos que se quede en su casa a que venga y esté sufriendo, porque nosotras también sufrimos con ellos», manifiesta. Sin embargo, eso no suele pasar, puesto que los felinos que se hospedan en este hotel de Noreña salen encantados.

Laura Fonseca, junto con uno de los gatos que se hospedan en su hotel felino Cuidamiau

La experiencia es gratificante también para sus propietarios, ya que saben que el animal queda en buenas manos. Además, si lo desean pueden saber en todo momento cómo se encuentra su gato. «Pueden llamarnos para preguntarnos cómo está, sin ningún problema. Pero bueno, saben que en el momento de la recogida, si vemos algo raro se lo vamos a decir», asevera Fonseca, quien, debido a la forma de trabajar, ya cuenta con una amplia y consolidada cartera de clientes.

Dos hoteles en uno

Tal es el volumen de gatos que se hospedan en el hotel Noreña que el año pasado su propietaria decidió expandir el negocio y abrir las puertas de otro complejo hotelero. De esta manera, el local con más rodadura se convierte en la casa de aquellos felinos que van a estar hospedados más de dos semanas. En cambio, el nuevo «es más eventual, es para animales que estén como mucho tres semanas».

Si hablamos de futuro, Laura Fonseca tiene claro que seguirá cuidando gatos y, por supuesto, luchando por los derechos de los animales. «Mi prioridad siempre van a ser ellos, porque son los más débiles. No tienen voz y, por tanto, tenemos que hablar por ellos. Si por algún casual pierdo algún cliente por decirle la verdad, pues lo perdí, pero no podemos tampoco callarnos todo. La gente tiene que saber que nadie le obliga a tener un animal; entonces, cuando llega a su vida, es su responsabilidad», apostilla.

De la misma manera, seguirá dando charlas solidarias bajo el proyecto Gatos felices que lleva a cabo junto con Nuria Martínez con el objeto de que la gente sepa cómo hacer que su felino se sienta contento. «Los gatos no necesitan una cama bordada en oro para ser felices, sino que los entendamos y los dejemos en paz», remata.


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