La derecha en mil pedazos
Asturias
La división interna del PP, la debilidad nacional y la presencia de otras tres opciones conservadoras, posibles factores del estancamiento de los populares
10 Jan 2020. Actualizado a las 05:00 h.
Los últimos comicios autonómicos dejaron un panorama bastante inquietante para la derecha asturiana, reflejo de la división interna y de la debilidad del PP en el ámbito nacional. Los populares vivieron una campaña con una gran pelea en público después de que la Génova en llamas que dejó Rajoy apostara por la candidatura de Teresa Mallada en detrimento de la presidenta regional, la veterana Mercedes Fernández.
Fernández había cosechado derrota tras derrota, y no le fue mucho mejor a Mallada. Tras el duro castigo de las generales, el PP asturiano se mantuvo como principal partido de la oposición, un premio de consolación, ya que perdía un escaño frente al anterior mandato y los socialistas les doblaron en número. Después del adelanto electoral de noviembre, con una recuperación relevante del PP en su representación en el Congreso y la marcha de Mercedes Fernández de la presidencia del partido regional para ocupar la cabeza de lista de la candidatura al Senado, el camino para la resolución del liderazgo de la formación parecía aclararse más a favor de Teresa Mallada.
La portavoz parlamentaria veía despejado de enemigos internos el ámbito orgánico del partido (con un hueco en la presidencia y otro en la secretaría general sin cubrir tras la ruidosa suspensión del cherinista Luis Venta), mientras se prolongaba sine die la situación de interinidad, fijados los ritmos por Génova, sin prisas para llegar a un congreso en 2020. Sin embargo, dos reveses sucedidos en los tribunales cayeron como losas sobre el despegue electoral. Uno, que atañía a Mallada directamente, la petición de la Fiscalía Anticorrupción para que se le investigara por un presunto delito de prevaricación y, dada su condición de aforada, que lo hiciera el Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA).
Otro tuvo un impacto tangencial, pero de mal aspecto para la imagen del partido y con consecuencias de alcance inesperado: la absolución de Luis Venta ante la acusación de un delito leve de amenazas lanzada por el entonces edil gijonés y hoy diputado autonómico Pablo González, en un juicio sobre misivas con advertencias injuriosas en el que se cruzaron hasta imágenes de las cámaras de seguridad de la oficina de Correos desde donde se tramitó el envío. Punto de set para Cherines.
En su defensa ante la petición de la Fiscalía Anticorrupción, Mallada ya estaba investigada antes de los comicios, pero por un tribunal inferior. La portavoz del PP replicó que la investigación abarca al conjunto de la corporación del concejo de Aller que aprobó la cesión del suelo para la construcción de la residencia de Montepío y que su grupo estaba en la oposición. Esta ramificación del Caso Hulla señala que todos los miembros de la Junta de Gobierno y del pleno del ayuntamiento actuaron sin tener en cuenta informes negativos de los funcionarios sobre la operación.
El PP asturiano se encuentra en una situación de vacío de poder desde la marcha de Mercedes Fernández al Senado. Un cambio tomado a su pesar y reclamado por la dirección nacional tras asistir a meses de enfrentamientos abiertos con la portavoz parlamentaria. En circunstancias normales, tras la renuncia del presidente regional, asume un liderazgo provisional el secretario general hasta la celebración de un congreso. Sin embargo, en Asturias no había secretario general. El partido está a la espera de que termine la incertidumbre sobre la investidura en el Gobierno central. El congreso autonómico se pospondrá hasta 2020. Fuentes internas señalaron que no tendría lugar antes de febrero, al menos. Será necesario además que se elija al nuevo presidente mediante el sistema de doble vuelta que rige los estatutos del PP por los que en una primera rondan votan los militantes y, después, hay una criba de candidatos principales elegidos por los compromisarios.