Madrid absorbe a 20.000 asturianos en una década
Asturias
La mayoría de emigrados son jóvenes universitarios y las previsiones es que esta fuga de talento vaya a más en los próximos años
26 Jan 2022. Actualizado a las 05:00 h.
Suele decir Isabel Díaz Ayuso que la gente va a Madrid «porque quiere ser libre». Por libertad o no, esa bandera que agita siempre que puede la presidenta madrileña, su comunidad acumula años absorbiendo población del resto de autonomías. Un sumidero en el centro de la Península que, desde el 2010, acogió a más de 782.000 personas procedentes del resto del país. Ninguna comunidad presenta unas cifras similares. Más de la mitad de los que emigraron de Castilla-La Mancha en estos doce últimos años, por ejemplo, lo hicieron a Madrid. En el caso de Asturias, uno de cada cuatro asturianos que hicieron las maletas se instalaron en la capital del país.
«Atrae a un montón de personas con formación. Mucha gente de la España vaciada se está yendo a las grandes ciudades a buscar trabajo», comenta la socióloga Antía Domínguez, experta en demografía. Las regiones que rodean Madrid son las más perjudicadas por esa fuga de talentos: de las dos Castillas se fueron allí cerca de 200.000 personas en los últimos diez años, la mayoría jóvenes.
En la última década, 19.575 asturianos se instalaron en la región, según datos del INE, que recoge la cifra de los que se empadronan allí. Muchos, a pesar de tener su residencia en Madrid, siguen censados en Asturias. Las previsiones de los expertos es que la fuga de talento irá a más en los próximos años.
Un grupo de investigadores reflejó en un estudio del Centre d’Estudis Demogràfics, dependiente de la Generalitat de Cataluña, el impacto de esa emigración de titulados universitarios y la concentración de estos en Madrid. Una de las conclusiones es que quienes dejan su tierra están mejor preparados que los que se quedan. El 64,9 % de los jóvenes procedentes de otras regiones e instalados en la Comunidad de Madrid tienen estudios universitarios. La capital del país se nutre así del talento que no encuentra oportunidades laborales en su territorio.
«La aglomeración de personas cualificadas es beneficiosa para el desarrollo económico y la capacidad de innovación, siempre y cuando haya empleabilidad», responde por correo Miguel González-Leonardo, uno de los autores del análisis y profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona. Advierte, sin embargo, que esa concentración de población en un mismo lugar «puede generar algunos problemas, como los precios desorbitados en el mercado de la vivienda o el aumento de la contaminación».
El atractivo de Madrid
El centralismo de la administración española supone que el 80 % de los trabajadores de los ministerios estén en Madrid. También que la comunidad albergue la sede de la mitad de las mil grandes empresas del país. Ese es el factor principal. González-Leonardo habla de una combinación de empresas de gran tamaño, capacidad de aglomeración de diferentes actividades, el efecto capital y la concentración de actividades estatales.
Municipios del entorno de Madrid duplican su población
La actualización del censo de los municipios que publica el INE cada mes de enero permitió comprobar la consolidación de una tendencia demográfica alrededor de Madrid. La ciudad sigue creciendo de forma estable —lo hizo el 30.000 personas desde el 2010—, pero hay municipios que llegan a duplicar su número de habitantes. Sucede con Arroyomolinos, que en menos de treinta años pasó de ayuntamiento rural a ciudad dormitorio. En el 2000 había 3.824 habitantes, hace diez eran algo más de 16.000 y hoy supera los 33.600.
Es el paradigma, llevado al extremo, del crecimiento de urbes alrededor de la capital con desarrollos urbanísticos que compiten con los pisos de la ciudad por sus precios. Otros ejemplos son Paracuellos (10.000 habitantes más) o Villamantilla, que casi duplicó su censo a 1.514 vecinos.
Saldo migratorio negativo
En el 2020, por primera vez en diez años, el saldo migratorio con el resto de comunidades en Madrid fue negativo. Y lo hizo en 19.200 personas. «Se pararon las migraciones durante la pandemia, pero mucha población se reubicó gracias al teletrabajo. También hay quienes se dieron cuenta de que las condiciones vitales no eran las idóneas por el coste de la vida o el estrés», explica la socióloga Antía Domínguez, de la Universidade da Coruña.