Usama Bilal: «La obligatoriedad de mascarilla en exteriores es una medida inútil»
Asturias
El epidemiólogo asturiano advierte: «Si queremos tratar al covid-19 como la gripe, debemos primero aprender a tratar la gripe»
24 Jan 2022. Actualizado a las 13:24 h.
La distancia no ha impedido al asturiano Usama Bilal (Gijon, 1986), epidemiólogo y profesor en la Universidad Drexel (Filadelfia, EEUU), analizar y valorar la situación de la pandemia en Asturias y en España siempre que desde aquí los medios de comunicación nos hemos puesto en contacto con él por correo u otros medios telemáticos. Licenciado en Medicina por la Universidad de Oviedo, Máster en Salud Publica por la Universidad de Alcalá y Doctor en Epidemiología por la Universidad Johns Hopkins (Baltimore, EEUU), trabaja desde 2018 como docente de epidemiología y salud urbana en la Escuela de Salud Publica Dornsife de la Universidad Drexel, siempre dejando tiempo para sus investigaciones sobre las desigualdades sociales en salud, especialmente en zonas urbanas. En esta entrevista concedida a La Voz de Asturias, Bilal ofrece su punto de vista sobre la situación actual de la pandemia en nuestro país y los puntos flacos que ha habido, sin ir más allá, en la gestión de esta sexta ola, en la que imponer la obligatoriedad del uso de las mascarillas en exteriores lo considera una medida «inútil».
-Los expertos os habéis cansado de repetir que las vacunas contra el Covid-19 que se están inoculando actualmente no evitan el contagio. ¿Por qué se ha producido esta ola de coronavirus (para España la sexta ola) con tantísimos contagios?
-Si que protegen contra el contagio, lo podemos ver en la incidencia por edad en Asturias, que es mucho más alta en niños de 11 años, tasa vacunal bastante baja todavía, que en niños de 12 años, tasa vacunal muy alta. Pero esta efectividad no es tan buena como lo es para proteger contra enfermedad severa. Ahí es donde estas vacunas son muy buenas. Por lo tanto, ante una variante muy muy contagiosa, un levantamiento casi total de medidas, unas vacunas que tienen cierta efectividad para evitar el contagio, aunque no muy alta, y unas vacunas que tienen una efectividad muy alta para prevenir enfermedad severa, nos encontramos ante la situación actual: un numero de casos altísimo, un numero de casos severos, hospitalizados y defunciones, mucho menor que en otras oleadas.
-¿Hay que reprochar a los Gobiernos que no hayan tomado medidas más contundentes para contener esta ola o simplemente hay que aprender a convivir con este virus?
-Creo que hay que reprochar a los gobiernos que no eligieran qué medidas especificas tomar, más que no haber tomado ninguna. Se tomó una medida muy contundente pero prácticamente inútil: la obligatoriedad del uso de mascarillas en exteriores. Se tomó una medida que tiene su sentido en lugares con tasas vacunales bajas, para empujar a la gente a vacunarse, pero que tampoco nos va a dar tantos beneficios en lugares como Asturias: el pasaporte COVID para actividades comunes, hostelería, etc.. Si que se tomaron otras medidas útiles: instaurar la obligatoriedad de la medición de la calidad de la ventilación en la hostelería y el pasaporte COVID en actividades de alto riesgo, residencias y hospitales; donde importa mucho más lo individual que lo colectivo, en el sentido de que queremos evitar contagios en estos lugares, no empujar a nadie a vacunarse.
Ahora bien, estas medidas que son útiles hay que asegurarse de que se estén cumpliendo y se esté actuando en consecuencia. Si un restaurante mide su ventilación y encuentra que no es adecuada, ¿la esta mejorando? En algunos lugares, Asturias y Canarias son los dos ejemplos que se me viene a la mente, se esta agilizando la tramitación de bajas para que no colapsen la atención primaria. Aquí es otro de esos puntos donde es necesario actuar enormemente para evitar un colapso del sistema que afecte a otras personas. Para mi lo peor de esta ultima situación es que es algo que se repetía cada año con la gripe y nunca hemos actuado para corregirlo. Ahora ha venido una «supergripe» en términos de contagiosidad, y vemos los efectos.
