Ignacio Villaverde: «Nuestras titulaciones tienen que estar alineadas con lo que queremos que sea Asturias en el siglo XXI»
Asturias
El rector de la Universidad de Oviedo reconoce que, en estos primeros tres meses de mandato, le hubiera gustado avanzar más en la implantación de la administración electrónica: «La burocracia lastra todo nuestro potencial como universidad»
05 Jun 2021. Actualizado a las 05:00 h.
Ignacio Villaverde cumple tres meses al frente del rectorado de la Universidad de Oviedo con buena parte de lo que se había exigido en sus primeros 100 días cumplido. En esta entrevista habla de los retos que quiere resolver para que la Universidad de Oviedo esté preparada para el siglo XXI. A corto y a largo plazo. Desde la Administración electrónica que ponga freno al exceso burocrático hasta la reordenación del disperso campus de Oviedo en el Cristo, que mientras tanto se resolverá con el resultado de un estudio que ya se está realizando para racionalizar el uso de los espacios actuales.
-¿Cuáles son los retos cumplidos más importantes?
-El nuevo protocolo general sanitario y el plan marco de acción de la Universidad frente a la pandemia eran dos cuestiones que urgían. Había que adaptarse a las nuevas resoluciones y a las nuevas medidas sanitarias que estaba fijando el Estado en la comunidad autónoma y teníamos que apoyar la labor de los centros y de los departamentos con un conjunto de criterios que nos dijesen cómo teníamos que actuar en cada circunstancia. Creo que esto era muy importante y lo conseguimos hacer relativamente rápido.
-¿Qué retos han sido más fáciles? ¿Y qué obstáculos ha encontrado en estos primeros tres meses?
-Fácil no hemos tenido nada porque llegábamos en un momento complicado, pero ya contábamos con ello. Nos hemos encontrado alguna dificultad que no esperábamos, como por ejemplo lo de la Fundación, que ha sido una situación inesperada, muy desagradable y muy compleja, pero creo que ya hemos conseguido resolverlo. Y eso nos ha ralentizado un poco en la consecución de estos 30 retos que es cierto que eran muy ambiciosos pero, aún así, el 75% de ellos está cumplido.
-¿Dónde hubiera querido ir más rápido?
-Me hubiera gustado ir mucho más rápido en dos cosas. La primera en haber sido ya capaces de implantar algún elemento de administración electrónica que nos permitirse reducir drásticamente la burocracia. La segunda es que nos hubiera gustado tener orientadas por lo menos dos iniciativas para el estudiantado, el Observatorio ERES-UO y el programa Participa. En todo caso, somos conscientes de que el consejo de estudiantes y los representantes estudiantiles están inmersos en sus evaluaciones. Tenemos que esperar a que pase este periodo para retomar el procedimiento, porque además queremos que sean ellos los que impulsen estos proyectos.
-La administración electrónica, en una universidad del siglo XXI, es de obligado cumplimiento.
-Creo que hemos llegado además a un punto de saturación donde ya es insostenible, donde el crecimiento exponencial de la burocracia está descontrolado y además hemos llegado también a ese punto donde la propia organización ha cobrado consciencia de que si no ponemos remedio a esa burocratización galopante y descontrolada estamos lastrando todo nuestro potencial como universidad. Todo el potencial de nuestros investigadores, de nuestros docentes y de nuestro personal de administración y servicios está resultando muy perjudicado porque les asfixia una burocracia que es insaciable.
-¿Y es posible ponerle freno?
-Sí, si es posible, con determinación y decisión. A nosotros los que nos ha ralentizado ha sido, primero, que nos hemos tenido que dedicar a otras cuestiones urgentes y, segundo, que nos hemos encontrado con una estructura informática y una gestión muy desarticulada, muy desvertebrada. De todas formas ya hemos ido haciendo cosas. Por ejemplo, algún vicerrectorado ya ha ido reduciendo los trámites y el papeleo ligado a estos trámites con estudiantes y ya han puesto a disposición de los investigadores un enlace para la gestión de las convocatorias de concurrencia competitiva. También se han constituido los grupos de trabajo de seguridad digital, de administración electrónica y de simplificación administrativa, que ya están trabajando en propuestas y creo que empezaremos a ver los primeros resultados en otoño.
«No debemos dinero y tenemos fondos para poder atender nuestras necesidades del día a día, pero tenemos que ser mucho más eficientes en la gestión de nuestro gasto»
-¿En qué situación económica se ha encontrado la Universidad de Oviedo?
