«The Guardian» pone el foco en el conflicto del asturiano
Asturias
Un reportaje del diario británico se centra en la batalla por la oficialidad de la llingua, que «cualquier hablante de español encontrará fácil de entender»
05 Feb 2022. Actualizado a las 18:17 h.
«Es mi lengua materna»: la batalla por una quinta lengua cooficial en España. Así se titula el reportaje con el que el diario británico The Guardian ahonda en el conflicto de la oficialidad del asturiano y que comienza con el testimonio de Orfelina Suárez, vecina del «pequeño pueblo» de 16 habitantes de Martimporra, en Bimenes: «Si solo tuviera permitido hablar en español lo pasaría mal con algunas palabras porque estoy acostumbrada a hablar en asturiano. Sin asturiano, la vida aquí sería imposible. No tiene que ver con la geografía, sino con lo emocional. No se le pede quitar importancia a una lengua que hablas, vives y sientes».
El reportaje recuerda que en Bimenes se aprobó la oficialidad del asturiano en 1998 y «ahora el gobierno regional propone extender esta paridad lingüística a toda Asturias», que se describe como principalmente rural, conocida por sus productos lácteos, sidra y «hasta hace poco» por la minería del carbón. El artículo, que recuerda que en octubre más de 10.000 personas se manifestaron en Oviedo para demandar la oficialidad del asturiano, menciona que, a pesar de que «es discutible» cuántos del millón de habitantes que tiene Asturias lo hablan, «cualquier hablante de español lo encontrará fácil de entender».
Pone ejemplos como hacer por facer, hablar por falar, harina por farina o gato por gatu. «Como lengua hablada, muchos argumentan que el asturiano es poco más que un dialecto del español», recoge el artículo, que también contrapone que «otros pueden replicar que un idioma es simplemente un dialecto con un ejército y una marina».
El autor del reportaje también recuerda que en España están reconocidas cuatro lenguas cooficiales (catalán, euskera, gallego y aranés) y que, si Asturias sigue el mismo camino, «otras lenguas minoritarias de Aragón, León y Extremadura, al igual que las lenguas de los gitanos en España (caló y erromintxela), pueden exigir un tratamiento similar».
El reportaje cuenta con las opiniones favorables a la oficialidad de la consejera de Cultura, Berta Piñán («Asturias podrá diseñar su propio modelo lingüístico basado en derechos y no en obligaciones») y del presidente de la Academia de la Llingua, Xosé Antón González («sin ese tipo de protección que ofrece la Constitución no podrá sobrevivir»), así como de Inaciu Galán, de Iniciativa pol Asturianu. En contra opina el secretario general del PP en Asturias, Álvaro Queipo, que dice que no hay debate en la actualidad, «solo emoción y postureo».
El reportaje recuerda que la Unión Europea fomenta la protección de las lenguas minoritarias por considerar que la diversidad lingüística es un bien social, repasa situaciones similares en otros países como Italia, en donde no se reconocen sus números dialectos regionales como idiomas. «Los dialectos en Italia no son un asunto político como las lenguas minoritarias en España», explica una italiana residente en Barcelona en el artículo de The Guardian, en el que también se explica que los asturianos a favor de la oficialidad quien mantener la llingua viva asegurando que se enseña en las escuelas. «Pero la principal motivación es para incrementar su perfil y su uso en la vida pública», recoge el artículo, en el que también se repasa la situación de las lenguas cooficiales en España.
El cierre, como el comienzo, es de la vecina de Martimporra, Orfelina Suárez: «No entiendo por qué querer proteger una lengua es tan polémico. El hecho de que defendamos el asturiano no significa que nos muevan intereses políticos. Son los políticos los que lo politizan».