Saba se adapta a la vida en libertad
Asturias
La osezna hallada en Proaza y liberada en la parte leonesa de Picos se adapta a su nueva situación, con otros dos ejemplares cerca
14 Jan 2020. Actualizado a las 11:39 h.
La osezna Saba, que fue liberada en noviembre en la parte leonesa de los Picos de Europa tras haber pasado meses en el Centro de Recuperación de la Fauna Salvaje de Cantabria y en el recinto de Valsemana, se está aclimatando a su nuevo entorno con normalidad y presenta un buen aspecto. Así se ha comprobado en el primer contacto visual desde que se procedió a su reintroducción hace dos meses, un periodo en el que personal del Gobierno del Principado, la Junta de Castilla y León y del propio Parque Nacional de Picos ha hecho un trabajo de seguimiento que ha permitido confirmar que el animal ha alternado periodos de inactividad, en los que ha estado a refugio, con otros en los que merodeaba en busca de alimento. También se ha confirmado la presencia de dos ejemplares subadultos de oso pardo en las proximidades.
La liberación de la osa se realizó en condiciones de extrema precaución y sin contacto con humanos para aumentar las posibilidades de éxito de su reintroducción en el medio natural, en una zona de Picos seleccionada por la disponibilidad de alimento y la baja presencia de personas. Asimismo, su traslado al núcleo oriental de la cordillera cantábrica se acordó por la contribución que puede suponer a la hora de conectar la población osera de esta área, no muy numerosa, con la del occidente, mucho más estabilizada.
La Guardería de Medio Natural del Principado, en colaboración con técnicos especializados, recogió a la cría en las inmediaciones del cercado osero de Proaza a finales de mayo de 2019 con desnutrición, deshidratación y alteraciones neurológicas. Tras experimentar una leve mejoría en un centro veterinario, se trasladó al Centro de Recuperación de la Fauna Silvestre, en Cantabria, unas instalaciones específicas para el tratamiento de esta especie. Durante los tres meses que permaneció allí, estuvo bajo control permanente y especializado, aunque sin contacto visual con sus cuidadores, y alcanzó un desarrollo óptimo, hasta llegar a los 23 kilogramos en septiembre.
En ese momento, fue trasladada al recinto leonés de Valsemana, espacio en semilibertad, aislado y con un adecuado enriquecimiento ambiental, como paso previo a su reintrodución en el medio natural a comienzos de noviembre en un espacio de la zona de Vega Baños que fue criticado por algunas organizaciones ecologistas que defendían que defendían que fuese liberada en una zona próxima a la de su captura.
Las administraciones de Asturias, Cantabria, Castilla y León y el Ministerio para la Transición Ecológica han colaborado en todo el proceso, lo que ha ayudado a actualizar los protocolos de rehabilitación, sedación, radiomarcaje, traslado y liberación de crías de oso pardo, algo de gran utilidad ante otros casos similares.