-Una de las fortalezas de la Universidad de Oviedo es que es una universidad económicamente saneada. No debemos dinero y tenemos fondos para poder atender nuestras necesidades del día a día. Ahora bien, tenemos que ser mucho más eficientes en la gestión de nuestro gasto. La oficina de Estrategia Presupuestaria lleva todos estos meses haciendo, entre otras cosas, un análisis muy pormenorizado de nuestras partidas presupuestarias y de su gasto. Y estamos descubriendo ineficiencias que no son culpa de nada ni de nadie, que son inercias del pasado. Hemos detectado muchas partidas que, año a año, se repiten en todos los presupuestos y, sin embargo, no se ejecutan o se ejecutan por debajo del 50%. Eso significa que yo puedo tener partidas presupuestarias que me bloquean 100 pero, en realidad, o nunca las he gastado o solo gasto 40. Entonces el problema no es que nos falte dinero, sino que lo tenemos mal distribuido y no lo gestionamos bien, y eso es algo que queremos solventar ya para los próximos presupuestos.
-¿Qué les permitiría resolver esas ineficiencias?
-Ya hemos conseguido algo. Lo poco que hemos podido cambiar del proyecto de presupuestos que habíamos heredado nos ha permitido ya que el presupuesto destinado al plan propio de investigación pase de un millón y medio a 1,8 millones de euros. Hemos incrementado el programa en 300.000 euros y, si somos capaces de racionalizar nuestro gasto, seremos capaces por ejemplo de seguir esa senda de incremento de nuestro plan propio para llegar a los dos millones de euros en cuatro años, destinados a nuestra propia estrategia y a nuestra propia política de investigación. También nos va a permitir afrontar todos los cambios organizativos que necesita esta universidad, que supone la redacción de una nueva relación de puestos de trabajo (RPT) y por tanto una reordenación económica de toda nuestra organización. Nos va a permitir encarar toda la transformación digital, que implica un esfuerzo financiero en formación y en equipamiento. Y nos va a permitir afrontar posibles nuevas titulaciones universitarias porque podemos destinarles fondos para sufragar sus necesidades, que de otra manera sería inviable ni siquiera planteárnoslas.
«Queremos tener lista la nueva relación de puestos de trabajo y el nuevo convenio colectivo del personal laboral en 2022»
-¿Cuándo está previsto elaborar esa nueva relación puestos de trabajo?
-La gerencia ya esta trabajando con los sindicatos y ya está iniciando la negociación de una nueva estructura organizativa, mucho más horizontal, con una estructura de equipos y no jerarquizada, y mucho más profesionalizada y tecnificada. Necesitamos que nuestro personal tenga muchas habilidades y cualidades digitales y necesita formación para que la transformación digital sea un éxito. Una vez que tengamos negociada esa estructura organizativa, que esperamos poder presentar en otoño de este año, podríamos abrir el proceso de negociación de la RPT y de un nuevo convenio colectivo con el personal laboral. Y todo eso nos gustaría tenerlo listo en 2022. Nos permitiría afrontar todos los retos que nos queremos plantear en nuestra estrategia de universidad del siglo XXI.
«El reto que tiene la Universidad de Oviedo es que tenemos que conseguir traer nuestras titulaciones del siglo XX al siglo XXI»
-¿Cómo deben ser las titulaciones de la Universidad de Oviedo del siglo XXI?
-El reto que tiene la Universidad de Oviedo es que tenemos que conseguir traer nuestras titulaciones del siglo XX al siglo XXI. Es uno de los dos objetivos de la planificación estratégica de nuestra oferta formativa para los próximos cuatro años, cuyas bases ya está elaborando el vicerrectorado de Gestión Académica. El segundo objetivo es explorar qué nuevas titulaciones necesita la sociedad del siglo XXI. A partir de ahí llevaremos una propuesta al consejo de gobierno para que apruebe los criterios y el procedimiento que vamos a utilizar precisamente para perseguir esos dos objetivos. Ahora mismo lo que se está haciendo es una evaluación de lo que estamos ofertando, de su adaptación a las necesidades del siglo XXI y, a partir de ahí, qué tipo de titulaciones pueden ser viables para completar esa oferta formativa alineándose siempre con las estrategias de región. Tenemos que ser conscientes de que nuestros títulos tienen que estar alineados en el marco de lo que queremos que sea Asturias en el siglo XXI. Y, una vez que tengamos esa evaluación, haremos propuestas. Luego es verdad que hay que darle una repuesta a cuestiones heredadas como Criminología, el grado de Deportes y una serie de cuestiones que quedaron en el tintero y tenemos que responder.
-¿Qué pasos van a dar respecto al grado de Deportes?
