La «teoría del 10»: por qué se quiere sancionar al profesor que pone sobresalientes
Asturias
Yván Pozuelo afronta una sanción de Educación por llevar a la práctica las tesis de su «rebelión» pedagógica
03 Jun 2021. Actualizado a las 09:28 h.
Hay profesores, sobre todo en la universidad, sobre todo en el pasado, que construyeron su fama de huesos sobre la fiera resistencia a conceder el aprobado, como si lograrlo fuera una proeza, un triunfo inalcanzable. Son maestros con mala fama, pero no más. ¿Qué pasaría al revés, con un profesor con tanta predisposición a poner sobresaliente que la gran mayoría de sus alumnos terminen el curso con un 10 en sus notas? Ha pasado en Gijón, en el IES Laboral, en las clases de francés y el profesor, Yván Pozuelo está sometido a un expediente que, en el peor de los casos, podría terminar con su expulsión.
Porque así, la causa del expediente es la generalidad de los sobresalientes con lo que terminan sus clases. Pero Pozuelo asegura que no los concede porque sí, sino de forma razonada, en una suerte de rebeldía contra buena parte de los pilares del actual sistema educativo. Autor de varios libros, uno de ellos ¿Negreros o docentes? La rebelión del 10, ha sido el inicio de sus problemas, también una entrevista en la que explicaba las tesis que le han llevado a promover estas calificaciones.
Pozuelo se muestra contrario a los libros de texto, a los deberes en casa, pero sobre todo al sistema de evaluciones y en su obra señala, por ejemplo que «la nota es el principal parásito del proceso de enseñanza-aprendizaje», también que «la nota es una arbitraria varita mágica»; o que «la nota no suma solo resta, discrimina y segrega». Cuenta que a lo largo de su trayectoria, que no es corta, se dio cuenta de que muchos alumnos que realizaban los ejercicios correctamente en las clases fallaban luego en los exámenes, que alumnos de 10 de «toda la vida» no podían afrontar el día que llegaba un suspenso, o que, pese a los cambios en el sistema de enseñanza, la memoria todavía seguía siendo clave y pilar para conseguir las ansiadas notas. Hay una mayoría de alumnos con 10 en las clases de Pozuelo, pero no todos. Ni tampoco son de 10 siempre todas las calificaciones finales, aunque prácticamente todos tendrán un 10 en algún momento, también ha defendido que no necesariamente es equitativo que todo el mundo haga el mismo examen.
Pablo Sanz Martínez, también profesores, director de un instituto en Coslada, en Madrid, durante 12 años y que prologó el libro de Pozuelo, asegura que el maestro de francés en el IES Laboral «tiene opiniones radicales pero la teoría del 10 no es gratuita, está justificada» y considera que el procedimiento del expediente abierto ha sido en cierta medida inquisitorial: se abrió de oficio sin que mediara una denuncia particular al alguien y además «el inspector le llegó a decir, y eso está por escrito, que si se retractaba de sus opiniones, es muy fuerte, que si se retractaba y conocía las consecuencias de no hacerlo».
Sanz Martínez destaca que el móvil del expediente es la entrevista que siguió a la publicación del libro y no ninguna causa objetiva, a su juicio, sobre la actividad docente de Pozuelo: «en 14 años que lleva en el IES Laboral no ha habido ni una denuncia de nadie de por escrito, ni de padres, ni de alumnos, ni de profesores. Hay una evalución docente en la que siempre se ha le ha calificado magníficamente, pero se le mete una falta muy grave, es desmesurado». A ello añadió que en todo este periodo de década y media, cada curso ha habido una evalución de la programación anual y hasta ahora nunca se le había señalado por nada.
El abogado de Pozuelo, Jesús López de Lerma insistió en que no todos los alumnos se llevan un diez, aunque sí la mayoría, y que es el motivo principal del expediente abierto. Pero señala que «ni son regalados, ni inmerecidos».
Más aún, el abogado recuerda que en un expediente también rige la presunción de inocencia y que «la carga de la pruebe recae en los acusadores; y no se ha dicho que nadie lo haya recibido de forma injusta, los sobresalientes que pone no son al tun tun sino fruto de la adquisición de conocimientos y competencias que exige el sistema educactivo. Los alumnos aprenden, lo que él hace es corregir, enseñar, hasta que el alumno aprende y entonces es cuando otorga la calificación. Para castigar a alguien hay que demostrar que se comete una irregularidad y tiene que demostrarlo la parte que acusa».
El riesgo no es pequeño porque el expediente es por faltas graves y podría terminar, después de todas las fases por las que debe transcurrir, en un apercibimiento o, en el peor de los casos para Pozuelo, con la separación del servicio, es decir, expulsado de la docencia.
«Los profesores de religión le ponen a todo el mundo un diez, a lo mejor es que están bendecidos por el Papa o por la Santísima Trinidad», asegura con ironía, Pablo Sanz Martínez,