La Voz de Asturias

Francisco Parra, bioquímico: «Con una cobertura vacunal suficiente, en uno o dos años, la vida de las personas adquirirá una cierta normalidad»

Asturias

Carmen Liedo Redacción
Francisco Parra, catedrático de Bioquímica y director del Instituto Universitario de Biotecnología de Asturias

Francisco Parra, catedrático de Bioquímica y director del Instituto Universitario de Biotecnología de Asturias, advierte que «mientras haya un riesgo infeccioso elevado, conviene que todo el mundo adopte las mismas medidas de seguridad»

16 Mar 2021. Actualizado a las 05:00 h.

Francisco Parra Fernández, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular, dirige desde hace aproximadamente 30 años el grupo de investigación de «Virología y Parasitología Molecular» de la Universidad de Oviedo, acreditado por la ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación). Durante estas tres décadas ha estudiado virus y otros parásitos de los animales o del hombre con la finalidad de producir o mejorar los diagnósticos, para buscar antivirales o diseñar y producir vacunas más baratas y efectivas frente a las enfermedades que ocasionan. En lo que concierne a los virus, su grupo ha estudiado muchos tipos, tanto con genoma de DNA como de RNA, incluyendo a los coronavirus. Desde el año 2017 es el director del Instituto Universitario de Biotecnología de Asturias (IUBA) que agrupa a más de 40 doctores agrupados en aproximadamente 15 grupos de investigación. En la actualidad solamente unos pocos, incluido el suyo, realiza estudios relacionados con la Covid-19.

-Hace un año que el mundo vive bajo esta situación de pandemia provocada por el virus SARS-CoV 2 ¿con qué lecturas o aprendizajes tenemos que quedarnos de esta crisis sanitaria?

-Sin duda alguna deberíamos haber aprendido lo importante que es tener un buen sistema de salud, una investigación potente y una industria sanitaria con capacidad de enfrentarse a desafíos como el de la Covid-19. No me da la sensación de que estemos tomando nota de todo esto, al menos si nos fijamos en lo poco o nada que se está haciendo para fortalecer la investigación. Asturias y España siguen sin aumentar su inversión en apoyar la investigación, en todo tipo de campos, no solamente en el área biosanitaria. Sin una investigación potente no estaremos preparados para enfrentarnos a los retos, sanitarios y de otro tipo, que nos esperan en el futuro.  

-En lo que va de este siglo ha habido otras epidemias o pandemias generadas por coronavirus aunque no de esta magnitud ¿eran signos de alerta de que una enfermedad así podía afectar a todo el mundo?

-Hemos tenido muchas ocasiones en el pasado cercano para darnos cuenta del riesgo que representan los virus. La pandemia SIDA/VIH ha ocasionado hasta el momento más de 30 millones de muertos desde los años 80 del siglo pasado. Hemos tenido también varias pandemias importantes de gripe, la más reciente, la llamada gripe A en 2009 y otras como la del Évola en 2014. Refiriéndome a los coronavirus ha habido brotes recientes de alcance limitado en 2002 (SARS) y 2012 (MERS), dos parientes cercanos del actual responsable de la COVID-19. En estos casos su dispersión a otras partes del mundo pudo contenerse debido a las características de los virus responsables. Hay que decir que los estudios que se realizaron sobre estos dos virus son en buena medida responsables de la respuesta rapidísima que ha dado la humanidad frente al SARS CoV-2, tanto para producir sistemas diagnósticos como vacunas. No tengo dudas de que, de no haber existido esas emergencias del SARS y el MERS, no habríamos sido capaces de tener en tan poco tiempo las vacunas actuales.

-El proceso de vacunación avanza y de forma destacada aquí en Asturias ¿cuándo estima que se podría alcanzar la inmunidad de grupo?

-Es difícil de predecir, porque el suministro de vacunas no parce que esté teniendo el ritmo que desearíamos. Por otra parte, tal vez haya un número significativo de personas protegidas de modo natural frente a la Covid-19, bien por haber sufrido la enfermedad o por haber estado infectados de modo asintomático y que podrían contribuir a esta inmunidad de grupo de modo importante. Confío en que el número de personas vacunadas haya aumentado de forma importante antes del próximo otoño. Naturalmente me estoy refiriendo a España y a los países de nuestro entorno socio económico.

-¿A qué nivel debe alcanzarse esa inmunidad de grupo para poder respirar con tranquilidad? Es decir, ¿vale con que la alcancemos a nivel autonómico, a nivel nacional o, incluso, ha de alcanzarse a nivel internacional?

-Los virus no reconocen fronteras geográficas e infectarán a todo individuo susceptible que encuentren a su alcance. En un entorno con mayoría de personas inmunizadas el virus circulará peor o, incluso, dejará de hacerlo y desaparecerá. Por el contrario, en los que el porcentaje de inmunizados sea bajo el virus circulará y producirá nuevas infecciones. Para erradicar un virus no cabe ser localista. Hasta ahora, solamente lo hemos conseguido con la viruela y estamos cerca de lograrlo con el virus de la polio.

-Las variantes de este coronavirus que están apareciendo, como pueden ser la brasileña o la sudafricana, ¿pueden acarrear que se tarde más en salir de la crisis sanitaria?

