El hombre que murió 164 veces y otros seis asturianos de cine
Asturias
La peculiar historia de algunos de los pioneros que emigraron a EEUU en el siglo XX y se hicieron un hueco en la Meca del séptimo arte
19 Nov 2022. Actualizado a las 05:00 h.
Era el momento del auge del séptimo arte, y el público tenía mucha avidez por saber más de ese mundo tan glamuroso. Y al otros menos siete de sus protagonistas (seguramente muchos más) fueron asturianos que, en varios campos, contribuyeron a esos inicios de la edad de oro del cine: Frank Braña, Manuel Gil Parrondo, Baltasar Fernández Cue, Luis Llaneza, Manuel Noriega, José Manuel Bada y Luis Montes. Otros más jóvenes llegarán después de estos siete pioneros, cuyas historias son estas:
Frank (Francisco) Braña, (Pola de Allande, 1934) fue uno de los más prolíficos actores asturianos, especializado en el género western, que compartió plató con Clint Eastwood o Charlton Heston y actuó bajo la dirección de Sergio Leone. Criado en los turbulentos años de guerra, trabajó como pastor y obrero (lo que pagó con una silicosis que le acompañó de por vida). A su vuelta de una estancia en Londres, conoce a la asturiana Margarita Robles (casada con Delgrás), quien le recomienda para una superproducción norteamericana que se rodaba en Madrid dirigida por Nicholas Ray, y a partir de ahí su carrera despega.
Su aspecto aguerrido y duro cuadraba muy bien en el género, a menudo como villano. Es muy curioso que se cuente que murió nada menos que 164 veces en sus películas en su larguísima carrera (más de 200 títulos), que duró casi medio siglo. Entre sus muchos títulos, intervino en algunos tan míticos como Por un puñado de dólares (1964), La muerte tenía un precio (1965) y El bueno, el feo y el malo (1966). Ya en casa, también rodó con Narciso Ibáñez Serrador, Vicente Escribá, Pedro Olea, Antonio Mercero o Garci, entre otros muchísimos directores.
Como curiosidad, Braña intervino como secundario en las series televisivas Dallas, Los Ladrones van a la oficina y La casa de los líos. Falleció en Madrid a los 77 años en 2012.
Manuel Gil Parrondo (Luarca, 1921) es muy conocido por ser el único español que ha ganado dos óscars, en este caso como diseñador o director artístico de cine. Parrondo había estudiado pintura y arquitectura y dio sus primeros pasos cinematográficos en España, donde participa en grandes coproducciones norteamericanas que le abren las puertas de América. En su palmarés, grandes títulos como Orgullo y pasión, 55 días en Pekín, Espartaco, Lawrence de Arabia, Doctor Zhivago y muchos otros que hablan de su enorme valía y reconocimiento. Falleció en 2016 y sus cenizas reposan en su localidad natal.
La generación rompedora
Volviendo un poco más atrás, antes del inicio de la Guerra Civil, se popularizó una revista muy moderna para su época: Cinegramas. Los nombres de algunos de estos artistas asturianos adelantados, aunque quizá menos célebres que Braña, aparecieron en las páginas de esa revista, donde publicó el periodista salmantino Florentino Hernández Girbal una serie de veinte entrevistas, entre los años 1935 y 1936, que más tarde se recogería en el volumen Los que pasaron por Hollywood (Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes), con Juan B. Heinink y Robert G. Dickson como coautores, que añadieron notas y biografías.
Baltasar Fernández Cue (Llanes, 1878), también conocido como Baltasar Pola, fue hijo de un procurador en tribunales y estudió en Francia e Inglaterra, donde estudia ingeniería. De hecho, trabajó como inspector de ríos en México y más tarde emigrará a EEUU. Primero trabaja como profesor de español y después va metiéndose poco a poco en esa industria tan emergente, dada su afición a la literatura. En 1928, cita el libro de Girbal, Heinink y Dickson, comenzaría a trabajar para la gran productora RKO Pictures como responsable de publicidad extranjera y luego como «guionista-adaptador» de versiones hispanas para varias productoras y en especial para Universal Pictures. Entre sus versiones españolas está, por ejemplo, el Drácula de George Melford (1931) o Los que danzan (1930).
Regresó a España en 1931 y fue militante socialista, como recoge su biografía de la Fundación Pablo Iglesias, En Madrid trabajó como corresponsal para medios de comunicación extranjeros y al acabar la guerra, fue detenido y condenado a muerte, aunque le conmutaron la pena por 20 años de prisión. Salió libre en 1944 y volvió a EEUU, donde se incorporó a la redacción de Cine Mundial como periodista y traductor. Falleció en Los Ángeles en 1964.
