La Voz de Asturias

Eutanasia en Asturias: una decena de peticiones para una muerte digna al mes

Asturias

E. G. Bandera Redaccion
Concentración en la Puerta del Sol a favor de la aprobación de la ley de eutanasia, aprobada en marzo

«Es una ley muy garantista en todos los niveles», valoran en la asociación Derecho a Morir Dignamente, en la que se espera que el Principado se prepare poniendo en marcha el Observatorio de la Muerte Digna

19 Mar 2021. Actualizado a las 05:00 h.

«Siempre decimos que queremos vivir, mucho, y disfrutar, pero poder decidir en un momento determinado que llega nuestro final es algo que esta ley nos puede empezar a conceder», asegura la vicepresidenta de la asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD) en Asturias, Pilar Cartón, tras la aprobación en el Congreso, por mayoría absoluta, de la Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia. Una ley histórica que abre la puerta a que, según los cálculos de esta asociación, tengan respuesta la decena de peticiones de una muerte digna que se podrían cursar en Asturias al mes una vez que la ley sea publicada, dentro de tres o cuatro meses, en el Boletín Oficial del Estado (BOE).

«De alguna manera se consigue un derecho ciudadano por el que se ha peleado durante mucho tiempo. Y es importante repetir una vez más que es un derecho que no obliga a nadie, pero que sí da posibilidades de acción a personas que hoy no pueden morir con dignidad. Esta ley realmente nos permite liberarnos de una obligación de vivir, que es algo que nunca se ha contemplado. Tenemos derecho a la vida, pero no la obligación de estar vivos», explica Cartón.

«Todos hemos vivido situaciones, en casa, cercanas, en las que llega un momento en que la medicina, la técnica, no da más de sí. Son situaciones límite, de final de vida, en las que el deseo de acabar lo antes posible está presente porque hay enfermedades muy terminales, sufrimiento, angustia… Una decisión así la toma muy poca gente en circunstancias muy límites -insiste Cartón-. Esas personas deben ser respetadas y ser tratadas con mucha sensibilidad y es lo que esperamos. Es un momento alegre ahora mismo porque esta ley puede ayudar a toda esa gente».

Cartón recuerda que el médico anestesista Luis Montes, que hasta su muerte en 2018 fue presidente federal de esta asociación que lleva 36 años reivindicando que se despenalice en España la eutanasia, diferenciaba entre la vida biológica y la vida biográfica. «Hay un momento en que tu vida biográfica se puede terminar. Todos tenemos experiencias en las que hemos visto que el sufrimiento se prolonga a lo mejor un año, meses e incluso días pese a que las propias personas están diciendo que ya se quieren ir, que se acabó, que ya es inútil seguir».

Cartón entiende que la muerte es un tema tabú en España, «del que no se habla, que se evita» pero confía en que a partir de ahora lo sea menos para que en las consultas se pueda hablar de ella sin miedo a represalias, con cierta naturalidad y en cierto modo con madurez. «Antes tenías que cerrar los ojos, no podíamos dejarlo atado como nos va a permitir esta ley». Tras casi cuatro décadas de lucha para reivindicar el derecho a una muerte digna, en esta asociación asumen que pese a que España pasará a ser el quinto país del mundo en regular la eutanasia (tras Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo y Canadá) seguirán teniendo mucho trabajo por hacer.

«No es una decisión que nadie tome a la ligera»

«La ley es muy garantista en todos los niveles, deja además mucho margen de acción a las comunidades autónomas y existen comisiones de garantía y evaluación previa y posterior que deben evaluar las peticiones que se realicen, y ahí es donde habrá que estar atentos porque pueden ser lugares en los que se dificulte la buena marcha de la ley. Hay que velar para que predomine la capacidad de decidir de las personas». Cartón vuelve a insistir en que no es una decisión que nadie tome a la ligera. «Muchas veces incluso las familias tenemos una tendencia a proteger demasiado a los demás pero llega un momento en el que uno tiene que volar y decir esto es lo que yo quiero. Y esta ley, en algunos aspectos, nos protege demasiado de nosotros mismos y por eso hay que intentar que predomine la capacidad de tomar decisiones de forma autónoma, de manera que nadie decida por ti».

