El revolucionario método con el que Baleares ha eliminado la velutina
Asturias
El primer nido se localizó en 2015 y, desde que en 2018 apareció el último, no han vuelto a aparecer más
14 Dec 2020. Actualizado a las 05:00 h.
Baleares se ha convertido en el primer territorio europeo que declara erradicada la avispa asiática, o vespa velutina. Esta especie invasora que amenaza la biodiversidad, la agricultura y la apicultura había entrado en la isla de Mallorca en 2015 por el puerto pesquero de Sóller y, en julio de 2018, se localizó el último nido. No llegó a saltar de una isla a otra, tampoco llegó a haber una invasión como la que se ha vivido por ejemplo este año en Asturias y, desde hace dos años, no volvieron a aparecer más nidos. ¿Cuál fue el método utilizado para conseguirlo?
«En 2015 un apicultor cogió una avispa y le pareció rara. No la conocía y la llevó a la universidad, en donde una profesora supo valorar lo que estaba pasando y empezó a actuar con rapidez porque sabía que tenía que ser así para que no se disparara por toda la isla», explica el ingeniero agrónomo y especialista en la vespa velutina Juan Prado, que asesora en Asturias sobre esta especie. Esa profesora es Mar Leza, doctora en Biología que imparte Zoología en la Universitat de les Illes Balears, en la que alumnos y profesores diseñaron ya entonces una plataforma y aplicación móvil gratuita que funciona de manera similar a la AvisAP que existe en Asturias para recibir avisos. Se llamó Vespapp y recibió en 2017 el premio a la Divulgación de la Sociedad Catalana de Biología en 2017.
«Empezaron a perseguir a esas primeras avispas para dar con los nidos. Les costó dar con el primero y, cuando lo encontraron, ya estaba fuera la siguiente generación de reinas», relata Prado, que explica que al año siguiente se aumentó el trampeo y se fueron recabando colaboraciones para plantarle cara a la velutina en Mallorca. Como por ejemplo los Agentes de Medio Ambiente de Baleares que pidieron, a su vez, ayuda a compañeros de Cataluña que se desplazaron a la isla para explicarles cómo se persigue a la velutina.
Trampas de pescado
«Les dijeron que por la luz del sol tenía que ser o a primera hora de la mañana o a última de la tarde y Mar Leza también empezó a poner trampas en las inmediaciones de donde habían aparecido los nidos», cuenta Prado. Lo sorprendente es eran trampeos con trozos de pescado a los que no se les perdía de vista, sobre todo por las noches, hasta que las avispas aparecían: «Cuando lo hacían vigilaban la dirección que tomaban esas avispas y, si era por ejemplo sureste, colocaban otra trampa de pescado a unos 400 o 500 metros en esa dirección para vigilarla al día siguiente. Y, con esa maniobra y triangulando el territorio con las trampas, fueron localizando los nidos».
En los años siguientes, creció el número de nidos y se siguió realizando esta estrategia hasta que en 2018 se avistó el último. «Ya entonces tenían la certeza de haberlo eliminado a tiempo antes de que soltara a la siguiente generación de reinas y efectivamente en 2019 no apareció ninguno y este año han dado por hecho que la tienen controlada», indica Prado. Además, entre 2015 y 2018 las avispas asiáticas aparecieron en una zona de unos pocos kilómetros cuadrados de la isla, porque gracias a este método ni siquiera llegó extenderse por toda Mallorca.
El balance de esta erradicación, en la que participaron el servicio de Protección de Especies, los Agentes de Medio Ambiente, el Consorcio para la Recuperación de la Fauna de las Islas Baleares (COFIB), la UIB, el 112, la Diputación de Guipúzcoa y su cuerpo de Bomberos, los Agentes Forestales de Girona, los ayuntamientos afectados y varias asociaciones de apicultores y cazadores, se saldó con 32 nidos destruidos y 89 ejemplares capturados. También se recibieron 1.200 avisos de posibles alistamientos a través de la aplicación.
Dos guerras diferentes
En 2016 se instalaron 67 trampas; en el 2017, 250; en el 2018, 582; en el 2019, 576, y, este año, 280. Cifras irrisorias si las comparamos con las que existen en Asturias o en otras comunidades del norte de España. «En Galicia se destruyen unos 100.000 nidos anuales y, en Asturias, se registra casi 7.000 por la aplicación y pueden ser hasta 12.000. No tiene nada que ver. Además en Baleares lo pueden lograr porque es una isla y lo pillaron muy al principio. Empezaron con el primer nido. En Asturias además nos entró a la vez por el oriente y por el occidente. Está por todos los lados y ahora incluso también por León. El noroeste peninsular ya lo tiene conquistado», dice Prado, que deja claro que la de Baleares y la de Asturias son dos guerras contra la velutina diferentes.
Prado explica que también ha influido la necesidad de agua que tiene esta especie. «De hecho la invasión en España entró por el País Vasco y, viendo los mapas de su expansión, por Cataluña no llegó al Levante mientras que ya ha recorrido todo el norte y Portugal, desde donde está entrando en Extremadura. La necesidad que tiene de agua en verano es muy grande para poder hacer esos nidos y, en el Mediterráneo, con el clima seco, les cuesta más hacerlos».
Bolas de silo para hibernar
Tras un verano y un otoño explosivos de velutinas en Asturias, «ahora mismo con este este frío las reinas del año que viene ya están hibernando y los nidos aguantarán dependiendo del frio que venga, pero ahora mismo las reinas ya no están en ellos». Están guarecidas en zonas muy próximas a ellos. «Pueden estar en cualquier cobijo que puedan encontrar, últimamente descubro que les gusta mucho las bolas de silo porque la fermentación genera calor y les encanta, pero pueden estar en cualquier teja, ranura o donde encuentren calor», explica Prado.
En primavera comenzará la guerra de nuevo y volverán a ser fundamentales los trampeos. Prado, al respecto, insiste: «Más que poner muchas trampas mejor poner pocas y bien repartidas. No tiene ningún sentido colocar cuatro trampas en el mismo jardín, mejor es escoger el mejor sitio, el más soleado, y colocar una trampa. Nada más, aunque el cuerpo te pida poner siete porque tienes mucho árbol y mucha flor y está muy soleado». Y, por supuesto, usar la aplicación AvisAP para registrarlas y así permitir «que veamos cómo están distribuidas en el territorio».