Una usuaria asturiana de cannabis terapéutico: «Me cambió la vida. No podía caminar y ahora hago dos o tres kilómetros al día»
Asturias
Ángeles Fernández llevaba 15 años sufriendo dolores insoportables por una prótesis de rodilla que le impedían incluso dormir. «Ni siquiera los parches de morfina me hacían efecto», recuerda
31 Oct 2021. Actualizado a las 05:00 h.
«Para mí fue un cambio de vida radical y lo recomendaría a todo el mundo que tenga muchísimo dolor», asegura Ángeles Fernández, una vecina de Gijón de 67 años que lleva sufriendo intensos e «insoportables» dolores desde que en 2006 le colocaron una prótesis en la rodilla izquierda. «Tengo fibromialgia pero el mayor problema es la prótesis en la rodilla. Desde el primer día he estado siempre con dolores inaguantables. Increíbles. Y, a medida que me han ido deshaciendo más cosas en la rodilla, el dolor ha ido a más. Hasta el punto de estar completamente desesperada. No había nada de todo lo que me han dado que me hiciera efecto. Ni siquiera los parches de morfina de 50, nada de nada», recuerda.
Desde hace dos años y medio es usuaria de cannabis terapéutico y «los resultados son sencillamente espectaculares». La prótesis, a los dos años de colocársela en la rodilla, se desplazó y se la tuvieron que cambiar. Fueron cuatro operaciones, «a cada cual peor porque me cortaron el tendón del cuádriceps», hasta que en 2011 «ya no caminaba» y fue a operarse a Madrid. «Me parchearon lo que se podía parchear y fueron otras cuatro operaciones», relata, explicando que, desde que consume cannabis terapéutico, su vida ha ganado en calidad.
«Me ha venido muy bien porque yo no dormía, estaba con dolores por la noche, no me podía dar la vuelta… y ahora duermo. Me dañaron los nervios y tengo un dolor neuropático de todas las operaciones. Del 100% del dolor, un 30% me ha disminuido. Si no es más, aunque ya es mucho, porque es un 30% menos de dolor con algo que no te hace daño para nada», explica Fernández, que recuerda que algunas de las pastillas que le han venido recetando en estos años para aliviar el dolor no las toleraba, «empezaba a vomitar y a sentirme mal de todo en general».
«Te voy a hablar maravillas del aceite», añade. Consume tres veces al día aceite de cannabis con CBD (cannabidiol), que no tiene efectos psicoactivos ni psicotrópicos. «Mi vida ha mejorado -resume Ángeles-, imagínate de no poder caminar a caminar ahora dos o tres kilómetros diarios. Antes, en los mejores momentos a lo mejor llegaba a 400 metros, porque tengo mis altibajos, y ahora he llegado incluso a tres kilómetros y 200 metros».
Siempre con las muletas porque, aunque el dolor le haya remitido, sigue teniendo la prótesis «como si me la hubieran puesto ayer, no se ha encajado bien y la pierna no tiene fuerza ninguna». Con poco que haga, se sobrecarga y el dolor se hace más intenso. Pero sí ha notado que en año y medio ha ganado casi dos centímetros de contorno de muslo. «Tengo una atrofia muscular en el cuádriceps, está el hueso solo y ganar ese contorno es algo impresionante. Me falta muchísimo, y supongo que no lo recuperaré del todo, pero esto me ha cambiado la vida. Es una mejora enorme de mi vida», afirma.
Precio elevado
Por eso lo recomienda y espera que se regularice en España. «Ojalá más personas en España con dolores insufribles en los que tienen nada que les sirva como me pasa a mí, y que a lo mejor tienen muchas más cosas, tengan acceso a poder intentar mejorar. A lo mejor no funciona en todos los casos, pero a mí me ha funcionado de maravilla. Estoy encantada y ojalá lo legalicen».
La legalización del uso integral del cannabis en España era rechazada recientemente en el Congreso de los Diputados, aunque se están dando los primeros pasos para la regularización del medicinal, que es lo que permitiría que se pudiera recetar en el sistema de salud garantizando el acceso a un precio asequible a los pacientes que lo necesiten como dice Ángeles Fernández. En este sentido, explica que el cannabis terapéutico «te lo tiene que dar un médico y hay muy pocos que lo hagan».
Recuerda que hace años se comentaba que en Asturias había un solo médico que lo recetara. Ella, hace seis años, como ya sabía de los efectos paliativos del cannabis, compró por primera vez un frasco de aceite con CBD por internet. «Era una casa seria, pero me puse malísima. No me fue bien. Lo volví a intentar hace tres años y tampoco», recuerda, explicando que el aceite que toma en la actualidad -prescrito por una especialista- tiene una graduación determinada de CBD, específica para personas con dolencias graves, que a ella le sienta bien y le alivia el dolor.
«Tampoco todo el mundo puede acceder a comprarlo. Un frasquito pequeño, de 15 ml, son 100 euros y, dependiendo de la graduación que necesite casa cual, pueden ser hasta 250 euros. Son frasquitos mínimos. Los que tienen dinero se lo pueden permitir, pero los que podemos estar muy mal de dolores de entre la gente de a pie, no».
«La legalización permitiría que la gente pueda ir a una tienda y comprarlo sin ningún problema», considera Ángeles Fernández, que ahora está esperando también por una prueba de radiofrecuencia en la unidad del dolor. «Estuve cinco años a la espera hasta que por fin tuve la primera cita, que se había retrasado cuatro veces por la pandemia», indica, explicando que las pruebas determinarán qué tratamiento puede seguir para aliviar ese 70% de dolor que sigue sufriendo. «Lo que sí me han dejado claro es que el dolor no se va a quitar nunca del todo, pero si fuera un 50% más no paro de caminar hasta Oviedo».