-Y a la ciudadanía ¿hay algo que decirle? ¿Ha bajado la guardia la sociedad tras la vacunación?
-Me imagino que lo principal es la paciencia, aunque tras casi dos años entiendo que esté agotada en mucha gente esa paciencia. Quizás lo que les pediría es memoria, aunque sea a corto o medio plazo. Que recuerden quién apoyó a la salud pública y a la sanidad pública a la hora de votar. Las decisiones que toman votando son las que luego se ven reflejadas en el manejo de la pandemia.
-Después de una ola con unas cifras tan elevadas de contagios se espera que el Covid-19 pase a ser una enfermedad endémica ¿en cuanto tiempo podría darse esa situación? ¿Habrá una fecha de fin de la pandemia?
-Sobre si acabara siendo endémico, le tienen que preguntar más a los expertos en virología. Lo que sí que diré es que endémico no significa leve, simplemente significa que la enfermedad está para quedarse. La malaria es endémica en muchos sitios, y causa un número enorme de muertes cada año.
-Por el momento la medida más eficaz para tratar de evitar el contagio es la mascarilla. ¿Volveremos a vernos las caras sin ella o, por el contrario, va a ser un elemento que perdure más allá de la pandemia?
-En épocas de gripe es muy común ver a gran parte de la población de muchos países del este de Asia poniéndose mascarillas para prevenir contagios. Me imagino que veremos mucho más de esto en el resto del mundo en el futuro. No es tan diferente a las alertas por contaminación, con las que pedimos a gente de alto riesgo que no salga de sus hogares y tomen medidas preventivas e idealmente nos dan a todos una pista de que estamos contaminando demasiado. Mi impresión es que llevar mascarillas en lugares cerrados y mal ventilados en épocas de alta transmisión de enfermedades respiratorias, por ejemplo la propia gripe, va a ser algo más normal. Quizás no universal, pero más aceptado. Por otro lado, espero que en exteriores las vayamos quitando pronto, especialmente según el gobierno central reconozca su error en hacerlas obligatorias.
-Desde que hace un año se empezaran a poner vacunas contra el Covid-19 se ha visto que con el paso del tiempo perdían efectividad y ha sido necesaria una tercera dosis de refuerzo ¿hay evidencias de que, como sucede con la gripe, habrá que poner una vacuna cada otoño para hacer frente al SARS-CoV2?
-Todavía es muy pronto para saberlo dado que no hemos tenido múltiples otoños con estas vacunas y tampoco sabemos si el virus tendrá la estacionalidad de la gripe. Tampoco tenemos 100% claro -de nuevo, no ha habido el tiempo físico para comprobarlo- cómo funciona esta perdida de inmunidad.
-Cada vez que surge una variante del SARS-CoV2 se pone en cuestión la efectividad de las vacunas ¿hasta qué punto podemos estar seguros de que las vacunas actuales nos protegen?
-Desgraciadamente no tenemos manera de asegurarnos. De ahí que sea tan importante prevenir la transmisión en lugares con alta transmisión, porque es precisamente ahí donde ocurren estas mutaciones que ponen en peligro todo lo hecho hasta ahora. Por eso que sea importante ayudar a otros países con su distribución de vacunas. La equidad vacunal es un problema existencial para el mundo. Delta nos avisó primero, y ómicron nos lo ha dejado muy claro.
-¿Ve posible que a corto plazo se logre una vacuna que evite el contagio?
-Se que existen diferencias en la replicación de los coronavirus respecto a otros virus como el sarampión, que hacen que sea difícil evitar el contagio con vacunas (especialmente por la capacidad de los coronavirus de evadir el sistema inmune), pero esta pregunta se la tendrán que hacer a expertos en virología.
-El presidente de España planteaba hace unos días cambiar de estrategia y empezar a tratar la Covid como a la gripe, ¿qué opina de la propuesta de Pedro Sánchez?
