¿Qué debe hacer Asturias para esquivar la cuarta ola tras el estado de alarma?
Asturias
La meseta de contagios, con cien positivos diarios, deja al Principado en la incertidumbre ante el fin inminente del estado de alarma
23 Apr 2021. Actualizado a las 05:00 h.
¿Habrá cuarta ola en Asturias? Tras la última reunión de la interterritorial de Salud esta semana, el consejero Pablo Fernández veía improbable que el Principado lograra esquivarla. Están ya en plena nueva oleada territorios como Madrid, La Rioja, País Vasco o Navarra, mientras comunidades como la valenciana, mantienen cifras de incidencia muy bajas.
Tras una una segunda ola terrible en otoño, y una tercera que siguió a las Navidades, la evolución de Asturias permanece en una cierta incertidumbre por la peculiar situación de meseta de contagios que se prolonga desde hace ya dos meses. En un período más largo que el pico y bajada de la tercera ola, Asturias cuenta por centenares sus positivos diarios, sin apenas momentos de bajada pero tampoco de crecimiento, un difícil equilibrio en el que pesan muchos factores: la expansión de la variante británica, con mayor capacidad de transmisión, una potente campaña de administración de vacunas a la población más vulnerable, que ha mejorado mucho la protección de los más mayores, y también la continuidad temporal de restricciones a la movilidad pero varias semanas en los que los positivos aumentan entre los jóvenes. También ya no son ancianos los que ingresan en la UCI y tienen más posibilidades de sobrevivir, pero sus estancias son más largas. En horizonte inmediato está el fin del estado de alarma, el próximo 9 de mayo y con él, la más que probable dificultad para imponer restricciones.
¿Qué significa la meseta? Para epidemiólogo Daniel López Acuña es una buena noticia en la medida en que se cumplen dos meses sin incrementos importantes pero mala en tanto en cuanto no se consiguen descender a una incidencia controlada de 50 casos por 100.000 habitantes. «Por fortuna las medidas restrictivas, que son mayores en Asturias, que han sido más severas y más consistentes, han tenido sentido porque han impedido tener una ola como en otras comunidades; Asturias se ha empeñado en un proceso intenso de vacunación, pero todavía hay un sector vulnerable desprotegido y por eso todavía tenemos problemas de incidencia».
Ignacio de Blas, profesor de Patología Animal de la Universidad de Zaragoza, y que es miembro del comité asesor del Principado en la lucha contra el coronavirus, resaltó que la meseta pone de manifiesto un equilibrio frágil entre las medidas de contención y los avatares de la evolución de la pandemia con el año nuevo. En Asturias la variante británica (con mayor capacidad de contagio) supone más del 90% de los positivos «que con las mismas medidas de antes se consiga que no aumente la incidencia es todo es un éxito», resaltó.
De Blas consideró bastante seguro que el Principado ha conseguido atajar cualquier posible repunte relacionado con el las festividades de Semana Santa (Asturias mantuvo restricciones muy intensas en ese período) y buscando el ángulo más optimista de las previsiones a corto plazo apuntó que la llegada de pleno de la primavera, los días más largo, y a mejoría del tiempo pueden ayudar mucho a conseguir esquivar la cuarta ola «de la misma forma que en mayo del año pasado hubo una mejoría».
¿Cuánta esperanza pueden dar las vacunas?
Asturias vacuna a muy ritmo, prácticamente inocula cada semana la remesa que recibe y además, por tener una población tan envejecida, recibe un porcentaje mayor de dosis que otros territorios en el reparto nacional. Casi la mitad de los 509.372 asturianos mayores de cincuenta años, en concreto el 48,5 por ciento, ha recibido al menos una dosis de alguna de las vacunas contra la covid-19, mientras que el 19,2 por ciento de los que sitúan en esa franja de edad están ya inmunizados, según los últimos datos de la Consejería de Salud, citado por Efe.
Sin embargo, y aunque el efecto de las vacunas es más que notable (los contagios y hospitalizaciones han descendido drásticamente en los mayores de 80 años) su impacto en la población general es más lento, requiere un nivel de inmunización más amplio y más tiempo. «Tenemos a la cuarta parte de Asturias con una dosis pero eso no da inmunidad», destacó Daniel López-Acuña quien resaltó que «sólo tenemos al 10% de la población inmunizada con pauta completa, no podemos pensar que a corto plazo eso nos puede frenar la cuarta ola, sino ser prudentes y reducir las interacciones sociales».
En términos similares, Ignacio de Blas, destacó que el efecto pleno de la inmunización se nota al mes y medio de las inoculaciones, demasiado quizá para evitar con vacunas un aumento de casos que siga al levantamiento del estado de alarma. «En el momento en que se acabe la vacunación con dos dosis del grupo de mayores de 60 años, a partir de entonces, unos quince días después se tiene que ver mucho efecto en la curva de de hospitalizados».
Restricciones sin estado de alarma
El 9 de mayo concluye el estado de alarma vigente que ampara medidas de limitación a la movilidad, los cierres perimetrales, los toques de queda. En Asturias el Principado ha señalado que reformará su Ley de Salud para poder declarar la emergencia sanitaria que, en todo caso, siempre necesitará refrendo de un juez para aplicar medidas que supongan recortes de libertades individuales. La intención del Ejecutivo asturiano es mantener en la medida de lo posible un sistema similar al vigente en el que se aplican restricciones por concejos en función de la situación epidemiológica de cada municipio.
López-Acuña insistió en que, hasta que no se llegue a una inmunización relevante, del 70% como la prometida en verano, las restricciones serán clave para contener cualquier nueva ola. «No podemos olvidar que aún con vacunación hay que mantener distancia, usar mascarilla y evitar aglomeraciones».
Del mismo modo, De Blas recalcó la importancia de mantener restricciones que han funcionado. «Dejar a las comunidades sin un marco jurídico claro es peliagudo porque dependeremos de las decisiones de los jueces, que pueden varias en las comunidades. Y hay que entender también que hay una lógica fatiga pandémica, la gente hará lo que no esté prohibido, y no nos podemos confiar sólo en la responsabilidad individual».