-Lo que tenemos es muy inicial: un documento fundamentalmente académico muy bien elaborado por la Facultad de Formación del Profesorado y por las áreas interesadas, pero iniciar el proceso de implantación de un título necesita mucho más que no tenemos. La memoria económica es muy aproximativa y ahora mismo el vicerrectorado de Gestión Académica también está trabajando en completar ese documento inicial con un estudio económico exhaustivo para saber el coste real de la implantación del título y su continuidad. No hay que pensar solo en el primer año y por eso hay que establecer un plan que sea al menos viable en tres o cuatro cursos completos. Tenemos que saber nuestras necesidades de personal y de infraestructuras, porque desde ese punto de vista es un estudio muy complejo y costoso. Y, cuando tengamos todo esto, tenemos que analizar nuestro público objetivo, cuál es nuestro rango de matrícula probable y cuál es nuestro posicionamiento en el entorno porque ya hay más títulos funcionando desde hace tiempo. Con toda esta información podremos llevar ya una idea, un proyecto, al consejo de gobierno.
-Y su ubicación…
-La ubicación es el resultado de todo ese análisis. Una vez que lo hagamos será cuando podamos identificar cuál es la ubicación más eficiente para el título. En este momento lo que tenemos son opiniones pero tenemos que fundamentar esa opiniones en evidencias que nos permitan tomar no solo una decisión correcta sino poder explicar por qué se tomó.
«El éxito y la calidad de nuestros titulados sanitarios se debe a que tienen una formación práctica muy intensa en los hospitales, que tienen la capacidad de absorción de estudiantes que tienen»
-Profesionales sanitarios vienen reclamando que se creen un mayor número de plazas en las titulaciones del ramo para garantizar el relevo generacional.
-Ahí tenemos una limitación material. Querríamos poder titular a más enfermeros, fisioterapeutas o médicos, pero el límite material está en que todos estos títulos tienen un periodo fuertemente involucrado en la práctica. Los famosos rotatorios. El éxito y la calidad de nuestros titulados en estos ámbitos se debe a que tienen una formación práctica muy intensa porque sus últimos años de carrera los realizan en los tres hospitales universitarios que tenemos en Asturias: San Agustín, el HUCA y Cabueñes. Y tienen la capacidad de absorción de estudiantes que tienen y, en esos momentos, están saturados. El equilibrio entre calidad y cantidad pasa precisamente por la capacidad que tiene nuestro sistema hospitalario de absorber a todos nuestros estudiantes, que están haciendo esos rotatorios que precisamente son ese plus, ese valor añadido, que los hace ser grandes profesionales que son demandados en cualquier parte del mundo.
-Una universidad que aspira a alinearse con la Asturias del siglo XXI tiene que ser interlocutora con el Gobierno asturiano. ¿Cómo está siendo esta relación institucional?
-En primer lugar lo que hemos hecho es reconstruir la relación institucional, que es muy importante y que no existía. Y, a partir de ahí, el consejero de Ciencia, Innovación y Universidad (Borja Sánchez) y yo nos reunimos todos los meses para hacer un repaso a nuestra agenda común y las direcciones generales de Universidades y de Innovación, Investigación y Transformación Digital se reúnen semanalmente con distintos miembros del equipo rectoral porque estamos trabajando en varios grupos temáticos. Esto nos ha permitido, por ejemplo, avanzar mucho en la negociación del contrato programa o en el posicionamiento de la Universidad de Oviedo de cara a los fondos europeos, que nos ha permitido ganar en agilidad burocrática. Hemos conseguido lo más importante, que es tener una relación institucional muy fluida y de confianza, muy leal entre las dos administraciones, y para resolver problemas. Además, ya estamos poniendo encima de la mesa proyectos de futuro que espero que en pocos meses, incluso semanas, podamos ir anunciando. Son ideas muy potentes para el futuro no solo de la universidad sino de la región.
«Nuestra investigación está muy bien relacionada con el entorno, pero nos falta una estructura institucional que dé forma a todas esas relaciones»
-En una universidad de este siglo también es importante que la labor investigadora mire y se relacione con el territorio en el que está asentada.
-Eso es vital. Afortunadamente nuestros grupos de investigación tienen una relación muy fluida con el entorno y la prueba de que es así ya no son solo los proyectos de investigación, sino todos los contratos que al amparo del artículo 83 de la LOU firman nuestros investigadores. De ahí la enorme importancia de regularizar cuanto antes la situación de la Fundación porque todos esos contratos se formalizan a través de ella. Nuestra investigación está muy bien relacionada con el entorno, pero nos falta una estructura institucional que dé forma a todas esas relaciones bilaterales para que el sector productivo, la sociedad y la universidad no pierdan oportunidades. Me reúno con muchas empresas y con muchos agentes sociales que me dicen que trabajan con grupos de investigación de la universidad y no sabían que había otras cosas en las que la universidad les podía ayudar. Ya hemos dado un paso para evitar esa pérdida de oportunidades tanto para ellos como para nosotros y hay un vicerrectorado que se va a ocupar de esas relaciones con la empresa y la transferencia para el propio territorio. También estamos impulsando crear cátedras extraordinarias y vamos a crear oficinas de representación de la universidad en los parques científico-tecnológicos para que actúen com una ventanilla única, de tal manera que las empresas sepan a quién dirigirse para buscar esa ayuda y que nosotros también les presentemos regularmente todo el potencial que pone la universidad a su disposición.
