La Voz de Asturias

El PP asturiano, en piloto automático hasta 2020

Asturias

L. Ordóñez
Teresa Mallada

Sin presidente interino ni secretario general, el congreso para la elección de la nueva dirección regional no se celebrará al menos hasta febrero

05 Dec 2019. Actualizado a las 12:51 h.

Tras los convulsos meses que siguieron a la designación por parte de Génova de Teresa Mallada como candidata en las elecciones autonómicas, las aguas internas del PP asturiano parecieron apaciguarse un poco con la renuncia de Mercedes Fernández a la presidencia del partido regional y su marcha al Senado (escaño que logró en noviembre). Sin embargo, la formación se mantiene con una dirección interina fantasma, en la que no hay un responsable nombrado por Madrid y también sin secretario general después de la suspensión de Luis Venta por un caso de supuestas amenazas que se está dirimiendo en los tribunales. El PP de Asturias tiene dos relevantes huecos en la cúpula de su directiva (ni presidente, ni secretario general) y no hay perspectivas de que esa situación se resuelva en el corto plazo. Todo lo que quedó aparcado por la repetición electoral se mantiene por el momento en el mismo estado y no hay fechas fijadas tampoco para la celebración de un congreso regional en el que debe concretarse el nombre de quien se pondrá al frente de la presidencia regional, no al menos hasta comienzos del año próximo y no antes de febrero.

Cuando Génova designó a Mallada como candidata, apartando a Mercedes Fernández (que seguía en la presidencia del partido), se produjo una situación de bicefalia que resultó explosiva y que hizo que los choques de liderazgo fueran constante e intermitentes. Finalmente Cherines dio su brazo a torcer a finales de septiembre, durante una reunión en Madrid de la dirección nacional del partido. Casado alabó a la política asturiana tras el anuncio de su renuncia y tuvo palabras en las que declaró su intención de contar con ella «Madrid»; algo que se concretó con su candidatura al Senado y el escaño que obtuvo en los comicios del 10N. Pero en aquella jornada se afirmó también que el PP asturiano seguiría el modelo de Canarias para renovar su dirección. En el archipiélago, tras la dimisión de su presidente, tomó las riendas del partido de forma provisional la secretaria general hasta que un nuevo presidente salió de un congreso regional. Pero en Asturias, en el momento de la marcha de Cherines, Luis Venta ya había sido suspendido, y no sustituido, como secretario general. Ese vacío de poder todavía persiste hoy, a pesar de lo explicado entonces por la dirección nacional. 

En el día a día del PP asturiano, el gerente de la formación se ocupa de gestionar las cuestiones cotidianas y que atañen a la plantilla del partido y la sede regional. El grupo parlamentario también se organiza por su cuenta y las juntas locales hacen lo propio. Distintas fuentes del partido destacaron que no han tenido noticias de Génova sobre el anuncio de septiembre de nombrar un presidente interino y que, en todo caso, el congreso en el que se eligirá la dirección definitiva (y que se aplazó por la repetición electoral), no se celebrará en este 2019 porque ya no hay tiempo y tampoco, al menos, durante el primer mes de 2020, en el que varios días festivos complican la organización del cónclave.

El transcurso de los meses ha jugado a favor de Teresa Mallada a la hora de consolidar su posición de partida para hacer suya también la dirección orgánica asturiana además de la portavocía en el parlamento. Suma puntos que de este modo se resolvería la bicefalia dentro de la formación y que, tradicionalmente, siempre ha resultado muy mal en la organización conservadora, al menos en el Principado y ya desde el tiempo en el que, incluso habiendo ganado el gobierno autonómico (con Sergio Marqués) el reparto de poder terminó en fractura. Mallada ha contado además con el respaldo público del alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, el principal de los ediles del PP en Asturias y que en septiembre, sólo unos días después de la marcha de Cherines, declaró que «Teresa llegó como candidata a la presidencia del Principado de Asturias, Teresa tiene mucha fuerza, tiene preparación, y tiene juventud, lo tiene todo. Pero yo no debo tampoco opinar, yo valoro a la persona de Teresa como la mejor candidata. Pero esto es Madrid el que tiene que decidir el tema, yo tampoco puedo opinar. Mi sentimiento es ese, pero símplemente un sentimiento». 

No ha habido más apoyos, o al menos tan relevantes, de forma pública en los últimos meses, pero Mallada se ve fuerte e incluso ha señalado a afiliados de su confianza que se ve con posibilidades de ganar un congreso regional. En los últimos meses se llegó a especular con la posibilidad de que fuera otra mujer, Paloma Gázquez, la que tomara las riendas del partido en el ámbito orgánico pero eso hubiera exigido su renuncia a la candidatura al Congreso donde era cabeza de lista por ser estatutariamente incompatible. Paloma Gázquez repitió como candidata al Congreso y esta semana tomó posesión de nuevo de su escaño en las cortes.

Ya sea en febrero o en una fecha posterior, el congreso regional para elegir a la nueva dirección del partido deberá celebrarse con el particular sistema de doble vuelta del PP para la participación de sus afiliados. En una primera ronda, los militantes pueden votar de forma individual a su aspirantes favorito, los que superen un porcentaje mínimo de sufragios deberán someterse a una segunda vuelta pero con un censo distinto, ya que en esta votación sólo participan los compromisarios (diputados, cargos orgánicos, propuestos por juntas locales y también de NNGG). Fue con este sistema con el que había sido elegida Mercedes Fernández en un congreso con muy poca participación (apenas votaron algo más de 2.000 militantes en una partido que presume de superar los 18.000 afiliados) pero por abrumadora mayoría (1.536 votos frente a los 189 cosechados por su única rival en aquel cónclave: Carmen Maniega). También Pablo Casado fue elegido presidente del PP con este sistema, aunque obtuvo su victoria gracias al voto de los compromisarios en la segunda vuelta. En la primera, con los sufragios directos de los afiliados, había obtenido más apoyos Soraya Saenz de Santamaría.


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