La Voz de Asturias

Las farmacias rurales, el primer eslabón de la cadena sanitaria: «Ejercemos de amigos, psicólogos y médicos al mismo tiempo»

Asturias

Nel Oliveira
Foto de archivo de la fachada de una farmacia

Alfredo Menéndez, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Asturias: «Su labor trasciende de la adquisición, custodia, conservación y dispensación de medicamentos»

26 Aug 2023. Actualizado a las 05:00 h.

En Asturias hay un total de 454 farmacias: 104 se encuentran en el concejo de Gijón, 90 en el de Oviedo y 37 en el de Avilés. Del total de los puestos de farmacia del Principado, 54 están en zonas rurales: 47 se ubican en concejos de entre 800 y 5.000 habitantes, mientras que siete se sitúan en municipios con menos de 800 vecinos. Los últimos datos registrados por el Colegio de Farmacéuticos de Asturias muestran que en la comunidad hay una farmacia de media por cada 2.251 habitantes. A diario hay 97 farmacias de guardia, de las que 36 abren en zonas rurales. Un servicio, el de las zonas rurales, que garantiza «una atención farmacéutica homogénea para todos los ciudadanos», explica Alfredo Menéndez, presidente del Colegio de Farmacéuticos de Asturias. En muchos casos se trata del primer eslabón de la cadena sanitaria. «Ejercemos de amigos, psicólogos y médicos al mismo tiempo», confiesa Covadonga Rodríguez, farmacéutica en Barredos (Laviana) desde hace 20 años.

Señala Alfredo Menéndez que la farmacia rural es «un valor muy importante» para la población que reside en los pueblos de Asturias: «Aseguran un servicio sanitario imprescindible que trasciende la actividad de adquisición, custodia, conservación y dispensación de los medicamentos». Los farmacéuticos rurales son los sanitarios con mayor presencia en los municipios de menor tamaño, es por ello que su labor va un paso más allá en comparación a aquellos que ejercen la profesión en grandes núcleos urbanos. Es el caso de Covadonga Rodríguez, quien a pesar de ser natural de Oviedo y residir actualmente en Gijón, lleva trabajando en la farmacia de Barredos (Laviana) desde 2003. Es la única de la zona y atiende a unos 2.000 habitantes.

«La actividad de la farmacia rural trasciende de la adquisición, custodia, conservación y dispensación de medicamentos»

Tras dos décadas sintiéndose una más del pueblo, confiesa que no cambiaría trabajar en Barredos por ninguna otra cosa: «La gente te aprecia, te lo dan todo. Siempre me han hecho sentir como si estuviera en mi casa». Para mantener la viabilidad del negocio deben adaptar sus productos al perfil de los vecinos, de cara a fidelizar clientes. En la mayoría de las localizaciones la población es envejecida y la natalidad escasa. «Nos aseguramos de que todos tengan su medicación. Es más fácil llevar un control que en la ciudad, ya que los clientes son casi siempre los mismos y suelen necesitar el mismo tipo de medicamentos», señala Rodríguez, quien define su negocio como un motor económico para el pueblo y un punto de cohesión social: «La gente nos cuenta sus problemas por la cercanía que hay. Muchas veces somos la primera toma de contacto que tienen. Ejercemos de amigos, psicólogos y médicos al mismo tiempo».

Asegura Rodríguez que los vecinos de la zona rural son «mucho más fieles» a la farmacia que los de ciudad. «Son muy conscientes de que aseguramos un servicio sanitario básico y nos cuidan. Los vecinos miran mucho por la farmacia del pueblo», agradece la farmacéutica, quien entre «infinidad de virtudes» quiere destacar el espíritu de solidaridad que hay en la zona rural: «Entre todos intentamos que nadie se quede sin su medicación. Los almacenes de distribución no suelen fallar, pero es verdad que si en las ciudades pasan hasta cuatro veces al día en la zona rural puede que venga dos o incluso una».

Las farmacias de guardia se rigen por un decreto de 1997

Entre las reivindicaciones que tienen las farmacias de la zona rural se encuentra la regulación de las guardias. Se rigen por un decreto de 1997 que «a día de hoy está obsoleto y debe ser modificado para racionalizar el servicio en las zonas rurales», denuncia Alfredo Menéndez, el presidente del Colegio de Farmacéuticos de Asturias. Una opinión que comparte la farmacéutica Covadonga Rodríguez: «Debería revisarse».

Hace 26 años el número de población en las zona rurales era superior al actual. Por ello, «el número de farmacias de guardia es excesivo para la población que teóricamente deberían atender», señala Menéndez: «Han de ajustarse a lo establecido para el resto de los servicios del sistema sanitario». Además, incide Rodríguez, en que uno de los objetivos que buscan es el de realizar una «fuerte campaña» en colaboración con la consejería de Salud del Principado de Asturias para poner en valor el servicio que ofrecen a los ciudadanos de las zonas rurales: «Queremos que se nos valore más a nivel sanitario»


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