«No podemos tener a 11 profesores compartiendo un despacho y que en otros sitios tengamos despachos vacíos»
-¿Cómo dibuja la futura reordenación del disperso entramado universitario en Oviedo?
-Nuestro objetivo a largo plazo es el Cristo, que se comience ya a trabajar en la reordenación urbana del Cristo y que nosotros podamos trasladar nuestro campus centro. Con ello, la Universidad en Oviedo tendría un campus en el Milán y otro gran campus universitario en el Cristo, que nos permitiría resolver también los gravísimos problemas que tienen de espacio fundamentalmente Informática, Formación del Profesorado y Ciencias. Ahora mismo eso lo tenemos razonablemente enfocado para unos cuantos cursos y de hecho tengo que agradecer la enorme generosidad de todos los actores implicados porque desde el minuto uno fue muy fácil llegar a acuerdos para compartir espacios entre las distintas facultades. Eso es importante, pero la gran apuesta de futuro de la Universidad es reordenar sus infraestructuras concentrando en Oviedo todos sus centros en esos dos espacios: el Milán, que ya está maduro, y el Cristo, que es la gran esperanza para los próximos años.
-Y hasta entonces…
-Uno de los retos que nos habíamos impuesto es una evaluación de nuestros espacios y del uso que les estamos dando para hacerlos más eficientes. Ese estudio está bastante avanzado y nos permitirá empezar a tener planes directores de uso de los distintos campus, que ahora no tenemos, y racionalizar el uso de nuestros espacios porque es verdad que hay situaciones que son inadmisibles. No podemos tener a 11 profesores compartiendo un despacho y que en otros sitios tengamos despachos vacíos.
«La reordenación en el Cristo requiere, mínimo, una inversión de seis o 10 millones, aunque la óptima ronda los 20 millones de euros»
-¿Qué se necesitaría para llegar hasta esa reordenación en el Cristo?
-Es una jugada compleja en la que hay que alinear muchos astros. Nosotros primero necesitamos mucha financiación para poder situarnos en el Cristo. Mínimo, será una inversión de seis o 10 millones, pero la óptima ronda los 20 millones de euros. Lo importante sería poder permutar o vender nuestros edificios, sobre todo de Llamaquique. Hay un edificio del que ni podemos ni vamos a prescindir que es el de Geología, porque es una joya arquitectónica y además, desde se construyó, es un edificio que está necesariamente adscrito a actividades universitarias. Pero tenemos otros tres edificios grandes en Llamaquique y un cuarto con la escuela de Informática. Hay que ver qué posibilidades nos dan para obtener de ellos la economía que nos permita acceder al Cristo.
«Si vamos a esa reordenación en el futuro, lo ideal sería que Minas se convirtiese en el edificio de gobierno de la Universidad de Oviedo, que ahora mismo está tan disperso como sus campus»
-El edificio de Minas también está protegido.
-Y no es nuestro, es del Principado. Inicialmente era del Gobierno civil, pero está cedido con la condición de que se destine a usos universitarios. Si vamos a esa reordenación en el futuro, lo ideal sería que se convirtiese en el edificio de gobierno de la Universidad de Oviedo, que ahora mismo está tan disperso como sus campus. También tenemos hacinados los servicios administrativos centrales. El edificio de Minas, en el largo futuro, nos brindaría un espacio fantástico para concentrar a todos los vicerrectorados y a todos los servicios centrales, hacer un gran edificio de gobierno y así mantenerlo en el patrimonio de la Universidad. Pero estamos hablando de cuando reordenemos todos nuestros campus en un futuro traslado al Cristo…
-¿Y qué se plantea para los de Gijón y Mieres?
-Gijón tiene mucho espacio, bien ordenado y bien utilizado. Necesita reforzar alguna infraestructura y para eso tenemos mucho empeño en poder culminar la construcción de una nueva residencia universitaria y dotar al campus de algún servicio más que ellos nos puedan demandar. Mieres es un campus enorme, con muy buena disponibilidad y que está mucho más lleno de lo que parece. Necesita tener más visibilidad y sobre todo de lo que hace y, en ese sentido, hemos planteado las bases para una planificación estratégica que trataremos de arrancar también en las próximas semanas.