López Acuña: «Aún nos faltan dos o tres meses para ver un descenso de contagios»
Asturias
El epidemiólogo considera que Asturias debería mantener el cierre del ocio nocturno y limitar los aforos en hostelería, entre otras medidas, para reducir la incidencia que ya pasa de 3.300
14 Jan 2022. Actualizado a las 05:00 h.
«Banalizar la pandemia es un error. Las infecciones por ómicron no son leves, ni banalizables ni trivializables». El epidemiólogo y exdirector de Acción Sanitaria en Situaciones de Crisis de la Organización Mundial de la Salud (OMS) Daniel López Acuña, que forma parte del comité asesor y de seguimiento de la covid-19 en Asturias, lleva un mes sosteniendo que debería acelerarse la vacunación pendiente y adoptarse más medidas para contener la continua escalada de contagios de esta sexta ola y así lo planteará este viernes en la reunión de este consejo de expertos que asesora al Gobierno autonómico.
Considera que liberar a atención primaria de la tramitación de las bajas, que desde esta semana recae en los equipos de inspección del Servicio de Salud del Principado de Asturias (Sespa), es una buena medida administrativa, pero «sin duda Asturias tiene que mantener la guardia en alto en las medidas de salud pública, reforzar la atención primaria, vacunar a los grupos que todavía no están suficientemente cubiertos e introducir más medidas».
Apunta, por ejemplo, a mantener el cierre del ocio nocturno -que seguirá cerrado al menos hasta el 28 de enero- y limitar aforos en los interiores de la hostelería, así como celebraciones y otras aglomeraciones. Medidas, en definitiva, más contundentes sin tener que volver a un confinamiento y, desde luego, sin «trivializar» o «gripalizar» la pandemia que, en esta sexta ola, sigue sin tocar techo.
«Lo más probable es que se alcance en la segunda quincena de enero, pero va a depender mucho de lo que hagamos. Si seguimos con aglomeraciones, con interacciones sociales desprotegidas o sin usar a rajatabla la mascarilla y la distancia, vamos a seguir teniendo contagios. Y lo mismo si no tenemos la suficiente cautela en el ámbito escolar y no avanzamos en la vacunación de los menores de 12 años, que va muy despacio y llevamos únicamente un 32% de la población vacunada», asegura.
El error de banalizar la pandemia
Si el pico máximo de esta ola se alcanzase este mes, aún quedaría por delante una fase de estabilización y otra de descenso como ha ocurrido en las ondas pandémicas anteriores. «La proyección es que el ritmo de contagios pueda estabilizarse a finales de mes, pero eso se puede alargar. No hemos alcanzado la meseta, apenas estamos entrando en ella, y todavía nos faltan dos o tres meses para ver un descenso de contagios», indica. Asturias alcanzaba ayer una incidencia acumulada a 14 días de 3.351 casos por cada 100.000 habitantes.
Un descenso que no acabará de llegar, dice, «si seguimos acortando aislamientos, recortando cuarentenas o reduciendo las bajas laborales». E insiste: «Banalizar la pandemia es un error. Si bien hay un número importante de casos con poca o sin sintomatología no pulmonar, hay un número de casos sintomáticos en esta ola que es ya superior al que hubo en las dos anteriores».
López Acuña, en este sentido, recuerda que la variante ómicron también está generando casos severos con ingresos hospitalarios, en UCI y fallecimientos. Además, subraya que no es lo mismo analizar el problema del covid desde una perspectiva clínica e individual de los casos que desde una perspectiva epidemiológica. «La OMS, la Agencia Europea del Medicamento y los epidemiólogos que venimos analizando la pandemia con detalle sabemos que no estamos en una fase endémica, que seguimos en una fase pandémica. Una endemia no nos estaría generando el número de bajas laborales, ni la presión asistencial ni el número de fallecimientos que se están produciendo».
También recuerda que se podría hablar de endemia cuando una enfermedad infecciosa adquiere niveles bajos de transmisión. Es decir, cuando «no tiene una transmisión comunitaria amplia» como la actual. «Debemos desterrar la falacia de que estamos en una endemia, llegaremos a ese punto, pero ahora mismo estamos en una fase aguda de una ola pandémica y esa es la manera en que tenemos que entender que hay que luchar contra ella».
«Estamos donde estamos sobre todo por ser muy permisivos con las interacciones sociales»
Tampoco pasa por alto por qué se ha llegado a esta situación en la que España ya se sitúa tras Reino Unido y Francia en número de contagios después de que en octubre «fuéramos uno de los países europeos con menos incidencia y más vacunación». Primero, dice, «porque no todos los grupos están vacunados con la pauta completa o siquiera con una dosis y, segundo, porque bajamos la guardia en las medidas de protección y en las restricciones. Estamos donde estamos por confiarnos a la vacunación, por no completar algunas de las pautas de vacunación y sobre todo por ser muy permisivos con las interacciones sociales, las celebraciones, las campanadas, las cabalgatas, etcétera, etcétera».
Ahora espera que se tomen medidas como ya ha ocurrido en algunos países europeos y pone como ejemplo Alemania, que ha conseguido bajar de una incidencia de más de 3.000 casos por 100.000 habitantes a 500. «Espero que haya la sensibilidad para entender que la mejor manera de reducir la bajas laborales y la presión asistencial es tomando medidas y que si no las tomamos vamos a empeorar la situación».
La vulnerabilidad de los no vacunados
La nota positiva, aún así, es que las personas vacunadas pueden defenderse mejor de la infección y no presentar un riesgo tan elevado de severidad de la enfermedad ni de fallecimiento. «A lo largo de la pandemia ha habido 90.000 fallecimientos en España y si no hubiésemos tenido la vacuna habríamos tenido por lo menos 100.000 muertes más y habríamos tenido una absoluta saturación de la asistencia sanitaria», subraya.
López Acuña también recuerda que los 4 millones de personas que no se han vacunado en España son un gran núcleo de vulnerabilidad «al ser el grupo que más está enfermando, ingresando en los hospitales y lamentablemente falleciendo». Hasta que la actual curva de la incidencia de coronavirus deje de ascender «nos falta un esfuerzo grande», sobre todo teniendo en cuenta que cuanto mayor sea la incidencia más golpeará a los más vulnerables. «Tenemos que entender que hay que frenar los contagios y reducir la incidencia, y eso no solo implica medidas que las personas tomen por su cuenta sino sobre todo frenar interacciones desprotegidas en espacios interiores mal ventilados».
El epidemiólogo insiste en que la única manera de frenar los contagios es volver a medidas más restrictivas. «Si pensamos que esto no importa, que es una gripe, seguirán subiendo los contagios y hay que señalar con toda claridad que, aunque tengamos al 90% de la población vacunada, aún quedan cuatro millones de personas que están en riesgo porque no tienen la pauta completa».