Incluso en otras asociaciones similares de Países Bajos y Bélgica, en donde la eutanasia está regulada desde hace tiempo, ya les han avisado de que ahora que la ley está aprobada es el momento de centrarse en una labor de asesoramiento y seguimiento, «incluso para los profesionales médicos que, en algunos casos, se van a encontrar con cierta desorientación o desconocimiento». Por ello, «habrá que estar ahí y presionar para que la Administración cumpla con su deber de orientar, de formar y de apoyar una ley que se ha discutido, que se ha trabajado mucho y que ha sido aprobada además de una manera abundante en el Parlamento».

En el caso de Asturias, da por hecho que «va a haber peticiones casi seguro» en cuanto la ley entre en vigor y, como la norma es tan garantista tanto para las personas como para el personal médico, la asociación estará muy pendiente de que se evite al máximo posible el trago de una excesiva burocracia a quienes realicen la petición de morir dignamente. «El papel es frío y habrá que tener presente que tomar esa decisión ya es muy difícil de por sí, por ello uno de los temas que más nos preocupa es que el Observatorio de la Muerte Digna no se haya puesto en marcha».

«En tres meses puede aparecer la primera petición»

Este órgano debería haber empezado a funcionar a principios del año pasado. La ley asturiana de derechos y garantías de la dignidad de las personas en el proceso del final de la vida, que está aprobada desde 2018, así lo contemplaba. «Que empiece a funcionar es una de nuestras luchas. Ya se hizo la orden para hacerlo pero cuando estábamos a punto de empezar, se interrumpió porque llegó la crisis sanitaria de coronavirus. Así que seguimos esperando a que se organice porque además una de sus funciones es vigilar que esta ley se cumpla, al igual que las anteriores como la del testamento vital, otro elemento que sirve para programar nuestro final de vida pero que tampoco está funcionado bien», indica Cartón.

Por ello, esperan reunirse con el presidente del Principado, Adrián Barbón, y con responsables de la Consejería de Salud para «empezar a moverlo porque en tres meses puede aparecer la primera petición y hay que responder». Recuerda, en este sentido, que la ley contempla que la eutanasia entre dentro de la sanidad pública «con lo cual no se puede posponer: el día que una persona diga que quiere hacer uso de la ley cuando ya esté en vigor toda la maquinaria se tiene que poner a funcionar».

Quedan al menos tres meses, recuerda, para que esa maquinaria eche a andar en Asturias «con las máximas garantías y el mayor respeto posible a las personas que lo soliciten». También recuerda que el hecho de que la eutanasia pase a estar regulada en España significa que quienes la soliciten son las personas que se encuentran en esas situaciones límite de final de vida. «La ley lo deja muy claro: eres tú quien lo pide, no tu familia ni el médico. Y decirle no a una persona que está pidiendo algo tan difícil de pedir…»

La ley, además, contempla la posibilidad de que, a través del testamento vital, se deje por escrito un documento de instrucciones previas por si la persona, por las razones que sean llegado el caso, no tuviera consciencia o facultades para solicitar por sí misma que se le aplicara una sedación o incluso la eutanasia. «Eso permite que en plenas condiciones te plantees, no tanto cómo quieres morir, sino cómo no quieres morir. Por ello, desde Derecho a Morir Dignamente insistimos en que la Administración tiene que hacer una campaña de difusión y de apoyo para la realización de ese documento de instrucciones previas que permita hacer una solicitud en pleno uso de facultades para que esas situaciones límites también puedan ser contempladas y podamos llegar al final con el máximo de tranquilidad posible».

El número de asturianos que ha realizado el testamento vital, que está legislado desde 2002, no llega a ocho de cada mil habitantes. «Es poquísima gente porque la labor de difusión no se ha tenido en cuenta desde la Administración, que tiene la obligación de difundir, informar y formar y, como no se ha hecho, la gente lo desconoce», dice Cartón.


Comentar