La Voz de Asturias

Un reencuentro que tuvo que esperar 85 años

Asturias

GUILLERMO GUITER
Paquita Rica (en el centro), heredera del que fuera alcalde de Madrid, Pedro Rico, junto a uno de los cuadros que le fueron incautados durante la Guerra Civil, «Vendedor de periódicos» de Jiménez Aranda. Junto a ella están su hijo y el director del Museo de Bellas Artes de Asturias, Alfonso Palacio. A la derecha, la abogada Laura Sánchez Gaona y la investigadora de la pinacoteca Paula Lafuente.

La nieta del que fuera alcalde de Madrid, Pedro Rico, visita el Museo de Bellas Artes para ver parte del legado que le fue incautado a su abuelo en 1938 y que ahora podrá recuperar

13 Mar 2023. Actualizado a las 09:26 h.

Paquita Rico es una mujer de pelo blanco y expresión amable que habla quedamente, sonríe mucho: A veces se pone seria, pero eso no dura, y pronto su cara se ilumina. Sobre todo al ver los cuadros que fueron de su abuelo, Pedro Rico. Cuando todavía era una niña, supo por su padre que el abuelo a quien no conocía había muerto en el exilio. No pudieron ir al entierro. Sorprendentemente, sí les dejaron celebrar un funeral en la iglesia de Las Calatravas (Madrid) al que asistió una multitud.

El abuelo de Paquita, Pedro Rico López, fue alcalde de Madrid justo antes de la Guerra Civil por Acción Republicana y un prominente jurista e intelectual. Sus propiedades le fueron incautadas o expropiadas (o simplemente robadas) hace 85 años y nunca las recuperó. 

A la derecha, Paquita Rico, nieta del Pedro Rico, alcalde de Madrid antes de la Guerra Civil, junto al cuadro «En el merendero» o «Majos y majas en el merendero» de Ángel Lizcano (Museo de Bellas Artes de Asturias). A la izquierda, su abogada, Laura Sánchez Gaona© Daniel Roig

Esta misma semana, la heredera volvió a reencontrarse con parte de ese legado familiar, que les pertenece a ella y su hermano, los dos únicos nietos de Pedro Rico. Porque tres de aquellos cuadros están en Asturias; dos de ellos identificados y custodiados por el Museo de Bellas Artes y otro más aún sin localizar y que en su momento fue entregado a la Audiencia Provincial.

El director de la pinacoteca asturiana, Alfonso Palacio, recibió a Paquita, que acudió a Oviedo acompañada de su marido, uno de sus hijos y su abogada, Laura Sánchez Gaona. Palacio ya les había manifestado antes su disposición a devolverles los cuadros: Vendedor de periódicos, de José Jiménez Aranda y En el merendero (también denominado Majos y majas ante un merendero o El Merendero) de Ángel Lizcano, que ha estado en proceso de restauración para entregarlo en las mejores condiciones. Aún quedaría por localizar, por tanto, Buñolería, de Eugenio Lucas, para lo que el museo está haciendo gestiones a través de su investigadora Paula Lafuente.

Paquita Rico junto al cuadro «Vendedor de periódicos» de José Jiménez Aranda, que perteneció a su abuelo Pedro Rico, alcalde de Madrid antes de la Guerra Civil. La obra fue incautada en 1938 y está en el Museo de Bellas Artes de Asturias hasta que sea devuelto a la familia.© Daniel Roig

El Museo de Bellas Artes de Asturias ha tenido, según la familia y su abogada, un «comportamiento ejemplar», con plena disposición a recibirlos y a que su propiedad les sea restituida, aunque no esté en su mano realizar la devolución directamente. «Han actuado en todo momento con mucha sensibilidad y como se hace en otros museos europeos», dice. Como las obras se encuentran en depósito desde la época de la incautación, en la que fueron entregadas a la Diputación de Asturias por otro museo de titularidad estatal (el museo asturiano aún no existía entonces), corresponde hoy día al Estado el resarcimiento de los bienes incautados, una vez que ya está hecha desde hace tiempo la auditoría de los bienes expoliados, tal como prevé el artículo 31 de la Ley de Memoria Democrática. Esta se refiere a las obras de arte custodiadas por las autoridades franquistas.

Y no todo el mundo se muestra tan colaborador como la institución asturiana. Pese a que se han localizado en torno a 25 obras del legado repartidas por todo el territorio nacional, Laura Sánchez Gaona explica que «solo algunos museos están facilitando con plena transparencia y colaboración la investigación sobre la situación actual de las obras incautadas que tienen en depósito o, en su caso, sobre su desaparición». Únicamente la pinacoteca asturiana, el Museo del Prado y el Museo de Bellas Artes de Valencia se han manifestado claramente en este sentido

De hecho, dice Sánchez Gaona, «algunos en los que sabemos con certeza que hay obras, ni siquiera nos han contestado a nuestras reiteradas peticiones para verlas en persona», como es el caso del museo Casa Colón en Canarias, que tiene documentadas cinco obras en depósito. En el Museo de Segovia tampoco se facilita en general el acceso a la información sobre bienes incautados. La abogada lamenta esa actitud que demuestra que «en España podríamos tomar ejemplo de las buenas prácticas y la agilidad de otros países europeos, en los que que incluso son los propios museos los que toman la iniciativa de devolver bienes cuyo expolio ha quedado documentado».

Por otra parte, el que fuera alcalde de Madrid era poseedor también, como abogado, de un importante archivo de su despacho y de una gran biblioteca que, subraya la abogada, le fueron expoliados ilegalmente al terminar la guerra. Buena parte de esos libros y documentos permanecen también en instituciones públicas y deberían volver a sus legítimos dueños.

Paquita Rico, nieta de Pedro Rico, alcalde de Madrid antes de la Guerra Civil. La colección de pinturas de Rico le fue incautada en 1938 y nunca se le devolvió. Tres de sus cuadros fueron depositados en Asturias (dos están ahora en el Museo de Bellas Artes) y la familia quiere recuperarlos© Daniel Roig

«Lo que queremos todos es que, de una vez, se cumpla la legalidad y creemos que los trámites deberían ir lo más rápidamente posible para recuperar los bienes incautados y confiscados. Toda dilación es innecesaria», asegura Sánchez Gaona.  

Pedro Rico murió en Francia en 1957, exiliado, sin volver a pisar su patria. Sin que le fueran reconocidos sus derechos. Para su nieta, a quien le arrebataron la posibilidad de conocerle, es hora de acometer un asunto que va más allá de la justicia. Es una cuestión de restitución material y moral. «De decencia», resume.


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