Feijoo hace gala de su experiencia y se enfrenta al último «casadista» en Oviedo
Asturias
El presidente de la Xunta celebró un encuentro con militantes que abarrotó el teatro Campoamor de la capital
17 Mar 2022. Actualizado a las 21:19 h.
Alberto Núñez Feijoo hizo parada en Oviedo en su ruta territorio a territorio antes de asumir el liderazgo del Partido Popular. Era un acto en el teatro Campoamor, donde se entregan los premios Princesa de Asturias, con un público entregado, acompañado de la presidenta regional, Teresa Mallada, y en la que el líder gallego dedicó la mayor parte de su discurso a contraponer su experiencia como gestor y la, a su juicio, desbaratada forma de gobernar del partido socialistas.
Era en un acto en el que todo parecía dispuesto para rodar como una máquina perfectamente engrasada, con el teatro abarrotado de militantes ilusionados por un nuevo liderazgo, en el que el gallego no necesitaba ni nombrar a los adversarios para fijar sus apuestas, con indirectas lanzadas a Vox para advertir a los votantes del espectro conservador de que no se dejaran «engañar por marcas que no son alternativa» e incluso para distanciarse del pasado inmediato, de Pablo Casado, sin mencionarle, diciendo que «un militante debe saber que está servir al partido y no para figurar como presidente». Feijoo estaba tan cómodo que dejaba intervenir al público que lo hacía y les replicaba. Hasta que en un momento, desde uno de los palcos más altos, un hombre dijo «¡Alberto! Lo que haces es lo peor que podrías hacer, después de todo lo que Pablo Casado hizo por este partido!».
Hubo un segundo, medio segundo, de estupefacción general y entonces empezó un clamor de abucheos, gritos de ¡Alberto, Alberto!, ¡Feijoo, Feijoo!, ¡fuera, fuera! Mientras el espontáneo daba ya voces en vano porque era imposible escucharlo y, efectivamente, fue expulsado fuera.
«¡Dejadle, somos un partido democrático», decía Feijoo aunque tras la expulsión continuó su discurso como si nada hubiera pasado. Dijo eso sí, minutos después, que si en 2018 no había tratado de optar a la presidencia del partido era porque «tenía un compromiso con Galicia», territorio que, recordó, gobierna con mayoría absoluta y que su intención es poder hacer lo mismo en el ámbito nacional «no vengo aquí a ver si después de las elecciones nos salen las cuentas para gobernar, sino a ganar a las elecciones». Horas después, Feijoo contaba en su cuenta de Twitter que había hablado con el espontáneo.
Pero el reparto del voto en el electorado de centro derecha es mucho más fragmentado en España que en Galicia. Feijoo aspira a repetir ese aglutinamiento con un Ciudadanos ya en plena extinción y frente a un Vox del que a veces se distingue de forma contundente y otras veces parece comprarle el discurso.
«No necesito que me expliquéis los problemas de Asturias, los conozco muy bien», dijo recordando su participación en múltiples cumbres del noroeste ya en dos legislaturas, y se ganó al respetable diciendo que «seguro que los asturianos consideran razonable que un gallego sea presidente de España yo estaría de acuerdo con que lo fuera un asturiano, pero como hay pues un gallego».
Tuvo críticas duras para el papel jugado por el Gobierno de Pedro Sánchez en el desmantelamiento de las factorías de Alcoa, en Galicia y en Avilés, y por los sinsabores acumulados desde hace meses para la industria por el crecimiento incesante de la tarifa eléctrica. Feijoo dijo que a él nadie le dice qué conselleiros debe tener en su Ejecutivo pero que a Sánchez «le imponen cuotas y ministros que no conoce» y que gobierna con un partido «que debilita la posición internacional de España, que está en contra de la UE y de la OTAN cuando Europa está a las puertas de una guerra». Pero a pocos observadores se les escapa que el partido acaba de pactar cuotas en el gobierno de Castilla y León para dar entrada a Vox y que este hecho ha despertado alarmas en el Partido Popular Europeo.
El Feijoo de Oviedo aseguró que buscaba «la centralidad», tratar de ofrecer una propuesta que «busque soluciones para la mayoría de los ciudadanos» frente a un partido socialista que gobierna en coalición con Podemos y que, en su opinión «trata de contentar a todas las minorías a costa de la mayoría».
«¿Se imagina este gobierno en la época de la Transición?», preguntó al público y desde las butacas se respondía con sonoros «¡buff!». «Todavía estaríamos peleando entre nosotros y no habríamos tenido la España democrática de los últimos 40 años». El presidente gallego destacó ya casi en el cierre las ayudas directas aprobadas por la Xunta frente a la subida de la energía y carburantes frente al Gobierno central que, dijo, «como en la pandemia, se esconde detrás de las comunidades».
Hubo muchos aplausos y sonó el himno del PP. Feijoo se preparaba para partir a su siguiente encuentro con militantes, ya al anochecer en Santander.