Las costumbres gastronómicas en Asturias: «Si te entra una comanda de fabada a las ocho de la tarde, son ingleses seguro»
Asturias
Los turistas que llegan a Asturias muestran unos hábitos gastronómicos muy marcados en función del país o la región española de procedencia
19 Oct 2023. Actualizado a las 18:14 h.
Aunque hay muchas afinidades entre los europeos, las peculiaridades de las costumbres de cada país parecen repetirse vayan donde vayan sus ciudadanos. Este hecho se deja ver muy bien en Asturias, concretamente en las tendencias gastronómicas de los turistas, que no suelen cambiar sus hábitos ni sus gustos cuando vienen a visitar la región.
Los platos estrella, el cachopo y la fabada, siguen funcionando para personas llegadas de cualquier latitud, aunque quizá el cachopo está empezando a ganar terreno y pedirse más a menudo. Pero hay algo que diferencia a los extranjeros en su consumo: la hora. «Si entra una comanda de fabada a las ocho de la tarde, sabes que son ingleses», explica Tino Río, cocinero de un hotel situado en el centro de Asturias. También es habitual que pidan paella a esas horas. Los ingleses suelen desayunar fuerte pero comen poco al mediodía, y entonces les gusta cenar con consistencia. La hora es suficientemente temprana como para que les de tiempo a hacer la digestión. De lo contrario, sería muy poco recomendable su elección.
Los gustos para el desayuno tienen también un marcado componente territorial. Por ejemplo, hay una enorme distancia entre cómo piden el café los franceses y los portugueses. Los galos suelen pedirlo solo y los lusitanos, con mucha leche. El café en los países nórdicos suele ser más suave que en los del sur. España, Portugal e Italia lo consumen torrefacto, mientras que en el resto de Europa es más habitual que sea natural, con lo que el expreso puede resultarles algo fuerte.
La diferencia Norte-Sur se deja ver también en la comida que eligen para el desayuno. Ingleses, franceses y países nórdicos en general suelen elegir desayuno salado. Por contra, los portugueses eligen, siempre y sin excepción, el dulce. Los españoles sitúan a medio camino: hay quien elige dulce, quien opta por lo salado y quien desayuna ambas cosas.
Por otra parte, en los turistas españoles hay también una marcada diferencia dependiendo de si proceden del Norte o del Sur. Los visitantes de la mitad norte de España se adaptan a la comida habitual en Asturias, y sus preferencias son muy parecidas a las de los asturianos. A la gente que llega del Sur, en cambio, le cuesta más entrar por ciertos platos. Es raro, por ejemplo, que alguien llegado del Sur pida un cocido.
No les suelen gustar los platos de cuchara que tanto se aprecian en la zona norte. Y, sin embargo, se mueren por algunos pescados del Cantábrico que los turistas del Norte nunca pedirían, como la bacalada frita o la parrocha. En Andalucía y Castilla estos dos pescados son apreciadísimos, y los visitantes los suelen pedir muy a menudo.
Otra cuestión son los horarios. Los extranjeros tienen unos horarios muy distintos a los españoles. Suelen madrugar mucho más, y las horas de las comidas son bastante más tempraneras que las del turista nacional. La mencionada fabada de las ocho de la tarde puede considerarse, incluso, algo tardía para los hábitos europeos. No es raro que la gente de los países vecinos cene a las seis o las siete de la tarde, algo que no ha de extrañarnos porque a esa hora es de noche durante buena parte del año. Cuando llegan a España, relajan algo sus costumbres y se permiten cenar un poco más tarde.
Los españoles, en cambio, tienden a desayunar, comer y cenar a horas mucho más tardías. Comer después de las tres o cenar a las diez o las once de la noche son hábitos netamente españoles. Muchos nos hemos extrañado tras conocer los horarios de las comidas en el resto de Europa y hemos tenido la tentación de apelar a su rareza.
En realidad, es exactamente lo contrario.
Los raros somos nosotros.