Luis Montes (Oviedo, 1892) fue actor y decorador. Su vida parece un guión de aventuras. Fue amigo y compañero de estudios de Abd el-Krim, futuro caudillo de las cábilas rifeñas y pesadilla de las tropas españolas en la guerra con Marruecos (1921- 1926), durante la cual tuvo un papel destacado como intermediario en busca de la paz. Cambió esos peligrosos aires por la soleada California, donde trabajó como extra en películas de Greta Garbo y Gregory Peck. En 1932 participó en Soñadores de gloria (Dreamers of Glory, dirigida por Miguel Contreras). También, como figurante, en Bloqueo (Blockade, 1938) rodado en Hollywood por William Dieterle, que sufrió la censura del gobierno de Franco ya que un soldado nacionalista (Henry Fonda) se enamora de una espía rubia (Madeleine Carroll) durante la Guerra Civil Española. Y en la película de misterio Encrucijada (Crossroads, Jack Conway, 1942) con William Powell y Hedy Lamarr, figura como juez auxiliar. Dejó su trabajo como actor para incorporarse al equipo de decoradores de la Columbia. Tras sufrir un ataque al corazón, se retira y fallecerá en Los Ángeles en 1965.
Luis Llaneza (Avilés, 1877) era, según la entrevista que publicó Girbal (Cinegramas número 36), un «asturiano animoso, inquieto, emprendedor y viajero incansable» que había estudiado violín, pues la Diputación de Oviedo le había becado para estudiar en el Conservatorio de Madrid. Pero «el músico murió y nación el cantante» de comedias, operetas, zarzuelas y sainetes. Y llegó, contaba en la entrevista, por casualidad a la Meca del cine. Estaba de paso en Nueva York haciendo teatro y la casa Pathé le propuso hacer doblajes al castellano, lo que le llevó a Hollywood. La Metro le contrató con un sueldo de 300 dólares (una fortuna en la época) para interpretar un papel importante en una comedia de Molnar llamada Olimpia. Después vendrían El presidio de Juan de Landa, La Mujer X e incluso trabajó junto a Laurel y Hardy, El gordo y el flaco, en Los Calaveras, una de las películas en español. Y con la Paramount, actuó en Un caballero de frac y El hombre que asesinó, junto a Rosita Moreno
La experiencia fue muy buena salvo por un incidente desagradable: durante su contrato con la Metro, su permiso de permanencia en EEUU caducó y fue, tristemente, denunciado por un compatriota, con lo que «di con mis huesos en la cárcel de Los Ángeles», con traje de rayas y todo, durante nueve días hasta que la Metro lo rescató bajo fianza. Regresó a España y falleció en Madrid en 1956 después de una larga e intensa vida.
Manuel (Manolo) Noriega (Colombres, Rivadedeva, 1880), padre de la actriz Nenette Noriega, era un personaje «pintoresco», en palabras de Giralt. La nota biográfica recogida por Heinink y Dickson señala que tenía una vocación «bohemia» y emigró joven a México, donde al estallar la revolución pasa a EEUU «con la pretensión de implantar el teatro español en Nueva York», donde llega a representar obras en un teatro de la 14th Street. Forma una compañía teatral para viajar por el mundo y «con la llegada del cine sonoro, se decide por la interpretación y, tras aceptar breves trabajos en Hollywood, da comienzo en 1934 a una desenfrenada carrera como actor en los estudios mexicanos».
Cuenta en su filmografía con una cantidad impresionante de películas entre 1916 y 1959, cerca de 300 títulos como actor y director como La casa de la Troya (guión y dirección junto a Alejandro Pérez, 1925), Problema resuelto (director, 1923), Alma de Dios o El crimen del expreso (guión, 1939). Noriega Falleció en México en 1961.
José Manuel Bada (Caravia, 1889) no aparece en las entrevistas de Giralt, pero tuvo fama de ser un personaje clave de la vida bohemia de Nueva York, según recoge Invisible Immigrants de James Fernández y Luis Argeo. Aunque no había completado los estudios de primaria, en 1908 se independizó de su familia, con la que vivía en La Habana, y se trasladó a EEUU. Luego, estudió pasando penalidades, regresó a Cuba, más tarde a Panamá y Colombia desempeñando su labor como periodista. En 1915 se establece definitivamente en Nueva York y obtiene el grado de doctor en Filosofía.
Trabajó como redactor de revistas del espectáculo (Cine Mundial, publicada por Chalmers en Nueva York; Plus Ultra, Bohemia o Diversiones), donde entrevistó a grandes celebridades como Caruso o Carlos Gardel. Junto a Noriega fue promotor de la primera película hispana en Estados Unidos, El pobrecito Valbuena (1917). Bada falleció en El Salvador en 1967.