La Voz de Asturias

La fortuna (romana) que apareció en Laviana

Asturias

G. GUITER
Sestercio de la época de Gordiano III (225 dC-244 dC) del «tesorillo de Laviana» (Asturias), que forma parte de un conjunto de 39 monedas de esa época encontrado por un particular

El misterio del origen de un conjunto de 39 sestercios hallados en un prado de uso ganadero sin otros vestigios arqueológicos y que pertenecen a una colección privada desde hace un siglo

24 Jul 2022. Actualizado a las 05:00 h.

El paso de los romanos y sus riquezas alimentó mucho la imaginación de los asturianos del siglo XIX. Fue el caso de un ayalguero (buscador de tesoros) que pasó parte de su vida intentando hallar un tesoro escondido en los montes del Principado. Excavó y excavó durante años con esa esperanza, y por fin tuvo una -solo una- recompensa cuando un ganadero amigo suyo del valle del Nalón le obsequió con dos monedas romanas «a las que no había dado importancia por su escasa conservación y por no ser un metal noble». Movidos por el entusiasmo del arqueólogo aficionado, ambos se pusieron manos a la obra y rastrearon la zona donde habían aparecido.

Así lo cuenta el arqueólogo Alfonso Fanjul, que se puso en contacto con un bisnieto del ayalguero, a quien solo cita con sus iniciales por deseo de la familia. El ganadero y su amigo decidieron en 1896 excavar en ese lugar, la colina de Las Segáes, una zona de Laviana en la que no había rastro del paso de los romanos, al menos en superficie.  Dispersos en un área de nueve metros cuadrados hallaron 39 sestercios romanos, «el primer conjunto de sestercios estudiados en Asturias con una localización exacta».

Colina del concejo de Laviana (Asturias) donde apareció un conjunto de 39 sestercios romanos de los siglos II-III dCALFONSO FANJUL Y VVAA

Se trataba en su mayor parte de monedas frustras, es decir, muy desgastadas, por lo que solo ocho son identificables, «correspondientes a los emperadores Lucio Vero, Cómodo, Alejandro Severo y Gordiano III, más dos dudosas (Lucio Vero y Marco Aurelio) que fechan el conjunto numismático entre mediados del siglo II y III d.C.», según publicaron Fanjul, Burguet y otros autores en la revista El Eco Filatélico y Numismático.

El arqueólogo comenta, no obstante, que el hecho de que los sestercios se puedan datar bien no significa que se perdieran hace 18 siglos, ya que ese dinero siguió usándose durante un amplio periodo después del fin del imperio romano. «Sabemos que siguió reutilizándose largo tiempo», dice Alfonso Fanjul, lo que en parte explicaría el gran desgaste de las piezas.

La bolsa perdida

Tras examinar las anotaciones del descubridor que conserva la familia, así como el paisaje, los arqueólogos se plantean que «estamos ante un conjunto de monedas procedentes de una bolsa y que, caídas de forma accidental con una dispersión mínima, en una campa ganadera, habrían quedado en superficie durante bastante tiempo».

Además, añade Fanjul, no parece existir un contexto de guerra o conflicto que llevara a alguien a esconder deliberadamente el tesorillo. En cuanto a su composición, el examen físico revela que constituye «un conjunto muy homogéneo en relación a los módulos y pesos existentes».

Los sestercios de Laviana siguen en manos de la colección privada de la familia desde que fueron hallados, hace más de cien años, puesto que en aquel momento no existía la normativa actual que obliga a entregar los hallazgos arqueológicos al Principado. Y así seguirán, salvo que alguien en la Administración quiera hacer una oferta por ellos -y la familia la acepte- para que pasen a ser patrimonio público, como parte de la historia de la región que ya son.

 


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