El colapso en las Urgencias del HUCA: «Hay compañeros que se plantean marcharse porque no pueden más»
Asturias
Profesionales del servicio de emergencias del hospital de cabecera de Asturias constatan que, desde hace meses, tienen «días de récord casi a diario» de recepción de pacientes
20 Jul 2022. Actualizado a las 05:00 h.
Muchos trabajadores del servicio de Urgencias del Hospital Central Universitario de Asturias (HUCA) «no pueden más». Recientemente UGT denunciaba que está atendiendo una media de 470 pacientes diarios, con «una sobrecarga de trabajo insostenible» que va a más y que tiene a los profesionales desbordados. En efecto, trabajadores describen jornadas sin un solo minuto para tomar aliento, colas de pacientes esperando ser atendidos, tensión, hastío… todo ello sin que, a su juicio, desde las administraciones competentes se ponga, de momento, solución. Solo la flexibilidad, compromiso y resiliencia de la propia plantilla permite que sigan dando una atención ejemplar, pese a las circunstancias.
Una celadora del servicio de Urgencias del HUCA indica que el mismo «siempre tuvo bastante demanda», pero que, sin embargo, «en los últimos meses está aumentando». A la convivencia con el coronavirus se une el problema de falta de personal en Atención Primaria que, por vasos comunicantes, provoca que las Urgencias se saturen prácticamente cada día.
Los profesionales tienen que gestionar en sus jornadas una amalgama de casos, desde «gente mayor que, por cualquier circunstancia, no es atendida en tiempo en los centros de salud y se demora» hasta personas con algún tipo de «patología, pendientes de alguna prueba o de que las vea un especialista, que llevan meses esperando y, por tanto, se agrava su situación».
«Luego ya tenemos las urgencias de toda la vida, es decir, las caídas, politraumas, ictus…», añade. Esta profesional insiste en que es necesario considerar «que somos la referencia, por lo tanto nos vienen muchas veces traslados desde otros hospitales». Una de las causas que, a su juicio, motiva este aluvión en las urgencias del HUCA es la «falta de atención en la Primaria, que está desbordada también». «Si en Atención Primaria y consultas externas llamas y te tardan tres días en dar una cita o no te llaman, mucha gente decide ir a Urgencias», apunta.
«A primeras horas de la mañana, entre las 8 y las 9.30, se da un goteo de entrada constante. A partir de las 10 muchas veces decimos ‘llega el autobús’»
Comenta que «a primeras horas de la mañana, entre las 8 y las 9.30, se da un goteo de entrada constante». Sin embargo «a partir de las 10 muchas veces decimos ‘llega el autobús’». «Llegamos a tener cola a la entrada y no nos coge la gente en el triaje», añade. Apunta que para toda esa gente que va entrando a lo largo de la mañana, «se van solicitando las diferentes pruebas y se van saturando las unidades».
Todo esto deriva en ubicaciones «triplicadas» y en «un montón de gente en la unidad y un batiburrillo de trabajo». Es por eso que los profesionales que se emplean en urgencias del HUCA se encuentran con que, literalmente, no paran ni un segundo a lo largo de la jornada «y el trabajo no disminuye».
«Agobio» sin tregua
Esta trabajadora define la sensación general como de «agobio, en el sentido de que corres como un pollo sin cabeza toda la mañana y no ves que se reduzca el trabajo». En su opinión, la consecuencia anímica directa es que los empleados están «mucho más irascibles» en su día a día.
Hay que tener en cuenta que esa sensación de agobio se produce en un escenario, a falta de un término mejor, normal. Cuando es imprescindible priorizar y focalizar recursos, la situación empeora. «Imagina que te entra un paciente crítico en helicóptero, por ejemplo, y subimos cinco efectivos o seis, que se trasladan del servicio de Urgencias, que se queda sin esos efectivos», comenta.
