Así se forma y se prepara el equipo de élite de emergencias de Asturias: «No nos podemos permitir bajar la guardia»
Asturias
El Grupo de Rescate del helicóptero medicalizado del SEPA tiene preparación para efectuar actuaciones tanto en la montaña como en el mar
22 Aug 2022. Actualizado a las 05:00 h.
La especialidad del Grupo de Rescate del SEPA es una especialidad «compleja» que requiere una exigente preparación y formación a sus integrantes: 7 bomberos-rescatadores, 5 médicos y 2 pilotos de rescate, por lo que cada seis meses sus componentes se tienen que someter a verificaciones de competencias, «para ver si tenemos claros los procedimientos aeronáuticos», además de continuar con prácticas en las épocas del año en las que no tienen tantos rescates. Pero, además de esas verificaciones y de la práctica, el trabajo de rescate tiene otras claves que apunta Rafael Viña, bombero-rescatador: «la precisión, la comunicación, el entendimiento y la confianza», claves por las que cada actuación requiere de una concentración máxima. Y es que si algo tienen claro tanto él como su compañero Roberto Menéndez es que «no nos podemos permitir bajar la guardia».
«Se soporta mucha presión… Para nosotros un rescate empieza en el momento en que recibimos la llamada y te haces una composición del lugar porque, en la mayoría de ocasiones, vamos a actuar en lugares conocidos. Durante el vuelo, si podemos y con la información que nos han facilitado, vamos hablando y dándonos pautas, aunque después, en directo, siempre juega la improvisación», comenta Rafael Viña, quien, pese a toda esa tensión que relata, asegura que «el peor rescate siempre es al que no puedo ir». Eso, explica, se debe a que son especialistas en rescates, a que «nuestra vida está consagrada a ese escenario» y, por tanto, «los riesgos los asumimos con naturalidad». Con naturalidad y con formación, ya que añade que «cuantos más rescates hacemos, más preparación tenemos para el siguiente».
No obstante, para ser bombero-rescatador se necesita preparación y formación concreta en varios ámbitos. En el caso de Rafael Viña, señala que la preparación la ha adquirido en buena medida haciendo deporte desde niño y conociendo la montaña a base de ir a ella, «porque nadie te enseña la cara norte del Uriellu». A eso ha añadido formación, y es que los rescatadores del Servicio de Emergencias del Principado de Asturias son nadadores de rescate, técnicos sanitarios para poder asistir al médico y formados específicamente en operaciones de helicóptero, una formación que como se decía anteriormente actualizan y verifican cada seis meses por lo fundamental de tener claros los procedimientos aeronáuticos al realizar los rescates en un helicóptero medicalizado y dotado de sistema de grúa, el único habilitado para ese tipo de operaciones en Asturias.
Un submarinista en la Ruta del Cares
Con toda esa formación y dado que actúan en escenarios tan opuestos como puede ser el mar y la montaña, hay jornadas en las que enlazan rescates en uno y otro lado, por lo que, por muy paradójico o cómico que resulte, el mismo dice que «no sería de extrañar que apareciéramos vestidos de submarinistas, con traje de neopreno, en la Ruta del Cares».
La parte complicada de pasar de un rescate a otro en cuestión de minutos después de una concentración máxima en la primera actuación es tener que resetear y plantear un escenario con unas condiciones, quizá, totalmente diferentes. En esos casos, apunta Roberto Menéndez, «aumenta el riesgo, porque hay que partir de cero y cuando enlazas rescates cuesta más». «Lo que hacemos en el equipo es fiscalizarnos los unos a los otros, estar pendiente del otro, chequear al compañero para que compruebe si está el arnés cerrado…», y es que algo que tiene claro los integrantes del Grupo de Rescate del SEPA es que «no nos podemos permitir bajar la guardia, porque el nivel siempre es alto».
Un servicio del que pocas comunidades pueden presumir
El Grupo de Rescate del SEPA es, sin duda, uno de los mejores grupos de rescate de España por la diversidad de espacios en los que pueden tener que actuar, tanto en la costa como en la montaña. Según explican Roberto Menéndez y Rafael Viña, una hora y cinco minutos es el tiempo que de media pueden tardar en efectuar un rescate en cualquier punto de Asturias, desde que salen de la base en La Morgal hasta que regresan a la misma con la actuación culminada. Y es que este equipo gana tiempo incluso desde la propia base, ya que toda la tripulación del helicóptero de rescate está junta en la misma sala «para que el tiempo de respuesta ante una llamada sea mínimo. El helicóptero lo tenemos a 30 metros y en menos de cinco minutos estamos despegando», explica.
Así, Rafael Viña destaca que «pocas comunidades pueden presumir de tener un servicio así» que, añade, cumple «con la hora de oro en la montaña». Según traslada, esa hora es clave «para que pueda sobrevivir una persona politraumatizada en la mayoría de las ocasiones», por lo que al hablar de esa media de tiempo, reconoce la labor que hace el grupo y dice que «Asturias también debería estar orgullosa».