«Ahora la familia de Rogelia me pide que le pague el entierro»
Ourense ciudad
Maximino Arias, el hermano asturiano de la fallecida en una residencia de Galicia, no se explica la confusión de identidades
26 Jan 2021. Actualizado a las 05:00 h.
Maximino Arias, vecino de Tineo, tomó el camino a Xove, en la vecina Galicia, contento por ir a ver a su hermana, que vivía en una residencia de Ourense después de mucho tiempo sin visitarla porque las restricciones del coronavirus habían limitado, y mucho, los encuentros desde febrero del año pasado. Iba contento además porque le habían dicho que su hermana Concepción, Conchita, se había contagiado del temible covid pero ya estaba curada. Por la mañana, Maximino estaba dolorido porque días atrás, con los rigores de Filomena, las heladas le habían hecho resbalar y tiene dos costillas rotas, poca broma a los 85 años. Pero viajaba con la ilusión de volver a ver a Conchita.
Nada podía hacerle esperar lo que se encontró en Xove, que lejos de estar curada, Conchita había fallecido, y diez días atrás. Estaba enterrada en el cementerio de la localidad pero con otro nombre, el de su vecina de temporal de habitación, Rogelia Blanco, a quien sus familiares le habían dado por muerta durante más de una semana. El disgusto de Maximino es, lógicamente, enorme, pero además ahora la familia de Rogelia le reclama los gastos del entierro.
«Me dicen que ahora tengo que pagar yo el entierro, que se lo han cobrado a ellos; pues eso lo dirán lo jueces porque es una faena que vean la esquela por el pueblo puesta en todos los lado y que la de la esquela esté viva en la residencia. Yo no lo puedo concebir». No lo puedo concebir son las palabras que más repite Maximino a la hora de relatar el episodio surrealista que le ha tocado vivir.
El tinetense explica que cuando llegó el pasado sábado a la residencia nadie le ofreció explicaciones más allá de que su hermana había fallecido, ni siquiera respecto a dónde estaba enterrada. «Me enteré yo después viendo las esquelas». Su hermana Conchita estaba muy ligada a Galicia y lo cierto es que tiene una tumba en el cementerio de Xove donde hoy yace aunque bajo un nombre distinto. Su marido falleció allí en 1996, era un matrimonio sin hijos. Esa cercanía es la que hace que Maximino se lleve más las manos a la cabeza pensando en cómo pudo originarse esta confusión.
«Para mí es un golpe terrorífico, yo ya pensaba en ver a mi hermana, pensaba que estaba curada», relata el hombre que a lo largo de la última jornada se ha mantenido en contacto con la residencia y con la funeraria en Galicia desde donde le aseguran que antes de cualquier paso que se tome, cualquier traslado, le avisarían para que pueda traslarse de nuevo a Xove. Dos horas, al menos, de viaje desde Tineo. «El juzgado es el que tendrá que decir ahora lo que se hace», insiste.
¿Cómo pudo darse esta confusión de identidades? Está pediente de conocerse las explicaciones oficiales pero lo más probable es que el error ocurriera tras el traslado de las dos mujeres desde la residencia de Xove a la Fundación San Rosendo en O Pereiro de Aguiar, Ourense, con motivo de haberse certificado su contagio de coronavirus. El geriátrico de Xove tiene habitaciones individuales pero en la fundación de Ourense, cuentan los responsables, ambas compartían habitación. En algún momento el diagnóstico de Rogelia, que era favorable y terminó en curación, se cruzó con el de Conchita, que no logró superar la enfermedad.
La alegría de unos es la tristeza de otros. La familia de Conchita, incluyendo a su marido que permanecía en Xove y se creía viudo, se reencontró con ella una vez que regresó tras pasar el covid. Maximino que acudía a visitar a una hermana que creía curada se topó con que estaba muerta y además llevaba enterrada varios días.
La versión de la fundación
Fuentes de la Fundación San Rosendo citadas por la agencia Efe, explicaron en un comunicado que estas personas fueron trasladadas a una planta independiente (con entradas y salidas propias) que está «equipada con medios y personal especializado» para atender a usuarios positivos de covid-19.
Esta medida tiene como objetivo, explican, «liberar» a los centros de casos positivos y así poder «prestar una atención especializada en la patología».
«Entre las personas mayores trasladadas se encontraban dos mujeres que tenían asignada la misma habitación. Un error de identificación durante el proceso de traslado desde Xove a Pereiro de Aguiar propició que el 13 de enero se certificase el fallecimiento de una de ellas, aunque equivocadamente se le asignó la identidad de su compañera», relata la fundación.
El entierro se celebró al día siguiente, pero los protocolos de la pandemia obligaron a que el ataúd permaneciese cerrado, por lo que la familia no pudo darse cuenta del error hasta ayer, cuando Rogelia Blanco se presentó en la residencia de Xove, en donde también vive su marido.
Sobre este particular, la Fundación San Rosendo ha trasladado su pesar por este «desafortunado incidente» y ha apuntado que ya ha procedido «inmediatamente» a informar a las familias de la situación.
De hecho, ha remitido un escrito a los juzgados de Ourense y Viveiro a fin de que se inicien los trámites para corregir este error.
En paralelo, la fundación ha explicado que ha reforzado las medidas de control y seguimiento de los usuarios tras lo ocurrido y, acto seguido, ha lanzado un mensaje de tranquilidad a las familias.
«Este es un hecho puntual, de entre los más de cien traslados que se han realizado desde el pasado mes de diciembre a Os Gozos», concluye el comunicado.