Insiste en que «esto viene de siempre» en el hospital de referencia del Principado. «Puede coincidirte que un día lo tengas un poco mejor, pero nunca paramos. Ese ‘un poco mejor’ no quiere decir que puedas permitirte el lujo de decir ‘estamos tranquilos’. Es simplemente no tener ese agobio», asevera.
«Desde que entramos hasta que salimos, lo único que tenemos para sentarnos son los treinta minutos de descanso que nos corresponden, pero es que en muchas ocasiones reducimos ese tiempo de reposo»
En esta línea, «desde que entramos hasta que salimos, lo único que tenemos para sentarnos son los treinta minutos de descanso que nos corresponden, pero es que en muchas ocasiones reducimos ese tiempo de reposo porque dejamos colgados a los compañeros». Apunta que tienen «días de ‘récord’ casi a diario».
Por supuesto, en el servicio «si alguien falta en algún momento intentan cubrirlo». El problema es que, casi siempre, el hueco se trata de tapar con una persona que «no está habituada a trabajar ahí». Pone como ejemplo el de «un celador que vino a ayudar con una voluntad impresionante y yo no podía ni parar para explicarle».
En lo que respecta a la mayor o menor empatía de los pacientes reconoce que «tienes de todo». En este sentido comprende que, como ser humano, «eres amable cuando llevas una hora. Cuando llevas cuatro y solo te han podido hacer un par de pruebas y están esperando pues, lógicamente, al final se muestran irascibles», lo que les lleva a «protestar por todo».
Apunta que «mucha gente ya entra protestando» al servicio de Urgencias, si bien también aclara que «hay pacientes comprensivos». Y es que «a la gente no le gusta ir a Urgencias a pasar cinco horas sentada». Esta profesional resalta que, entre generales y pediátricas, cada día se atienden en este servicio hospitalario a «488, 389, 410 personas… son datos reales».
Cree que «es muy triste que yo tenga compañeros y compañeras que se estén planteando marcharse del servicio de Urgencias porque no pueden más». Considera imprescindible e ineludible «mejorar la calidad de trabajo de los empleados para poder dar una mejor atención a los pacientes». «Yo he vivido casos de entrar a las 8.30 de la mañana, ver a unos pacientes allí, marcharme a las 15.30 y seguir allí esos pacientes», concluye.
Presión asistencial ascendente
Un médico adscrito a este servicio del HUCA explica que «las Urgencias aquí en Asturias, y más las nuestras, no se colapsan, pero no lo hacen porque somos servicios con mucha elasticidad y nos adaptamos a trabajar en circunstancias de mucha presión. Sí es cierto que llevamos desde hace meses con una presión asistencial ascendente».
«Hasta el último día de junio hemos visto 3.000 pacientes más que en el mismo periodo del 2019, último año prepandemia»
En este sentido aporta el dato de que «hasta el último día de junio hemos visto 3.000 pacientes más que en el mismo periodo del 2019, último año prepandemia». La media de pacientes diarios en 2022 hasta mayo «era de 340 de media, sin contar los picos, y en junio tuvimos 362 de media diaria. Pero es que en julio hemos tenido más de 370 de media diaria, solo de urgencias generales».
Considera que esta apreciable subida «no es solo achacable al Covid». «Ahora mismo el perfil del paciente que ingresa por Covid es muy similar al del que ingresaba en invierno de 2019 por la gripe: gente mayor, dependiente, con mucha comorbilidad y con patologías crónicas que se descompensan», comenta.
En esta línea aclara que «lo que pasa es que la gripe era muy estacional y pasaba en diciembre y enero. Ahora con la Covid nos está sucediendo en verano cuando, además, nos pilla a todos los servicios con gente de vacaciones, personal nuevo…».
Este profesional aprovecha para poner en valor que «la enfermería que tenemos en Urgencias del HUCA es para quitarse el sombrero. Es personal con mucha experiencia, trabajador y que se implica muchísimo. Lo que pasa es que ahora en verano cogen sus vacaciones y viene gente nueva, que aunque lo quiera hacer igual no tiene la experiencia. Y lo nuestro es una medicina muy de guerra, inmediatez y rapidez».