-La producción de variantes es un fenómeno natural de todo los virus y particularmente de los que tienen un genoma de RNA como los coronavirus. Si los cambios favorecen la transmisión, como parece ser el caso de alguna de estas variantes, ciertamente ayudaran a que tardemos algo más en controlarlos. No obstante, mientras que no surjan cambios que hagan menos efectivas las vacunas, y eso no parece estar sucediendo, acabaremos por reducir significativamente la circulación del virus. Por otro lado, la tecnología de muchas de las vacunas actuales permite producir nuevas versiones adaptadas a esos posibles cambios en un periodo de pocos meses.

-Dicho de otra manera ¿cuándo cree que podrá recuperar el mundo la normalidad pre-pandemia?

-No creo que podamos volver a la vida de antes de la pandemia, al menos en muchas partes del mundo donde ni el sistema sanitario ni las condiciones de vida son como las nuestras. En donde pueda asegurarse una cobertura vacunal suficiente, seguramente en uno o dos años, la vida y la movilidad de las personas adquirirá una cierta normalidad.

-Aunque aún queda mucho por investigar de esta pandemia ¿por qué hay gente con una prueba PCR positiva que pasa la enfermedad sin apenas síntomas y otras personas sufren la severidad de este virus? ¿Por qué algunos mayores, incluso aquellos que casi son centenarios, la superan asintomáticos y otros fallecen?

-Son preguntas que no tienen respuesta a la luz de nuestros conocimientos actuales. Cada persona tiene una genética y un sistema inmunitario únicos que responden de una manera particular frente a las infecciones y en general a las condiciones medioambientales. Nos gustaría poder entender suficientemente las claves de todo esto y sus posibles usos preventivos.

-Con la vacunación surgen debates y dilemas. Uno de ellos es si la gente que ya ha sido inmunizada con las dos dosis podría hacer vida normal y eludir normas como el uso de mascarilla, pero eso daría lugar a dos tipos de ciudadanos y, quizá, a cierta discriminación ¿cuál es su opinión a este respecto?

-Las personas vacunadas seguramente estarán protegidas frente a la infección, o al menos frente a la posibilidad de sufrir la enfermedad de forma grave. No obstante, no puede asegurarse que todos los vacunados vayan a responder como se espera por lo que resulta cuanto menos imprudente asumir que se está inmunizado y hacer una vida «normal» cuando la circulación del virus es todavía muy alta. Por otro lado, no sabemos lo suficiente sobre el posible papel de los vacunados en la transmisión del virus. Parece que algunos estudios apuntan a que no son capaces de transmitirlo, pero como he dicho, no conviene darlo por hecho. En mi opinión, mientras haya un riesgo infeccioso elevado, conviene que todo el mundo adopte las mismas medidas de seguridad porque, de no ser así, resultaría complicado exigir su cumplimiento a los no inmunizados.

-¿Hasta cuando se deben mantener las restricciones establecidas para la población?

-Hasta que la circulación del virus sea suficientemente baja de forma que la trazabilidad de las nuevas infecciones sea todo lo cercana posible al 100%.

-Y, desde su punto de vista, ¿cómo ha de ser la desescalada de estas restricciones?

-Francamente, no tengo conocimientos suficientes para opinar en este sentido. Lo que me dice el sentido común es que debemos ser responsables como individuos, independientemente de las normas colectivas, y evitar exponernos y exponer a otros a posibles contagios. Esto implica, evitar lugares muy concurridos y cerrados, donde no se lleve mascarilla o se hable en voz alta.

-La búsqueda contrarreloj de una vacuna contra este virus ha sido todo un reto ¿entiende que se ha incrementado la presión sobre el ámbito científico?

-Los científicos estamos siempre tratando de buscar soluciones a los problemas del hombre, su salud y sus actividades de todo tipo. Como he dicho antes, la solución llegará antes si cuando surja el problema nos encuentra ya trabajando sobre ello. Es por esta razón por la que debe potenciarse la investigación. Las soluciones a los problemas no se improvisan, requieren tiempo, medios y personas que sepan abordarlos.

-¿Cree que el comportamiento del SARS-CoV 2 será como el de la gripe? ¿Cuánto durará la inmunidad de las vacunas que se están aplicando?

-Cada virus y las enfermedades que producen tienen comportamientos diferenciados. Seguramente será necesario renovar la inmunidad frente a la Covid-19 con alguna dosis de recuerdo en el futuro. De todos modos, este sería un problema menor. Hay que recordar que somos muy afortunados de poder disponer, no de una sino de varias vacunas efectivas. Hay muchísimas enfermedades infecciosas contra las que no es posible hacer vacunas por distintas razones

-Para concluir, ¿debemos estar prevenidos a partir de ahora de que otros virus como este nos pueden afectar?

-No tengo dudas de que habrá otros virus que nos preocuparán en el futuro. Si tendrán unas características como el coronavirus actual o serán de otro tipo, es difícil, de predecir. Pero, como he dicho antes, si hay un nuevo virus en algún sitio del mundo, esperando a emerger y producir una epidemia, debe encontrarnos trabajando en evitarlo. Me preocupa especialmente que los nuevos virus emergentes no sean tan accesibles para producir vacunas efectivas, como se ha podido hacer frente al SARS CoV-2. En este sentido considero particularmente importante invertir fuertemente en el desarrollo de antivirales. Las vacunas sirven para prevenir las infecciones, pero una vez que se han producido, no tenemos un arsenal farmacológico apropiado para detener la proliferación de estos patógenos. Pensemos qué sería de la humanidad si no hubiese antibióticos para combatir a las bacterias. Frente a los virus no disponemos de casi ningún tratamiento específico. Esta es una asignatura pendiente que debemos aprobar si queremos mejorar nuestras defensas frente a estos diminutos enemigos de nuestra salud.


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