-Le preguntaría a Pedro Sánchez cual es su estrategia para tratar a la gripe. Año tras año (hasta que llego el Covid-19), la gripe colapsa el sistema de atención primaria y las urgencias. ¿Es este el objetivo? Si queremos tratar al COVID-19 como la gripe, debemos primero aprender a tratar la gripe. Reformar las incapacidades temporales (bajas) y hacer mucho mas fáciles que los padres se puedan quedar en casa cuidado a sus hijos cuando están enfermos son dos cosas clave para cualquier enfermedad respiratoria, sea gripe o sea Covid-19. No hemos hecho casi nada por todo ello. ¿Cuál es el plan de gripalizar el Covid entonces? Un aspecto donde sí que tenemos un sistema mas solido para afrontar la gripe es en la vigilancia epidemiológica, donde tenemos una red centinela para estimar casos de gripe. Adaptarlo al Covid-19 es desde luego una buena idea, incluyendo monitorizar hospitalizaciones y mortalidad (que ya hacíamos con el MoMo, el sistema de monitoreo de mortalidad diaria).
-¿Y qué le parece la idea de Israel de llevar a cabo una estrategia de contagio masivo? ¿Sería eficaz o puede acarrear graves consecuencias?
-Me sorprende. Israel tiene solo a dos tercios de su población vacunada. Si hemos visto que ómicron se comporta de manera más leve no es necesariamente porque el virus haya cambiado, sino porque tenemos una población mucho mas vacunada. En EEUU estamos viendo que con un 75% de la población vacunada (comparado con 86% en España), ómicron esta teniendo un enorme impacto en hospitalizaciones y enfermos severos.
-Ómicron ha sido la última variante en hacerse dominante en buena parte del mundo, de España y de Asturias. Esta ocasiona síntomas leves en los infectados pero ¿puede darse el caso de que vuelva a expandirse una variante agresiva?
-Puede darse el caso, pero no olvidemos que, que estemos viendo casos mas leves ahora mismo, no significa que ómicron sea mas leve. Ómicron ha venido cuando teníamos más del 85% de la población vacunada en España. No es la misma situación que delta, ni desde luego que las variantes originales.
-Otra preocupación que circula es que puedan producirse infecciones de varios virus a la vez, como el Covid y la gripe. ¿Serían casos puntuales o podría darse de forma masiva?
-No es tan raro como parece. Curiosamente entre los primeros artículos que yo conozco al respecto es una serie de casos de COVID-19 y gripe en Barcelona en mayo de 2020, hace casi 2 años. Pero como ha habido tan poca transmisión de gripe con todas las medidas de prevención, incluyendo el parón casi total de viajes internacionales, no hemos tenido muchas oportunidades de que esto ocurra y, por lo tanto, tampoco tenemos datos sobre su gravedad o frecuencia en un contexto de epidemia de gripe.
-Para concluir, ¿debemos estar prevenidos a partir de ahora de que otros virus como el SARS-CoV2 nos pueden afectar?
-Ni es el primero ni será el último. Lo importante es cómo salgamos de esta. En España se aprobó una Ley general de salud publica en 2011 que nunca se desarrollo. Si queremos evitar que nos pase lo mismo, o al menos manejarlo lo mejor posible, necesitamos reforzar los dispositivos de vigilancia, tanto centralmente como autonómicamente. Esto incluye coordinación con el sistema de salud, especialmente la atención primaria, que es al fin y al cabo quien ve estas enfermedades según ocurren, pero también con educación, recursos para los colegios, buena ventilación, buenos menús escolares para los que tengan comedor, etc., trabajo, seguridad laboral, evitar la precariedad que hace mas difícil aun quedarse en casa cuando alguien esta enfermo, economía y estado del bienestar: ¿puedo subsistir quedándome en casa si es necesario?, ¿tengo dinero para comer comida sana?, conciliación e igualdad: ¿quien se queda en casa cuando un hijo esta enfermo? ¿Quien cuida a los mayores?, vivienda, especialmente con el hacinamiento siendo tan importante para todas las enfermedades infecciosas, pero también sabemos que la inestabilidad residencial afecta a todos los aspectos de la salud, etc. También son aspectos de política industrial, incluyendo a la farmacéutica y de investigación, muchas de las vacunas se desarrollaron con dinero público. Y más importante que todo lo de arriba: la gran crisis existencial para nuestra salud es la crisis climática. Todo esto afecta a nuestra salud, especialmente la de los más desfavorecidos. Si queremos una población sana, necesitamos políticas públicas que lo aseguren.