Diferentes factores
Este médico de Urgencias apunta que la causa de esta elevada presión asistencial es «multifactorial». Por un lado, «en los centros de salud hay médicos que están viendo a sus pacientes como siempre y otros que no lo hacen. Lo vemos con las derivaciones telefónicas».
Pone como ejemplo un caso hipotético de «algún médico de Primaria que ve a sus pacientes y les pide una radiografía». En este sentido, «si la pide en el Ambulatorio de La Lila, allí no se la hacen y, ¿dónde va? A Urgencias del HUCA». Considera que se ha creado la «sensación de que llamas y no te lo cogen» entre la gente.
Este profesional cree que hay que fijarse en datos como que «el porcentaje de pacientes que veíamos derivados desde Atención Primaria era de un 25% y este año está siendo de un 15%. Ese 10% menos es gente que directamente no llama a su centro de salud porque piensa que no le van a atender».
«El otro día a la 1.30 de la mañana me encontré a una madre con un niño de 16 años que venía con una quemadura solar. Por eso no tienes que ir a Urgencias de un hospital de tercer nivel»
Paradójicamente cree que una de las virtudes del servicio de Urgencias es la razón de su carga asistencial creciente. Se refiere a «la sensación de inmediatez» entre el paciente. Y es que un buen número de personas acuden a estos profesionales para ser atendidos con rapidez, muchas veces cuando sus dolencias no lo justifican.
«El otro día a la 1.30 de la mañana me encontré a una madre con un niño de 16 años que venía con una quemadura solar. Por eso no tienes que ir a Urgencias de un hospital de tercer nivel», comenta.
Para crear esta tormenta perfecta se une el hecho de que hay «mucha gente de vacaciones y plantas cerradas, por lo que se están retrasando cirugías. Una persona que lleve esperando seis meses, por ejemplo, por una cirugía de vesícula porque tiene cólicos de repetición, en cuanto tiene el mínimo dolor acude a Urgencias».
No obstante este profesional se toma la situación con filosofía. «Un entrenador del Oviedo Baloncesto dijo en cierta ocasión en una rueda de prensa que ante las adversidades había que adaptarse y no llorar. Es como esa frase de los SEAL de ‘¿cómo te comerías un elefante? Pues de filete en filete’».
En esta línea constata que la priorización de casos y la flexibilidad son las claves. «A los graves se les va a atender primero y con calidad. Los no graves van a esperar más», constata. Define este servicio como «Un grifo que está continuamente abierto». «Es duro, pero la medicina de Urgencias es así. Si no lo hiciésemos bien la gente no vendría y, pese a todo, reclamaciones tenemos muy pocas».
Insiste en que, para confirmar esta aseveración, se fijan «en el dato de la reconsulta de los pacientes en 72 horas. Pues seguimos teniendo lo mismo que en 2019». Cree que para aliviar en cierta medida la situación de las Urgencias del HUCA (y de los centros hospitalarios de la región en general) resolver el escenario en «el paso previo a nosotros» es esencial.
Cree que es imperativo «reforzar la Atención Primaria» y, asimismo, «disminuir las listas de espera». «Con la Atención Primaria hay un problema estructural, pero aquí, en Cataluña y Madrid». Apunta la necesidad de que «los profesionales de Primaria estén contentos, con una buena calidad de trabajo para que quedan desarrollar bien su tarea».
Del mismo modo llama la atención sobre una circunstancia más concreta. «De los residentes que terminan Medicina de Familia hay un porcentaje importante que vienen a trabajar a los servicios de Urgencias. Si hubiese creada una especialidad de Medicina de Urgencias eso no pasaría, porque el que va a trabajar a Urgencias escogería Medicina de Urgencias en el MIR y el que hace Medicina de Familia iría a trabajar a un Centro de Salud, que es lo que le gusta», concluye.